La música en su versión más didáctica es la protagonista de “La orquesta“, un álbum informativo publicado por Astronave.
En la excelente introducción para los pequeños (y no tanto) y para futuros melómanos, descubriremos la disposición y la función de cada uno de los componentes de una orquesta, desde el director hasta el último instrumento. Las ilustraciones y los diagramas nos ayudan a comprender su funcionamiento con sencillez y sin abrumarnos con muchos datos pero consiguiendo situarnos en el mundo de la música.
No sólo encontraremos cuidadas láminas que nos explicarán cómo funcionan algunos de los instrumentos más importantes, sino que también realizaremos un viaje por su historia, conoceremos a los compositores más relevantes, a artistas que marcaron época.
Hay un hueco para conocer los registros vocales, aprenderemos pinceladas de la lengua musical, sus corcheas, blancas, redondas…
Repasaremos aquellos lugares donde resuenan las composiciones de estos grandes artistas, como la ópera, el cine, el teatro o la propia calle.
Nos encontramos con un libro perfecto para despertar la curiosidad del pequeño compositor que llevamos dentro, los estupendos dibujos de David Doran acompañan de forma magistral el texto de Avalan Nuovo.
Posiblemente te quedes con ganas de más. Es el efecto de un buen libro.
La selección de los finalistas a los Premios Andersen 2020 (ya sabéis, el “Pequeño Premio Nobel”) dejó fuera de la fase final en la categoría de escritura al candidato español Jordi Sierra i Fabra (y mantiene en la de ilustración a Elena Odriozola).
No obstante, en el amplio territorio de habla hispana nos da la oportunidad de acercarnos a la obra de la argentina María Cristina Ramos, una voz reconocida y querida por la comunidad LIJ de su país, nominada por segunda vez a este Premio, editora y promotora de la lectura, y ¡oh, queridas y queridos lectores! … poeta.
Esta autora es una de las seis finalistas junto a Mart Moeyaert (Bélgica), Farhad Hassanzadeh (Irán), Marie-Aude Murail (Francia), Jacqueline Woodson (Estados Unidos) y Peter Svetina (Eslovenia); escritores poco explorados en nuestro país.
Con más de 60 obras de literatura para niños y jóvenes, y traducida al inglés, al portugués o al chino, María Cristina Ramos es conocida sobre todo en España por sus libros de poesía, como “La luna lleva un silencio” (Anaya), “Caminaditos” (Los cuatro azules) y “Maíces del silencio” (Ediciones SM).
En septiembre del año pasado, y con las fantásticas ilustraciones pobladas de cielos estrellados de Miren Asiain Lora, Ediciones SM publicó “Desierto de mar y otros poemas“, que destacamos hoy.
Se trata de un libro habitado por leyendas y relatos, por seres mitológicos y figuras protectoras, por supersticiones y objetos mágicos. Una mirada tranquila y evocadora hacia esa otra realidad con la que convivimos, como la de nuestro doble, ese ser espejado que en cualquier momento puede salirnos al paso, o la de Doña Aparecida, que pena por amor.
María Cristina Ramos vive en la Patagonia argentina y desde allí nos habla de barcos fantasmas, ángeles, pomberos y lobisones: “Se cobija en la sombra / comienza a decrecer / y nos creemos solos / sin monstruo que temer./ (Pero alguien de nosotros / -y no se sabe quién-/ lleva el lobo guardado / debajo de la piel)”. Su lenguaje es sencillo aunque rico, con métrica y rima, ideal para ser leído en voz alta.
Cada poema viene precedido de una pequeña explicación sobre el origen de esas leyendas o seres a veces soñados, a veces contados de generación en generación, que es idónea para acercarnos a una cultura que no siempre nos es cercana.
La presencia de la poesía en la LIJ es muy tímida y esta escritora ha sido una defensora constante de su cultivo en la infancia: “En la infancia la palabra poética llama y responde al juego, a la revelación placentera, a lo inesperado, a los espacios donde se afincan las preguntas”.
Desde su experiencia, nos alienta a contagiar a los niños el disfrute de la poesía: “Muchas veces descubrimos la belleza de un poema cuando alguien nos lo lee dedicando su tiempo y su voz, donando su propia lentitud, su singular delicadeza”.
En definitiva: “Hay que animarse, explorarla, disfrutarla. Ponerla al alcance de los chicos. De lo demás, ella se encarga”.
He disfrutado mucho leyendo este libro una y otra vez, porque habla de muchas cosas, cosas importantes, por supuesto.
“La maleta” de Chris Naylor-Ballesteros (La Galera) habla de la desconfianza que produce en algunos la llegada de un desconocido, habla de la duda que aparece cuando nos cuentan algo increíble. ¿Deberíamos creerlo?
También habla de equivocarse, de qué hacer cuando metemos la pata, estaría bien que hiciéramos algo para arreglar las cosas y pedir disculpas. Cuando alguien viene de lejos, deberíamos hacerle sentir como en casa.
