“Que estemos cerradas no significa que no estemos aquí para nuestros lectores”
Cada tarde a la hora de la merienda, en Madrid, Laura Vila se sienta frente el móvil para contar cuentos a los más pequeños a través de los directos de Instagram. Ella es la cara de la Pequeña Alberti (Librería Alberti) y se encarga, junto a Lola Larumbe, de mantener el contacto con los lectores y con […]
Cada tarde a la hora de la merienda, en Madrid, Laura Vila se sienta frente el móvil para contar cuentos a los más pequeños a través de los directos de Instagram. Ella es la cara de la Pequeña Alberti (Librería Alberti) y se encarga, junto a Lola Larumbe, de mantener el contacto con los lectores y con la literatura mientras dure el confinamiento.
“El contacto con la gente es una parte esencial de nuestro día a día“, nos cuenta. Abrir una ventana en las redes es una manera de “mantener ese contacto, sobre todo ahora, cuando hay muchos niños en casa. La respuesta de los niños y de los padres está siendo increíble. Hemos recibido mensajes de Oslo, Argentina, Nueva York, Chile, Córdoba o Ponferrada. No hacen más que decirnos que cuando esto acabe, van a venir a vernos a la librería”
Con secciones como Hola, Hola, los cuentos y propuestas de actividades, como hacer una acampada en el salón, bailar con los padres o hacer flores de manualidades que adornarán el escaparate de la Alberti en la reapertura, dice Laura que “los niños en casa están jugando a ser libreros. Le cuentan cuentos a sus peluches, a sus hermanos, me preguntan que qué hay que estudiar para ser libreros. Dentro de lo difícil que esto es, está siendo precioso“.
En Extremadura, cada primavera, las laderas del Valle del Jerte se inundan de blanco con la floración de los cerezos. Un mes y medio después, con las frutas ya maduras, los colores que predominan son el rojo y el verde.
Esa imagen le sirve estos días de refugio a Cristina Sanmamed de La Puerta de Tannhäuser. “Visualizo ese momento. Creemos que será cuando volvamos a abrir la librería y tenemos muchas ganas. En Plasencia hay unos lectores increíbles. Sé que la gente nos está esperando“.
Esta librería, que abrió hace más de un año La Pecera, especializada en LIJ, han puesto en marcha la campaña “cuando maduren las cerezas“, una forma de incentivar la venta online y de fomentar la entrega segura, cuando ya hayamos superado la emergencia sanitaria.
Estos son algunos de los ejemplos de las acciones que están llevando a cabo las librerías que forman parte de Kirico para sobrellevar el desconcierto, la incertidumbre y la preocupación que impera estos días, dos semanas después de la implantación de las medidas de cierre y confinamiento ante la pandemia. El vértigo, como lo describe Elena Martínez desde Tres Cantos.
Las librerías no se sienten únicas ni especiales. Saben que la prioridad es la salud. “Estamos sanos, por suerte“, asegura Jorge Cabezas de Somnis de Paper, desde Benetússer. Y saben que forman parte de un amplio colectivo de autónomos y pequeños comercios, del sector del libro y de otros sectores, que se están viendo muy afectados por el impacto económico de esta situación tan terrible.
En una conversación con ellos, surgen muchos interrogantes. ¿Seremos capaces de aguantar? ¿Conseguirá el sector del libro mantenerse unido? ¿Cómo reaccionará la gente cuando esto pase?, se pregunta Héctor Monterrubio de Librería Ícaro (Segovia) ¿Qué huellas nos dejará el miedo? ¿Servirá esta situación para concienciar acerca de la importancia del pequeño comercio y la cercanía, o bien, como teme Jorge, se acostumbrará la gente a comprar online?
Ante este caos, la mayoría de las librerías han optado por seguir cultivando el concepto de comunidad a través de sus redes. “Que se acuerden de nosotros cuando todo vuelva a la normalidad“, dice Jorge. O como explica Héctor “seguimos estando presentes porque que estemos cerrados no significa que no estemos aquí para nuestros lectores“.
