Cuestionario librero 81: Juan Gómez Bárcena
Los cuatro libros que ha publicado Juan Gómez Bárcena (Santander, 1984) han implicado cuatro ovaciones generales, que, junto a la muy considerable colección de premios, hacen que haya cierta unanimidad al considerarlo uno de los mejores narradores españoles, entre los que han aparecido en los últimos años. Todavía no hace diez años que debutó (o, […]
Los cuatro libros que ha publicado Juan Gómez Bárcena (Santander, 1984) han implicado cuatro ovaciones generales, que, junto a la muy considerable colección de premios, hacen que haya cierta unanimidad al considerarlo uno de los mejores narradores españoles, entre los que han aparecido en los últimos años. Todavía no hace diez años que debutó (o, para ser exactos, que redebutó o que, valga la paradoja, “volvió a debutar”, tras algunos adelantos juveniles) y ya es lo que se dice un escritor consagrado, clamorosamente valorado por la crítica y por el público más atento. En 2012 publicó los cuentos de Los que duermen (recuperados por Sexto Piso en 2019), dos años después ganó el Ojo Crítico con El cielo de Lima, una novela que también implora una reedición (la reclamamos los lectores, queremos decir), y en 2017 confirmó todas sus armas literarias en Kanada, una novela muy ambiciosa, claustrofóbica pero también liberadora, sobre un hombre que regresaba de Auschwitz, y que constataba que “es más fácil recordar a los asesinos que a sus víctimas”. Esa novela ganó uno de los premios de la Librería Cálamo, y el año pasado, en un nuevo paso adelante, nos regaló Ni siquiera los muertos, otro novelón lleno de riesgos y de saltos donde dejó claro que sus recursos no se acaban, y donde en cierto sentido rendía una deuda con México, donde Gómez Bárcena vivió una temporada. Entreteniéndole un poco de las clases y las tutorías de escritura creativa que imparte, quedamos con él en Malasaña, y allí, puntual como un árbol, amable como un edredón, con su aspecto de “greco” afectuoso, afable y sonriente siempre, le entregamos el cuestionario librero, hoy con pregunta final de nuestro amigo, el poeta Javier Vicedo Alós:
[Fotografía: Juan Gómez Bárcena, en Madrid, 24 de febrero de 2021. Fotografía de Juan Marqués.]
¿Cuál fue el libro que inoculó en ti el veneno de la lectura?
Fueron dos: Parque Jurásico de Michael Crichton y La historia interminable de Michael Ende, leídos con mucho entusiasmo y también mucho esfuerzo durante el verano de 1993. Poco después vi ambas versiones cinematográficas, y recuerdo mi decepción y mi perplejidad al descubrir lo poco que los protagonistas se parecían al modo en que yo me los había imaginado al leer la novela.
¿Hay algún personaje de novela al que te gustaría parecerte (o te hubiera gustado cuando lo leíste)?
Me recuerdo queriendo ser Buddy Glass en Franny y Zooey, Arturo Belano en Los detectives salvajes y sobre todo Carlos Deza en Los gozos y las sombras. Pero sobre todo me recuerdo horrorizado con la idea de parecerme aunque fuera un poco a Lane en Franny y Zooey, Juan García Madero en Los detectives salvajes y Cayetano Salgado en Los gozos y las sombras.
¿Cómo eliges tu siguiente lectura? ¿Qué peso tiene la selección de la librería o la recomendación del librero / de la librera en tu decisión de compra?
Cuando estoy trabajando en una novela, hago listas inabarcables de libros que podrían ayudarme a perfilar un personaje, ahondar en un tema o captar el tono de mi narrador. Cuando no trabajo en un proyecto específico, suelo combinar lecturas de novedades con algunos clásicos y deudas pendientes. Los libreros –al menos los libreros en los que más confío– tienen un gran peso a la hora de definir estas listas de lecturas.
Sé valiente, por favor: ¿qué lectura “insoslayable” tienes todavía pendiente?
