Si hace unos días os proponíamos un listado con libros que destacan por su calidad narrativa hasta los diez años, hoy tomamos de nuevo esa edad como punto de partida para una nueva propuesta de libros que cuidan especialmente la palabra y que van escalando en complejidad hasta la primera adolescencia.
En esta selección, que también cuenta con su estantería en Todos tus Libros, encontraremos aventuras, historia, magia y fantasía, humor y misterio, la muerte, el amor, la identidad, la amistad y el compañerismo, nuevos retos, la inmigración, la complejidad de las relaciones humanas…
Si al concepto Literatura Infantil y Juvenil (LIJ) le quitásemos los adjetivos, nos quedaría una hermosa palabra, literatura, que a veces las librerías echamos de menos y queremos mimar.
Queremos mimar las buenas historias, bien construidas, con personajes memorables y situaciones poco previsibles, que juegan con el lenguaje y que destacan por su calidad narrativa.
Eso es lo que tratamos de ofreceros hoy, tanto en este recorrido temático como en la estantería que hemos creado en todostuslibros.com. Un primer listado con 24 libros que, independientemente de su formato y del tiempo que lleven publicados, podrían formar parte de una biblioteca ideal para lectores hasta los diez años.
Si ayer dimos a conocer los finalistas del Premio Kirico en la categoría de obra en castellano, hoy hacemos público los diez títulos finalistas en la categoría de Mejor Libro Infantil y Juvenila una obra traducida al castellano o a cualquier otra lengua oficial del Estado, con isbn español.
Todos ellos son libros publicados entre el 1 de octubre de 2019 y el 30 de septiembre de 2020, y que han sido seleccionados tras un proceso de votación de las librerías integrantes del Grupo Kirico, quienes han puntuado un total de 58 títulos preseleccionados de 29 editoriales distintas.
En esta selección podemos encontrar grandes clásicos recuperados, como “Pippi Calzaslargas“, “El libro de los errores“, “Las aventuras de la Abeja Maya” y “Fábulas de Esopo“, la narrativa contemporánea de “Jefferson“, libros informativos (“Fungarium“, “Con calma” y “Manos a la tierra“, la novela gráfica “Fantasmas” y el álbum “La maleta“.
Dentro del proceso de votación del Premio Kirico 2020, hoy os presentamos los diez títulos que han quedado finalistas en la categoría de Mejor Libro Infantil y Juvenil publicado en castellano o en cualquier otra lengua oficial del Estado, con ISBN español.
Se trata de libros publicados entre el 1 de octubre de 2019 y el 30 de septiembre de 2020, y que han sido seleccionados tras un proceso de votación de las librerías integrantes del Grupo Kirico, quienes han puntuado un total de 45 títulos preseleccionados de 20 editoriales distintas.
En esta selección podemos encontrar desde libros para prelectores (“Animales” y “Formas diferentes de hacer las mismas cosas“), álbumes informativos (“Infinito“), novela gráfica (“El escritorio de Emily Dickinson“), poesía (“Arbolidades” y “Bajo las piedras“), aproximaciones históricas (“La anarquía explicada a los niños“) y libros sobre la identidad o el comportamiento (“El gran libro de los super tesoros“, “Monstruo azul”, “Prohibido prohibir“).
Mañana publicaremos los finalistas de obras traducidas y os emplazamos a la semana que viene, cuando anunciaremos los libros ganadores.
FINALISTAS PREMIO KIRICO 2020 – OBRA EN CASTELLANO
Un día especial con el que queremos dar las gracias por el apoyo recibido estos últimos meses, tan difíciles para todos, y celebrar que somos espacios vivos, cercanos a nuestra gente, preocupados por hacer bien nuestro trabajo y transmitir el amor hacia los libros.
Nos sumamos a esta celebración con una selección especial de libros fetiche. Esos libros que atesoran los fondos de nuestras librerías, que siempre recomiendan o que representan algo especial para sus libreras.
Como explica Alma, de Librería Carmen, “hay libros que nos representan en algunos momentos concretos de nuestras vidas, y consideramos que con ellos podemos ayudar a muchas familias”.
