Cuestionario librero 95: Cristina Almodóvar
En nuestra modesta e intermitente (pero decidida y reveladora) investigación sobre qué y cómo se lee fuera de lo que es, estrictamente, la “cadena del libro”, nos acercamos hoy a la galería de arte madrileña Furiosa Gallery, donde el sábado pasado, 17 de abril, se inauguró la nueva muestra individual de la artista Cristina Almodóvar, […]
En nuestra modesta e intermitente (pero decidida y reveladora) investigación sobre qué y cómo se lee fuera de lo que es, estrictamente, la “cadena del libro”, nos acercamos hoy a la galería de arte madrileña Furiosa Gallery, donde el sábado pasado, 17 de abril, se inauguró la nueva muestra individual de la artista Cristina Almodóvar, Ordenar el caos, que podrá visitarse hasta el 20 de mayo. Como explicaba el crítico de arte Daniel Giralt-Miracle, “esta artista rehúye todo aquello que pueda resultar duro y contundente para adentrarse en lo ligero, lo delicado y lo insólito”, y, aparte, en estas respuestas se revela como una buena lectora, algo que ya podíamos intuir al contemplar su obra en papel. La buena sorpresa es que Almodóvar anda también escribiendo, de modo que tal vez pronto podamos conocer sus textos, y no sólo sus imágenes, algunas tan hermosas y sugerentes como las que ilustraron El encanto sencillo, de Christian Bobin, en La Cama Sol, cuyo editor, Javier Santiso, es quien lanza hoy la última pregunta.
[Fotografía: Cristina Almodóvar, en Madrid, 13 de abril de 2021. Fotografía de Juan Marqués.]
¿Cuál fue el libro que inoculó en ti el veneno de la lectura?
Creo que fueron los cuentos de Andersen. Tenía mi madre una edición preciosa antigua con ilustraciones de Apeles Mestres, que hizo que me entrara no sólo el veneno de la lectura, sino también el del dibujo minucioso con plumilla. El cuento de “El sapo” era mi favorito. Incluso lo transcribí a mano con dibujos. Era bastante pequeña, no recuerdo bien. De ahí pasé a Las Mil y una Noches, que me terminó de envenenar, con esa idea de cuento inagotable en el que se van enlazando las historias. De hecho daba gusto ver lo largo que era el libro pensando que así a lo mejor no se me acababa nunca…
¿Hay algún personaje de novela al que te gustaría parecerte (o te hubiera gustado cuando lo leíste)?
Nunca he sido muy novelera conmigo misma, y tendría que pensarlo… Sí hay muchos personajes reales sobre los que se ha escrito a los que me gustaría parecerme. Personas reales con vidas de novela.
¿Cómo eliges tu siguiente lectura? ¿Qué peso tiene la selección de la librería o la recomendación del librero / de la librera en tu decisión de compra?
Normalmente por recomendación de algún amigo en cuyo criterio confío. Cuando voy a comprar libros la verdad es que suelo ir a tiro hecho. Luego siempre me surgen ganas de comprar algo más al ver lo que está expuesto en las mesas, normalmente guiada por los temas que tengan absorbida mi atención en ese momento, buscando de forma un poco proyectiva. La verdad es que no suelo pedir que me recomienden en la librería, busco yo misma según mis inquietudes.
Sé valiente, por favor: ¿qué lectura “insoslayable” tienes todavía pendiente?
Lectura no, lista infinita de lecturas pendientes. Hay tanto bueno por leer… Pero no son insoslayables por dejarlas aparcadas, porque cuando empiezo un libro, siempre lo termino aunque me cueste, porque siempre pienso que si lo dejo me voy a perder algo… Lo son por directamente no haberlas empezado y que están ahí pendientes. Sí recuerdo por ejemplo que me costó terminar Olvidado rey Gudú, de Ana María Matute, pero lo terminé, así como algunos ensayos sobre temas que me interesaran en algún momento determinado, desde manuales de etnografía a estudios sobre yacimientos arqueológicos celtíberos, que me los leo hasta la última palabra aunque me estén aportando poco… Soy muy obstinada.
