Entrevistas

Cuestionario librero 57: Rafael Reig

Lo de Rafael Reig es, al menos, una doble vida. Por un lado, este asturiano de Cangas de Onís con orígenes valencianos tomó hace siete años las riendas de la Librería Fuenfría, de Cercedilla, en lo más alto y más luminoso de la Sierra del Guadarrama, cambiando la ciudad por la montaña, y de vuelta […]

Lo de Rafael Reig es, al menos, una doble vida. Por un lado, este asturiano de Cangas de Onís con orígenes valencianos tomó hace siete años las riendas de la Librería Fuenfría, de Cercedilla, en lo más alto y más luminoso de la Sierra del Guadarrama, cambiando la ciudad por la montaña, y de vuelta de varios años dando clases de Literatura en universidades de Estados Unidos. Por otro, en su faceta más visible, es uno de los narradores más curiosos, conscientes y distintos de la penúltima generación de narradores españoles, autor de varias novelas muy diferentes entre sí hasta llegar a Amor intempestivo, con la que este 2020 ha entregado una primera “rendición de cuentas” sobre su propia vida, y con la que ha emocionado a muchos nuevos lectores. La autoironía y la ternura se trenzan en esta nueva obra para hacer una recapitulación de su trayectoria, tanto la estrictamente personal como la literaria, que comenzó despacio (“durante décadas la prensa se acostumbró a menudo a hablar de mí, aunque siempre con el desconcertante seudónimo de y otros escritores“…) pero ha logrado llegar a los hitos de Lo que no está escrito o Para morir iguales. Hoy el “cuestionario librero” se sube al tren de cercanías y se va a Cercedilla, para ser entregado a Reig en su librería, con pregunta final de Marina Sanmartín (de Cervantes y Compañía, en Madrid).

[Fotografía: Rafael Reig, en Cercedilla (Madrid), 3 de diciembre de 2020. Fotografía de Juan Marqués.]

¿Cuál fue el libro que inoculó en ti el veneno de la lectura?

Sobre todo los libros de Los Cinco, lograban hacerme pasar una tarde entera leyendo, y me sentía feliz y completo, lo que me hizo buscar más libros, Edgar Allan Poe, El Zorro, Los Panzer de la muerte, de Sven Hassel… En fin, de todo.

¿Hay algún personaje de novela al que te gustaría parecerte (o te hubiera gustado cuando lo leíste)?

Siempre he querido parecerme al  protagonista sin nombre de El gran momento de Mary Tribune, de García Hortelano. Culto, bebedor, irónico y con una creatividad verbal espectacular.

¿Cómo eliges tu siguiente lectura? ¿Qué peso tiene la selección de la librería o la recomendación del librero / de la librera en tu decisión de compra?

Ahora que llevo ya siete años de librero, tengo pocos libros en casa, y creo que la actualidad es enemiga de la cultura; suelo echar un vistazo a los libros que ya no son novedades: si apetece leerlos dos o tres años después, será que valen la pena. Cuando aparece la edición de bolsillo es cuando echo un vistazo a las novedades.

Sé valiente, por favor: ¿qué lectura “insoslayable” tienes todavía pendiente?

Tantísimas. Hegel, sólo he leído la mitad de la Fenomenología del espíritu, y me encantó, pero se me cruzaron otras cosas. Casi todo Kant, también. El idiota, de Dostoievski. La montaña mágica, de la que sólo he escalado hasta la cota de las 250 páginas y que me da una pereza invencible.

¿Sabes de algún libro extranjero que habría que traducir con urgencia, o alguno descatalogado o muy desconocido que haya que reeditar para bien del mundo?

A mí me interesó mucho Austin Wright, del que creo que ahora sólo está disponible Tres noches (que antes tuvo otra edición con el título original, Tony y Susan), pero me gustaría que se pudiera leer en español First Persons, una extraordinaria novela. En cuanto a descatalogados, fui hace poco a una mesa redonda sobre Osvaldo Soriano y, para releer su libros -a pesar de ser librero-, tuve que pedir ayuda a una amiga bibliotecaria; me pareció desolador charlar sobre libros ante una audiencia que no tenía posibilidad de comprar ninguno de ellos.

Algún vicio inconfesable sobre libros (subrayar, tirar a la basura, robar, gastarte lo que no tienes, esconder los libros que compras para que no te riñan en casa, hacer listas y hasta estadísticas con los libros que lees, leer hasta el ISBN y el colofón…)

Nada grave. Cuando doy clases sobre un libro, me compro otro ejemplar para destrozarlo con notas, subrayados y todo tipo de sugerencias para la clase. En casa tengo pocos libros, pero bien ordenados, y siempre en mi mesa hay cinco o seis pendientes de lectura. Me encantan los diccionarios y libros de referencia, y hace dos años tuve que comprar otro diccionario de Casares, porque el primero que compré, a los veinte años, estaba deshecho por el uso.

Define tu perfil de librero/a ideal: tímido/a, parlanchín/a, con un ordenador en la cabeza, sabelotodo, a la última, clásico/a…

Caramba, eso sería hacer un autorretrato. A mí me gusta que me dejen tranquilo mirando libros y que, si intento mantener conversación, el librero tenga paciencia y cultura. Siempre me ha parecido vital la relación con libreros y camareros, necesito que quieran y me valoren como lector y bebedor, y está claro que cualquier buen camarero sería buen librero, y viceversa.

¿Qué tiene que tener una librería para que te apetezca volver a ella?

Aparte del trato, del que ya hemos hablado, tiene que tener buenos libros, como parece obvio. Cuando mis clientes me dicen que tengo libros interesantes, les respondo: no, lo que tengo son buenos clientes. La librería también la hacen los clientes, que piden libros insólitos, de los que yo pido más ejemplares, porque sé que le van a interesar a más personas.

Recomiéndanos, por favor, un clásico (o varios), y un libro reciente.

He disfrutado mucho con Las confesiones del estafador Felix Krull, de Thomas Mann. Si bien no logré subir la montaña mágica, esta novela me deslumbró. Recientes son dos libros que recomiendo con entusiasmo, Una Odisea, de Daniel Mendelsohn, que es una reflexión sobre cómo leer, y también Las chicas, de Emma Cline, un sombrío desvelamiento de la vulnerabilidad de la mujeres jóvenes en una sociedad machista.

[Y la pregunta 10 la lanza Marina Sanmartín, librera en Cervantes y Compañía (Madrid):]

“Sobre tu última novela y lo que tiene de autobiográfica, quería preguntarte: ¿cómo ha afectado a su percepción de la realidad, a sus recuerdos, el proceso de convertirlos en ficción, de utilizarlos para una “mentira” literaria?
Para mí se ha convertido en un proceso de comprensión, me ha obligado a comprender (aunque no a perdonar) mi propia vida y me ha ayudado a encontrar el centro nervioso por debajo de lo que podríamos llamar el mundanal ruido, o en otras palabras un sentido ético por encima del azar.