Con pocas palabras y las ilustraciones justas para que conozcamos qué siente o piensa cada uno de los personajes, su lenguaje simbólico nos genera algunas preguntas acerca de palabras tan incómodas como inmigración, refugiados, desplazados…
Pero este álbum no nos incomoda, al contrario, sugiere temas complejos con muy pocos elementos, tratados de forma amable y sencilla. Tan sencilla como una maleta.
Ante la proliferación de títulos infantiles que “sirven” para algo, y que descuidan la calidad literaria y el propio concepto de álbum, es reconfortante que la editorial A buen paso haya decidido devolver a nuestras manos el libro creado hace veinte años por Sergio Lairla y Ana G. Lartitegui con el título de “La carta de la señora González“.
Se trata de un libro enigmático y delicioso, simbólico y envolvente, que pide ser leído con la voz y con la mirada una y otra vez para acompañar el fantástico viaje de la carta con olor a cerezas que la señora González escribe al señor Lairla.
La relectura es obligada para descubrir, como en un juego, todas las pistas que los autores han escondido en texto e imagen. Para desentrañar la metáfora de ese recorrido onírico. Y es que ya nos avisa la señora González desde el principio: “Hay que poner mucho cuidado en los detalles”.
La señora González ha pasado la noche en vela pensando en lo que le va a decir al señor Lairla y, tras llenar la papelera de borradores, consigue escribir una carta en la que se ha quedado impregnada el olor a cerezas, exactamente como el tabaco de la pipa del señor Lairla.
Ese aroma, tan distinto al del papel y al de la goma de los sellos, llamará la atención del cartero, quien alterará su rutina para entregar esa carta la primera.
A partir de ese momento, abandonamos el mundo tal y como lo conocemos, y nos adentraremos en un viaje fantástico para que la carta de amor llegue a su destino, encadenando una serie de caídas por distintos mundos: el cartero cae en una zanja que es profunda como la boca de un pez, el pez cae en la garganta de un gigante, el gigante cae en un pozo que no es sino el ombligo de una bestia peluda…
Cada ilustración es un anticipo de lo que nos van contando las palabras y nos van demandando que descubramos los objetos que están completamente fuera de contexto en los paisajes surrealistas (un reloj, las flores, una lámpara, un salero); objetos que pertenecen a los protagonistas y que enlazan principio y final en un viaje redondo.
“La carta de la señora González” fue publicado por la editorial Fondo de Cultura Económica hace veinte años, cuando cosechó numerosos premios y muchos lectores en México.
Con la recuperación de A buen paso, que ha permitido renovar la edición, la imagen y el texto, este libro sale a la búsqueda de nuevos lectores y desde las librerías Kirico lo celebramos con entusiasmo.
La premiada autora e ilustradora Francesca Sanna, autora de El viaje, nos deleita con este álbum ilustrado sobre el miedo. Se titula Mi miedo y yo y fue publicado por la editorial Impedimenta el año pasado.
La protagonista nos narra que tiene un secreto y es que tiene un amigo llamado miedo, que la cuida y con el que ha compartido muchas aventuras.
Así empieza este cuento, que nos va enseñando cómo crece su amigo cuando llegan a otro país.
Lo desconocido (idioma, caras y lugares nuevos) hace que miedo crezca y crezca hasta no permitirle salir a la calle o relacionarse con sus nuevos compañeros de colegio. En casa, no puede comer, ni siquiera dormir, y como siempre, cuando tenemos miedo, nos hace creer que no le gustamos a nadie.
Pero nuestra protagonista empieza a relacionarse con sus compañeros y a descubrir que por mucho miedo que tengamos, los demás también lo tienen, y tenemos que reconocerlo, el miedo no es malo, pero no podemos dejar que nos impida hacer lo realmente importante, que es vivir y saber que no estamos solos.
Esta semana se ha hecho pública la lista de los escritores e ilustradores finalistas a los Premios Andersen 2020, que cada dos años entrega la IBBY (International Board on Books for Young People).
Junto a la española Elena Odriozola, se encuentra la ilustradora canadiense Isabelle Arsenault, a la que hasta ahora conocíamos como coautora de los libros “Mi vida de abeja” (Libros del Zorro Rojo) o “Jane, el zorro y yo” (Salamandra Graphics). Hace un par de meses la hemos (felizmente) descubierto como autora integral de “La búsqueda de Colette“, un libro tierno y divertido, a mitad de camino entre el cómic y la novela gráfica, y publicado en España por La Casita Roja.
Colette es nueva en el vecindario y su madre le niega por última vez la mascota que la pequeña cree que le haría compañía. Frustrada, sale a la calle, le pega una patada a una de las cajas de la mudanza y esta va a parar a los pies de Albert y Tom. Cuando ellos se presentan y le preguntan qué está haciendo, Colette, tímida y con las mejillas ruborizadas, se inventa que ha perdido a su mascota: una periquita.
A partir de ese momento, pregunta a pregunta, y descripción a descripción, el grupo de niños del vecindario que quiere ayudar a Colette a encontrar su mascota va creciendo al mismo ritmo que la historia.