¿Sabes de algún libro extranjero que habría que traducir con urgencia, o alguno descatalogado o muy desconocido que haya que reeditar para bien del mundo?
Hay un autor alemán de los años 30, que a mi personalmente me parece maravilloso, Ernst Wiechert. Soy muy aficionada a las librerías de segunda mano y lo descubrí en una porque me atrajo uno de sus títulos, Bosques y hombres, y lo ojeé un poco, comprándolo como por instinto. Es un autor del que me entusiasma todo lo que transmite, su forma de ver y conectarse con la vida, desde una sencillez nada simple. Hace unas descripciones del mundo sencillo del campo que son una maravilla, con una respeto hacia la naturaleza y toda la trascendencia que hay en el ciclo de la vida que verdaderamente tendríamos que tener todos muy presente. Habla con muchísima sensibilidad del contraste entre la vida del campo y la cultura urbana, en la que se pierde la inocencia. Proyecta los sentimientos humanos en el paisaje con una empatía hacia lo natural que este mundo debería recuperar, porque somos parte de ese ciclo, y por perderlo de vista vendrá la siguiente gran crisis mundial…
Algún vicio inconfesable sobre libros (subrayar, tirar a la basura, robar, gastarte lo que no tienes, esconder los libros que compras para que no te riñan en casa, hacer listas y hasta estadísticas con los libros que lees, leer hasta el ISBN y el colofón…)
No los cuido mucho cuando los estoy leyendo… Como leo mucho en los trayectos de transporte público diarios, meto el libro en el bolso junto a todo lo demás y pueden acabar de cualquier manera… Salvo que sea un libro prestado, que entonces, como me conozco, me esmero en cuidarlo para devolverlo como me lo dieron. Mis amigos se ríen mucho cuando les cuento que a veces elijo el autobús en lugar del metro porque, como tarda más, así alargo el rato de lectura.
Define tu perfil de librero/a ideal: tímido/a, parlanchín/a, con un ordenador en la cabeza, sabelotodo, a la última, clásico/a…
Me gusta el librero que te deja tu espacio para ojear y luego, cuando le preguntas, sabe bien de lo que habla. Y si habla con entusiasmo y te lo transmite, ya es perfecto.
¿Qué tiene que tener una librería para que te apetezca volver a ella?
Calidez. Ese encanto que tienen las librerías en las que se ve la personalidad del librero. Esas en las que no está como protagonista la mesa de los superventas, sino que son más temáticas o especializadas.
Recomiéndanos, por favor, un clásico (o varios) y un libro reciente.
Cualquier libro de Unamuno, o El árbol de la ciencia, de Baroja… Con estas circunstancias estoy existencialista, pero igual te puedo hablar como recomendación de “El mar de la tranquilidad”, la tetralogía de Mishima, que no tiene nada que ver, o de los clásicos rusos… Es difícil la tarea de recomendar, porque hay tanto que leer y es tan personal, que al final lo que se me viene a la mente es lo que me conecta con las densidades que vivimos. Reciente, el Autorretrato sin mí, de Fernando Aramburu, me parece una maravilla.
[Y la pregunta 10 la lanza el escritor y editor de La Cama Sol Javier Santiso, que acaba de publicar su primera novela, Vivir con el corazón:]
¿Cómo ha sido este año singular 2020 desde el punto de vista creativo?
Creo que es desde uno de los pocos puntos de vista en que ha sido buenísimo. El que crea lo hace por necesidad, al sentir, y en el 2020 todos hemos sentido mucho y necesitado mucho. Además, encerrar fomenta la creatividad, porque se crea en soledad, con lo que no me cabe duda de que muchas personas que no se creían creativas han desarrollado esta faceta en los más diversos ámbitos.
En mi caso, la creatividad se ha disparado. Me faltan manos y tiempo para desarrollar todo lo que me hierve. De hecho, además de desarrollar muchos proyectos plásticos (“Ordenar el caos”, la serie que expongo ahora en Furiosa Gallery, se gestó en el 2020), he empezado a escribir en serio…