Cuestionario librero 112: Jon Bilbao
Desde la semana que viene el “cuestionario librero” se trasladará por unos días a Vizcaya (concretamente a Plentzia, Algorta y Bilbao, con una escapada alavesa hasta Llodio) para empezar a “peinar” la zona en busca de escritoras/es que nos cuenten sus experiencias y preferencias lectoras. Pero, casi a modo de prólogo, es en Pamplona donde […]
Desde la semana que viene el “cuestionario librero” se trasladará por unos días a Vizcaya (concretamente a Plentzia, Algorta y Bilbao, con una escapada alavesa hasta Llodio) para empezar a “peinar” la zona en busca de escritoras/es que nos cuenten sus experiencias y preferencias lectoras. Pero, casi a modo de prólogo, es en Pamplona donde asaltamos a Jon Bilbao, asturiano pero habitante desde hace mucho del Casco Viejo de Bilbao, porque fue allí, en la Feria del Libro de la plaza del Castillo, donde las librerías navarras le concedieron el premio al mejor libro de ficción de 2020 por su excelente Basilisco, un libro que le ha colocado definitivamente en su lugar: desde hace diez años se viene escuchando que Bilbao es uno de los mejores narradores españoles, lo cual sonaba arriesgado por entonces y ahora, sin embargo, empieza a ser una obviedad. Quien leyera esa obra maestra que es El silencio y los crujidos, o este Basilisco, sabe que en esa certeza no hay mucho lugar para la exageración. Nosotros sentimos debilidad por Shakespeare y la ballena blanca, una novela muy curiosa (curiosa, incluso, dentro de su propia trayectoria), o por muchos de los cuentos de Estrómboli, pero ya en la primera parte de su obra hay títulos tan potentes e historias tan bien caviladas como la de Padres, hijos y primates. Impedimenta publica en septiembre una nouvelle, Los extraños, que ya hemos podido leer y sobre la que no se puede adelantar nada, salvo alegrar a todos sus lectores avisando de que es “puro Bilbao”: ovnis en Ribadesella, parejas en crisis, violencia contenida pero extrema, tensión inconcreta pero claramente insoportable, amenazas vagas pero salvajes, apariciones inquietantes, animales alterados, primos, escritores y traductores… Bilbao es ingeniero de formación, y se nota, no sólo por la precisión de sus detalles sino por la solidez de sus estructuras, que logran un equilibrio perfecto entre lo mucho que se dice y lo muchísimo que se sugiere. Siempre tímido y siempre amable, Jon Bilbao recibe el cuestionario librero un poco a traición, en medio de la entrega de los premios, y esta vez viene con una última pregunta de uno de los “premiadores”, Daniel Rosino, de la Librería Walden (Pamplona).
[Fotografía: Jon Bilbao, en Pamplona, 4 de junio de 2021. Fotografía de Juan Marqués.]
¿Cuál fue el libro que inoculó en ti el veneno de la lectura?
Empecé leyendo cómics, sobre todo álbumes franco-belgas: Tintín, Lucky Luke, el Teniente Blueberry, MacCoy… Guardo muy buen recuerdo de una colección de la editorial Bruguera que se llamaba Poquet de Ases. Eran unos tomitos, cada uno dedicado a un superhéroe, ya fueran de Marvel o de DC, donde las historias no estaban ordenadas cronológicamente. El formato era más pequeño que el de los tebeos originales así que el dibujo no se apreciaba bien. Pero el principal problema estaba en los bocadillos de texto. Al quedar tan reducido el espacio, los textos se ofrecían abreviados, en un estilo casi telegráfico que, leído hoy, de adulto, me parece ininteligible. Sin embargo, cuando era niño todo me parecía perfectamente coherente y muy alucinante.
¿Hay algún personaje de novela al que te gustaría parecerte (o te hubiera gustado cuando lo leíste)?
En un primer momento, quizás el Gatsby de Fitzgerald. Pero ahora, después de haber releído la novela varias veces, me parece un personaje digno de lástima, cuando no despreciable.
¿Cómo eliges tu siguiente lectura? ¿Qué peso tiene la selección de la librería o la recomendación del librero / de la librera en tu decisión de compra?
La mayoría de las veces un libro me lleva al siguiente de manera natural, bien porque busque afinidad o porque me apetezca el contraste. También me fío mucho del criterio de sellos con cuya línea editorial sintonizo. Si Malas Tierras, Dirty Works o Es Pop —por poner sólo tres ejemplos— publican un libro del que nunca he oído hablar, por poco que me llame la atención, ese libro cae.
Sé valiente, por favor: ¿qué lectura “insoslayable” tienes todavía pendiente?
No he leído casi nada de Dostoievski, tampoco Las uvas de la ira de Steinbeck ni El maestro y Margarita de Bulgákov. La lista podría alargarse muchísimo.
¿Sabes de algún libro extranjero que habría que traducir con urgencia, o alguno descatalogado o muy desconocido que haya que reeditar para bien del mundo?
Me sorprende que, habiendo tantas editoriales lanzadas a los rescates literarios, todavía nadie le haya hincado el diente a John Gardner, alguien a quien hoy se recuerda más por sus manuales de escritura creativa y por haber sido el mentor de Raymond Carver, pero que cuenta con una obra narrativa muy personal y poderosa.
Algún vicio inconfesable sobre libros (subrayar, tirar a la basura, robar, gastarte lo que no tienes, esconder los libros que compras para que no te riñan en casa, hacer listas y hasta estadísticas con los libros que lees, leer hasta el ISBN y el colofón…)
Me temo que no tengo ninguno, a no ser que comprar más libros y cómics de los que puedo leer sea un vicio.
Define tu perfil de librero/a ideal: tímido/a, parlanchín/a, con un ordenador en la cabeza, sabelotodo, a la última, clásico/a…
Me gusta que estén bien informados pero, a riesgo de parecer desagradable, me gusta también que me dejen tranquilo, que no me apabullen con recomendaciones no solicitadas.
¿Qué tiene que tener una librería para que te apetezca volver a ella?
Un buen fondo, una mesa de novedades que no se ciña a lo previsible y un espacio para editoriales poco conocidas. En fin, que pueda encontrar libros inesperados.
Recomiéndanos, por favor, un clásico (o varios) y un libro reciente.
Clásico: El final del affaire de Graham Greene. Reciente: Solenoide de Mircea Cartarescu.
[Y la pregunta 10 la lanza hoy Daniel Rosino, de la Librería Walden (Pamplona):]
“En tu doble condición de escritor y traductor, minucioso y documentado, ¿de qué manera se relacionan ambas profesiones (si es que acaso no son la misma)? ¿Cómo las manejas? ¿Cómo encaras uno u otro trabajo, cómo es esa responsabilidad?”
Intento compartimentar las dos ocupaciones. Cuando alguien lee un libro traducido por mí, no lo hace por el nombre del traductor sino por el de la autora o el autor, así que espera que el estilo del texto en castellano sea lo más parecido posible al estilo del texto original. Nadie quiere un cóctel aguado donde se combinen el estilo del autor y el del traductor. Dedicarme también a escribir narrativa me ayuda a reproducir el estilo, sin limitarme nada más que a traducir el mensaje. Pero, claro está, eso es algo que un buen traductor literario que se dedique exclusivamente a ello también sabe hacer.