Muchísimas. No he logrado terminar ni el Ulises de Joyce, ni La montaña mágica de Thomas Mann o En busca del tiempo perdido de Marcel Proust, por ejemplo. Y luego están libros que por una razón o por otra siempre me he propuesto leer y no he llegado a abrir siquiera: ahora me viene a la cabeza, por ejemplo, la obra de Balzac, Elias Canetti, António Lobo Antunes, Marina Tsvetáyeva, Charles Dickens, Joyce Carol Oates… Espero que mis alumnos de Historia de Literatura Universal no estén leyendo esto, por cierto.
¿Sabes de algún libro extranjero que habría que traducir con urgencia, o alguno descatalogado o muy desconocido que haya que reeditar para bien del mundo?
Por desgracia, mis conocimientos de inglés –única lengua aparte del castellano en la que puedo considerarme algo así como hablante– no son lo suficientemente sólidos como para enfrentarme a obras no traducidas. Pero si se trata de reediciones, me vienen a la cabeza dos títulos: la tercera parte de la trilogía Auschwitz y después de Charlotte Delbo y Una historia del mundo en diez capítulos y medio de Julian Barnes.
Algún vicio inconfesable sobre libros (subrayar, tirar a la basura, robar, gastarte lo que no tienes, esconder los libros que compras para que no te riñan en casa, hacer listas y hasta estadísticas con los libros que lees, leer hasta el ISBN y el colofón…)
Los vicios inconfesables, claro, no puedo confesarlos. Pero entre los confesables están varios de los que mencionáis, desde comprar más libros de los que humanamente puedo leer hasta llenar de subrayados y garabatos los libros que sí soy capaz de leer. También hago estadísticas de los libros que leo cada mes y puntúo en Filmaffinity todas las películas que veo, con un rigor implacable. Y cuando leo tengo siempre a mano un cuadernito en el que redacto un pequeño diccionario con las palabras que me parecen más bellas o insólitas, con la esperanza de usarlas en mis propios textos.
Define tu perfil de librero/a ideal: tímido/a, parlanchín/a, con un ordenador en la cabeza, sabelotodo, a la última, clásico/a…
Mi librero ideal es alguien que no juzga a los compradores por los libros que le piden, sean o no de su agrado; pero que tampoco duda en compartir sus opiniones y sugerencias cuando sí se le pregunta. También alguien que comprende a golpe de vista qué clase de cliente tiene delante, y que sabe adaptarse a sus intereses y expectativas.
¿Qué tiene que tener una librería para que te apetezca volver a ella?
Un clima acogedor, en el que uno no se sienta vigilado ni reprobado si se le ocurre sacar un libro de la estantería y leer unas cuantas páginas.
Recomiéndanos, por favor, un clásico (o varios) y un libro reciente.
Un clásico que no me canso de recomendar es El gran cuaderno de Agota Kristoff. Si se trata de novedades editoriales, siempre estoy atento a los nuevos títulos de Alejandro Zambra, Samanta Schweblin, Jon Bilbao, Fernanda Melchor, Andrés Barba o Cristina Morales, entre otros.
[Y la pregunta 10 la lanza el poeta Javier Vicedo Alós:]
“Tu labor literaria está fuertemente vinculada a tu formación como historiador. Imagina ahora que dispones de una oportunidad única: entrevistar al personaje histórico que te plazca, sin importar la fecha de defunción de este/a. ¿Quién sería ese personaje y cuál sería la pregunta que más interés tendrías en hacerle?”
Otras veces, a preguntas semejantes he respondido que me gustaría tener una larga conversación con personajes como Sigmund Freud, Aníbal Barca o Robespierre. Sin embargo, en estos momentos de mi vida estoy menos interesado por las figuras de los grandes hombres de la Historia, y si pudiera elegir me gustaría entrevistarme con algún hombre o mujer corriente; alguien que precisamente por no haber pasado a los libros de Historia tendría una historia mucho más valiosa que contarme. Me imagino, por ejemplo, preguntando a un oscuro conquistador español del siglo XVI cómo fue su experiencia en las Indias; escuchando los padecimientos de un esclavo africano en Europa o conociendo la forma en que una mujer de la Edad Moderna tenía de narrarse su vida y de contemplar el mundo.