Desde Sevilla, Rayuela Infancia no ha querido perder la oportunidad de celebrar el próximo 2 de abril el Día de la Literatura Infantil y Juvenil. Cada año, desde hace trece, organizan una de sus actividades más hermosas y a la que más cariño le tienen: Las niñas y los niños cuentan.
En una primavera tan diferente, y en unas circunstancias tan difíciles, lo seguirán haciendo pero… desde casa. Quizás no sea posible el contacto personal pero han querido mantener el placer de escuchar a los niños contando historias a través de vídeos.
“En muchos casos son niños a los que hemos visto crecer y que participan todos los años. Como Marco, que es un narrador nato y que ha enviado un cuento africano. Pero este año, incluso, nos han llegado cuentos desde Chile. Se nos caen los lagrimones de la emoción“, cuenta Lola Gallardo.
A la librería ourensana Aira das Letras, especializada en obras ilustradas para todos los públicos y que compagina librería y editorial, la crisis le ha coincidido con la publicación de un nuevo proyecto editorial, Carriandola.
Este cómic de Aloysius y de Simón Blanco se desarrolla en la comarca de Allariz-Maceda, por donde discurre un tramo de la ruta del Camino de Santiago, y tiene como protagonista a Mariña, una niña especial, alérgica a las mentiras, que vive en un 2020 alternativo y algo apocalíptico.
Como explica Carlos Airas, la intención es publicarlo en papel pero, mientras no sea posible, han compartido su versión digital en gallego, inglés y castellano.
Los encuentros con autores de LIJ a través de Zoom y los cuentos que realiza Elena de Librería Serendipias (Tres Cantos, Madrid), una nueva edición de El Libro a Ciegas de El Bosque de la Maga Colibrí (Gijón), los cuentos nocturnos de Fernando Valderde de Librería Jarcha (Vicálvaro), las adivinanzas y los cuentos de Librería Plastilina (Cádiz), las sesiones virtuales de Leemos en familia y el fomento de la escritura a raíz de la lectura por capítulos de Liberespacio (Madrid), las recomendaciones en vídeo y el reto para el día 2 de El árbol de las palabras (Jérez de la Frontera), los talleres online y concursos que preparan en Somnis de Paper (Benetússer, Valencia) … todos son ejemplos de iniciativas libreras para mantener el contacto con sus públicos. Y para resistir.
Pero, en este contexto social tan complejo, también hay librerías que quieren reivindicar el bien común. Es el caso de La Buena Vida (Madrid).
Tal y como argumentó Jesús Trueba en Publishnews, “me parece sorprendente que en sociedades de gran tradición democrática como las europeas, en una situación como la actual puedan confinar a los ciudadanos en sus casas mediante un Real Decreto y que sin embargo, no se puedan decretar medidas igualmente excepcionales para imponer retenciones de la facturación que grandes empresas tecnológicas tienen en cada uno de nuestro países. Es realmente triste y significativo“.
Y las hay que consideran muy necesario el silencio y la reflexión.
“La educación literaria y la lectura como formadora del pensamiento crítico, cuestionador, de nuestra formación como seres humanos y ciudadanos, brilla por su ausencia“, asegura Lara Meana desde Gijón (El Bosque de la Maga Colibrí), en un artículo que publicaremos con motivo del Día del Libro Infantil.
Y añade: “Nuestra sociedad está volcada en lo digital, sin entender que manejar la información para producir conocimiento y reflexión también requiere de lectores críticos y competentes. Durante el confinamiento necesitamos evasión y acudimos al cine, a las series y a los libros; pero la educación literaria es necesaria para poder generar un discurso a partir de las lecturas, no solamente consumirlas.
Se necesita un cambio en la percepción de la infancia, una seria reflexión sobre qué significa leer, qué tipo de libros escogemos para los niños y niñas, qué objetivos reales se esconden tras nuestras elecciones.
Se necesita un PACTO institucional por LA LECTURA, una revalorización de la importancia del acto de leer, tan devaluado socialmente en la actualidad”
Imagen de portada: Shinsuke Yoshitake, La curiosa librería (Pastel de Luna)