A los maestros no se les pega

El
pasado día 4 de abril, en una manifestación de protesta de los docentes
argentinos por mejoras salariales y en defensa de la enseñanza pública,
una carga policial en la provincia de Neuquen, al sur de Argentina,
terminó con la vida de Carlos Fuentealba, maestro de secundaria.
Adjuntamos el texto del periodista Mex Urtizberea, publicado en La
Nación como protesta por este acto de abuso de poder intolerable.
 
A LOS MAESTROS NO SE LES PEGA
Lo sabe un chico de cuatro años, de salita celeste,
que ni siquiera sabe hablar correctamente.
Lo sabe un chico de seis años,
que ni siquiera sabe escribir.
Lo sabe un chico de doce años,
que desconoce todas las materias

Por en Para familias

El
pasado día 4 de abril, en una manifestación de protesta de los docentes
argentinos por mejoras salariales y en defensa de la enseñanza pública,
una carga policial en la provincia de Neuquen, al sur de Argentina,
terminó con la vida de Carlos Fuentealba, maestro de secundaria.
Adjuntamos el texto del periodista Mex Urtizberea, publicado en La
Nación como protesta por este acto de abuso de poder intolerable.

 

A LOS MAESTROS NO SE LES PEGA

Lo sabe un chico de cuatro años, de salita celeste,

que ni siquiera sabe hablar correctamente.

Lo sabe un chico de seis años,

que ni siquiera sabe escribir.

Lo sabe un chico de doce años,

que desconoce todas las materias

que le deparará el secundario.

Lo sabe un adolescente de diecisiete años

aunque sea la edad de las confusiones,

la edad en la que nada se sabe con certeza.

Lo saben sus padres.

Lo saben sus abuelos.

Lo sabe el tutor o encargado.

Lo saben los que no tienen estudios completos.

Lo sabe el repetidor.

Lo sabe el de mala conducta.

Lo sabe el que falta siempre.

Lo sabe el rateado.

Lo sabe el bochado.

Lo sabe hasta un analfabeto.

No se le pega a un maestro

No se le puede pegar a un maestro.

A los maestros no se les pega.

Lo sabe un chico de cuatro años, de seis, de doce, de diecisiete,

lo saben los repetidores, los de mala conducta, los analfabetos,

los bochados, sus padres, sus abuelos

cualquiera lo sabe,

pero no lo saben algunos gobernadores

 

Son unos burros.

No saben lo más primario.

Lo que saben es matar a un maestro.

Lo que saben es tirarles granadas de gas lacrimógeno.

Lo que saben es golpearles con un palo.

Lo que saben es dispararles balas de goma.

A los maestros

A maestros

Lo que no saben es que se puede discutir con un maestro.

Lo que no saben es que se puede estar en desacuerdo

con lo que el maestro dice o hace.

Lo que no saben es que un maestro puede tener razón o no tenerla.

Pero no se le puede pegar a un maestro

No se le pega a un maestro.

A los maestros no se les pega

Y no lo saben porque son unos burros.

Y si no lo saben que lo aprendan.

Y si les cuesta aprenderlo que lo aprendan igual.

Y si no lo quieren aprender por las buenas,

que lo aprendan por las malas.

Que se vuelvan a sus casas y escriban mil veces en sus cuadernos

lo que todo el mundo sabe menos ellos,

que lo repitan como loros hasta que se les grabe,

se les fije en la cabeza,

lo reciten de memoria y

no lo olviden por el resto de su vida;

ellos y los que los sucedan,

ellos y los demás gobernadores,

los de ahora, los del año próximo

y los sucesores de los sucesores,

que aprendan

lo que saben los chicos de cuatro años,

de seis, de doce, los adolescentes de diecisiete,

los rateados, los bochados, los analfabetos,

los repetidores, los padres, los abuelos, los tutores

o encargados, con o sin estudios completos:

Que no se le pega a un maestro.

No se le puede pegar a un maestro.

No debo pegarle a un maestro.

A los maestros no se les pega.

Sepan,
conozcan, interpreten, subrayen, comprendan, resalten, razonen,
interioricen, incorporen, adquieran, retengan este concepto,

aunque les cueste porque siempre están distraídos,

presten atención y métanselo en la cabeza:

Los maestros son sagrados

Mex Urtizberea (para La Nación)