Todos ellos -Albert, Tom, Lili, Scott, Maya, Berthe y Lukas- siguen entusiasmados los detalles sobre la supuesta periquita: se llama María Antonieta, es azul con una pequeña mancha amarilla en el cuello, habla un poco de francés (bien sûr), y últimamente ha ganado algo de peso. Tanto, que llegó a tener el tamaño perfecto para que Colette se subiera en ella y volaran juntas, ¡de París a Japón, del desierto a la selva!
Dibujado a lápiz, con pinceladas de color amarillo y azul que se intensifican a medida que se va desbordando la imaginación de Colette, es fantástica la expresividad que Isabelle Arsenault da a los rostros de los niños: de la timidez a la preocupación, de la ternura a la alegría, de la incredulidad a la total fascinación por la historia. Porque donde los adultos vemos la mentira o el engaño, los niños han visto aventura, amistad, compañerismo, empatía, e infinitas posibilidades de juego simbólico.
“La búsqueda de Colette” es un libro ideal para los lectores que se acaban de iniciar con la lectura (y para todos aquellos que gocemos con las estructuras acumulativas, la poesía visual y el despliegue de la imaginación).
Marta Chacras vive en un pequeño país llamado Betulia. Su vida transcurre como la de cualquier niña de trece años hasta que se entera de que el hijo del Presidente del gobierno de su país se quiere presentar a delegado de su clase.
Eso no tendría mayor importancia si no fuese porque una de las primeras acciones que quería acometer como delegado era despedir a la madre de Marta que casualmente es la profesora de plástica del colegio.
¿Qué hace nuestra protagonista para evitarlo?
Pues lo único que se le ocurre: presentarse a delegada y esperar que no gane su archienemigo. Pero hay un pequeño problema: en la imprenta se confunden las papeletas de las elecciones a delegado con las de las elecciones presidenciales… y Marta se despierta convertida en Presidenta del gobierno, puesto al que no puede renunciar durante tres meses por las leyes del país.
Nos encanta recomendar “Presidenta por sorpresa” porque, además de estar repleta de humor (por ejemplo, los apellidos de los personajes que acompañan a Marta en su carrera presidencial tienen apellidos relacionados con su profesión, como “Mona Chita”, “Óscar deZine”), habla de temas serios que están al día de nuestra realidad, como la corrupción política, el tráfico de influencias, el abuso de poder… ¿Acaso hay telediario que no lo mencione y no lo escuchen los niños a la hora de comer?
Leyendo esta novela se aprende sobre política, la buena, la reflexiva, la que busca ayudar a los ciudadanos, y no esa otra que tantos quebraderos nos da a los adultos.
En un momento en el que hablar de ecología y responsabilidad “verde” es esencial, será ese tema el que hará que Marta se centre en lo que verdaderamente es importante y se deje de tonterías, que el poder está muy bien pero no como lo utilizaba ella, así que decide dejar todo para salvar a Betulia, su país, en el que los abedules son tan importantes y corren tanto peligro.
Sara Cano, autora de la serie “La guerra de 6ºA“, “Jurásico total” o “El futuro es femenino“, nos hace pasar un rato de lo más entretenido junto a Marta y sus amigos, descubriendo cómo salvar a un país con la sabiduría de una chica de trece años que, por difícil que parezca, a veces es más responsable que muchos de nuestros políticos reales.
Aunque la lista de los libros ilustrados más vendidos durante 2019 sólo incluía quince títulos, muy cerquita, en el puesto 20, se encuentra un álbum informativo cuya nueva edición ha sido muy bien recibida por las familias, ya que llevaba mucho tiempo descatalogado.
Hablamos de Abracadabra, que tu cuerpo se abra, un libro pop-up recuperado por la editorial valenciana Andana que invita a los pequeños lectores a descubrir el interior de su cuerpo y a saber cómo funcionan los diferentes órganos, desde el misterioso cerebro hasta el alucinante riñón. Todo, con múltiples solapas, que contienen informaciones muy interesantes y bien contadas para estas edades.
Con nuestros 206 huesos, nuestros 4 litros de sangre y los 25 metros cuadrados de piel, el cuerpo humano es uno de los temas que más nos fascina durante la infancia (y no sólo).
Escrito por Jennie Maizels, ilustrado por William Petty y traducido por David Guinart al castellano y al catalán, este álbum no sólo aporta datos científicos y curiosos, sino que tal y como está concebido, con desplegables sobre la cabeza o la tripa y un buen número de solapas que tendrán que ir abriendo, facilita el ansia de descubrimiento y de lectura.
Desde el crecimiento del bebé en la barriga materna y hasta el divertido esqueleto móvil con el nombre de los huesos, iremos descubriendo qué se esconde en nuestra cabeza -ojos, oídos, boca, nariz, mocos incluidos-, el pecho, la barriga -esta parte les fascinará con el especial sobre el pis y la caca- y los huesos.
Abracadabra, que tu cuerpo se abra nos parece un recurso muy atractivo para el aula y ¿cómo no? es un libro ideal para la lectura compartida en casa.