Érase una vez en una casa de la calle Egipto un conejo de porcelana llamado Edward Tulane. Edward estaba orgulloso de sí mismo, y con razón: su propietaria, una niña llamada Abilene, lo trataba a cuerpo de rey y lo idolatraba. Pero un día, Edward se perdió. ¿Y qué sucede entonces? Lector, es tu destino averiguarlo.
Marcos Mostaza tiene casi diez años y con él vamos a compartir aventuras, ilusiones, amores, fantasías y secretos. Historias de la vida cotidiana, en clave de humor, contadas a través de la mirada de un niño con el que el lector se sentirá identificado. Sin duda Marcos Mostaza, su familia, los amigos y sus compañeros de clase harán que pasemos un buen rato.
Una familia busca su vivienda ideal para asentarse y ser felices pero parece que siempre falla algo en estos traslados para algún miembro de la familia. Son deliciosas las descripciones de los lugares y de los sentimientos de los protagonistas que mezclan un tono de humor, ternura y filosofía. ¡Qué decir de las ilustraciones de Jutta Bauer que emocionan más allá de las palabras!
Hay libros difíciles de encerrar en un tema. Este libro “trata de…” y fijamos en tres o cuatro palabras los ejes centrales de la historia. Libros así nos proporcionan una cierta seguridad pues de alguna manera podemos encuadrarlos y otorgarles un destinatario. Ahora estamos ante un libro de difícil clasificación que se mueve entre la realidad y la fantasía a partes iguales, pues los lugares a los que se trasladan los protagonistas, buscando un hogar definitivo, están entre ambos territorios: una azotea, un violín, una tienda de campaña, el mar… Es un libro coral donde toda la familia tiene algo que decir sobre el lugar elegido para instalarse. Estamos ante un conjunto de narraciones mínimas, ilustradas por una gran escena a color y por varias secuencias en blanco y negro. Diríamos que se trata de prosa con un tono lírico y envolvente. En definitiva, se trata de una obra que se sale de los moldes. Un libro singular que plantea la aventura de buscar y encontrar un lugar en el mundo para ser feliz. Una obra para lectores sin prisa por llegar al destino, aunque al final los protagonistas llegan y están muy felices.
Mejor no preguntarle a Greg qué tal lo ha pasado durante las vacaciones de verano, porque no quiere ni oír hablar del asunto. De hecho, al empezar el nuevo curso Greg está deseando olvidar los últimos tres meses de su vida, en particular cierto acontecimiento.. Por desgracia para él, su hermano Rodrick lo sabe todo sobre ese incidente que él querría enterrar para siempre. Y es que todos los secretos acaban saliendo a la luz… sobre todo cuando hay un diario de por medio.
Para ser un gran detective puedes leerte todas las novelas de Sherlock Holmes o empezar por este librito que te dará las lecciones esenciales para iniciarte en la noble tarea de la investigación: interpretación de códigos secretos, ejemplos de reso lución de casos, juegos y muchas ideas para pasar buenos ratos. Un libro muy dinámico para curiosear, aceptar desafíos y retarse a uno mismo en el difícil arte de la averiguación.
Cinco científicos ciegos se enfrentan al reto de descubrir la identidad de una enorme cosa que perciben delante de ellos pero que no pueden ver. Su capacidad para la deducción y el trabajo en grupo no resultan esta vez demasiado exitosos, si no es por el logro de hacer reír a un lector que sí puede comprobar en las ilustraciones lo que verdaderamente está ocurriendo.
Una mañana, cuando Lukas se despierte, descubrirá que Noche, su gato, ha desaparecido. Lukas lo buscará sin descanso.
;Te voy a encontrar, Noche ;se dijo a sí mismo en voz baja para que nadie pudiera oírlo;. Sé que ha pasado algo. Pero te encontraré. Lo prometo.
El gato al que le gustaba la lluvia es una inteligente novela infantil galardonada en 1991 con el premio Nils Holgersson. Con sentimiento y fuerza, esta novela narra las profundas cuestiones de la vida, como la libertad, la nostalgia o el amor.