Cuestionario Librero nº 3: María Alcantarilla
El premio de poesía de ‘Las Librerías Recomiendan’ correspondiente a 2019 recayó en Introducción al límite, de María Alcantarilla (Fundación José Manuel Lara), quien también ha aceptado someterse a nuestro “Cuestionario librero” (recuerden: todas las preguntas fueron propuestas por libreras/os de librerías independientes). Alcantarilla, sevillana en Cádiz, acaba de terminar la que será su […]
El premio de poesía de ‘Las Librerías Recomiendan’ correspondiente a 2019 recayó en Introducción al límite, de María Alcantarilla (Fundación José Manuel Lara), quien también ha aceptado someterse a nuestro “Cuestionario librero” (recuerden: todas las preguntas fueron propuestas por libreras/os de librerías independientes). Alcantarilla, sevillana en Cádiz, acaba de terminar la que será su segunda novela, y anda siempre sumergida en lecturas, borradores, cámaras de fotos…
- ¿Cuál fue el libro que inoculó en ti el veneno de la lectura?
- Creo que, más que un libro —que también—, es una imagen: la mesita de noche de mi madre, siempre llena de ellos, y en la cúspide: Pessoa. El libro del desasosiego en la edición de Biblioteca Breve, de Seix Barral. He pensado en muchas ocasiones que a la lectura hay dos maneras de acercarse (siendo niño, claro): una emocional y otra lógica. En mi caso parte de la primera, de una deuda emocional que nace del desconcierto, del hecho de querer acceder al imaginario de una persona, mi madre, que en muchas ocasiones sentía lejano.
- ¿Hay algún personaje de novela al que te gustaría parecerte (o te hubiera gustado cuando lo leíste)?
- Me ha costado trabajo llegar a él, pero sí. Me hubiese gustado parecerme, cuando leí La montaña mágica, a Settembrini. Porque, a pesar de sus contradicciones, o quizá por ellas, me parece un personaje luminoso. Su “Enciclopedia del sufrimiento” es otra forma de entender la “lucidez” tan bien descrita por Pizarnik.
- ¿Cómo eliges tu próxima lectura? ¿Qué peso tiene la selección de la librería o la recomendación del librero / de la librera en tu decisión de compra?
- Generalmente me organizo por la inercia de la anterior lectura. Es decir, busco afines, autores de los que bebe quien me ha “tocado” en un sentido o en otro. Es un ejercicio agradable y nutritivo reconstruir el imaginario de quienes ni siquiera conocemos. En cuanto al peso que tienen las recomendaciones del librero, no suele ser mucho. Quizá —seguro— más por mi carácter que por el buen hacer de él/ella.
- Sé valiente, por favor: ¿qué lectura “insoslayable” tienes todavía pendiente?
- Muchas. Aunque, sinceramente, no creo que haya ninguna lectura insoslayable.
- ¿Sabes de algún libro extranjero que habría que traducir con urgencia, o alguno descatalogado o muy desconocido que haya que reeditar para bien del mundo?
- Rootprints, de Cixous. Inteligente, valiente y más que necesaria.
- Algún vicio inconfesable sobre libros (subrayar, tirar a la basura, robar, gastarte lo que no tienes, esconder los libros que compras para que no te riñan en casa, hacer listas y hasta estadísticas con los libros que lees, leer hasta el ISBN y el colofón…)
- Subrayar, por descontado, y, además, montar archivos de texto con las partes subrayadas. Como una decantación de la lectura, algo así como dejar por escrito la digestión subjetiva que he hecho del libro. Es casi como una fotografía porque, cuando pasa el tiempo y vuelves a esos archivos, ves cómo has cambiado y cómo han cambiado tus intereses y hasta tu forma de entender cierta estética.
- Define tu perfil de librero/a ideal: tímido/a, parlanchín/a, con un ordenador en la cabeza, sabelotodo, a la última, clásico/a…
- Pues ni tímido ni parlanchín. Más bien, lo suficientemente atento o intuitivo como para distinguir cuándo debe acceder a ese micromundo que creamos cuando estamos buscando una voz que nos hable, que nos haga de espejo. En todo caso, prefiero el silencio cómplice a la palabrería.
- ¿Qué tiene que tener una librería para que te apetezca volver a ella?
- Pues es curioso porque iba a decir “pocas cosas” pero no es así. Las librerías que tengo guardadas en mi memoria, y a las que realmente me apetecería volver, son aquellas que se parecen más al concepto que tengo de casa u hogar que a un comercio: libros, luz natural, cierto orden que facilita el movimiento, plantas e, incluso, algún animal. Más que las grandes superficies, me emociona lo pequeño, el mimo que denota lo pequeño.
- Por último, recomiéndanos, por favor, un clásico (o varios), y un libro reciente.
Pues, ya que antes lo mencioné, La montaña mágica, de Mann, y, como recomendación reciente, En la tierra somos fugazmente grandiosos, de Ocean Vuong.
Y esta vez corresponde lanzar la “pregunta número 10” a Federico Ocaña, poeta y librero de Pasajes (Madrid).:
“En Introducción al límite hay una voluntad de articular fracaso, dolor y soledad, el bordón de la existencia, con instantes, milagros, de claridad y belleza. La reflexión sobre el lenguaje y la identidad que encierran las imágenes de uno u otro origen, ¿enmascara o maquilla, en otras palabras, provoca un efecto ‘estetizante’ de ese dolor? ¿Hay margen en la poesía para expresar lo que duele sin reflejar al tiempo lo que contiene en sí de bello?
En cuanto a la primera de las preguntas, quiero creer que no. No hay, en el modo en el que concibo la escritura (poética o no) una voluntad de estetizar la realidad sino más bien de mirarla como realmente es: de forma poliédrica. El dolor sigue siendo dolor, aunque se cambie el punto de vista. En todo caso, más que un efecto “estetizante” lo que busco es uno transformador. Y, con respecto a la segunda cuestión, creo que también sería aplicable a la vida. “¿Hay margen en la existencia para expresar lo que duele sin reflejar al tiempo lo que contiene en sí de bello?”. Supongo que lo que hay, pero obviar lo bello daría como resultado una visión bastante pobre. Quizá autocompasiva. Prefiero que dolor y belleza caminen de la mano.
Aquí puedes encontrar en tus librerías los libros de María Alcantarilla.
Y aquí puedes ver el acto de entrega de los III Premios ‘LLR’ (Málaga, 4 de marzo de 2020).