Y así lo explica Sagrario Santamaría, de Librería Taiga: “Son libros especiales para nosotros por los valores y los sentimientos que transmiten y porque a los niños, a las niñas y sus padres les gustan y siempre vuelven a buscarlos para regalarselos a otros niños como un tesoro, que es lo que verdaderamente son. Nos encanta la reacción de los pequeños cuando los encuentran en la librería y muy contentos y con una sonrisa gritan que lo tienen en casa“.
Puede ser, como en el caso de Chiara Delle Donne de Librería Diógenes, un recuerdo especial. “Nuestro libro fetiche es “Cocorico”, de Marisa Núñez y Helga Banch, publicado por OQO hace muuuchos años. Le tenemos especial cariño porque lo utilizamos en uno de los primeros cuentacuentos que hicimos en nuestra librería. Nos sorprendió tanto la forma en que los niños nos prestaban atención, con los ojos llenos de sorpresa y expectación, que hemos seguido recomendándolo, sobre todo para leer en familia con niños pequeños”.
Cielo Fernández de Librería Bahía escoge un libro para jóvenes, mientras que Marina de Librería Turuletras aporta a la selección tres libros con los que sabe que siempre acierta.
Paola Dada, de La Mar de Letras, escoge “La curiosa librería” porque, como explica, “al igual que ese librero estamos convencidas que los libros son mágicos; nos gustaría que nuestra librería fuera ese lugar especial donde todos los seres vivos empiezan a leer; sabemos que aquí empieza el viaje por la lectura y por el mundo; somos como libros y creemos que las personas son así”.
Si hay algo que nos gusta de Gianni Rodari es su capacidad para hablar en el lenguaje de los más chicos, tratándolos con respeto y con inteligencia, y poniendo patas arriba la realidad conocida desde la fantasía y el asombro. Nos gusta su concepción de la escuela y de la educación, sus dosis de crítica social y nos gusta concebir un mundo más igualitario y sin esos errores adultos, tal y como él lo veía.
El próximo 23 de octubre se conmemora en Italia el 100 aniversario del nacimiento de este escritor, que sigue estando muy presente en nuestras librerías y, esperamos, en las bibliotecas escolares y en vuestras casas.
Desde Kirico nos vamos a sumar a esa celebración con varias propuestas. Esta selección bibliográfica es la primera de ellas.
Si hay algo que nos gusta de Rodari es que sonreímos cuando lo leemos y el mundo se convierte en un lugar más amable. Y recordad lo que decía sobre la lectura y la literatura infantil:
“Para una literatura infantil que no caiga sobre los niños como un peso externo o como una tarea aburrida, sino que salga de ellos, viva con ellos, para ayudarles a crecer y a vivir más arriba, tendríamos que conseguir relacionar íntimamente estos tres sustantivos: imaginación-juego-libro“
El próximo lunes, 19 de noviembre, se celebrará por quinto año consecutivo el Día de las Escritoras, una conmemoración que busca reivindicar la labor y el legado de las escritoras a lo largo de la historia.
Promovido por la Biblioteca Nacional de España, junto a la Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias (FEDEPE) y la Asociación Clásicas y Modernas, desde las librerías Kirico, que apuestan por una literatura infantil y juvenil de calidad dentro de CEGAL, también nos sumamos a esta iniciativa.
Tomando como base la obra “Inolvidables” de Louise Berg-Ehlers, que publicó en 2018 Maeva Young, construimos una pequeña biblioteca de autoras imprescindibles.
Tal y como explica este libro, que repasa la biografía y las principales obras de 30 autoras que escribieron para los más pequeños, y que trascendieron ese público en muchos casos, “hasta muy entrado el siglo XIX, escribir y educar era la única tarea que podían desempeñar las mujeres sin perder consideración social“.
Las que aquí se reúnen construyeron personajes “independientes, seguras de sí mismas, que sondean el mundo de manera creativa“. Son, por ejemplo, Louisa May Alcott, Elena Fortún, Astrid Lindgren, Judith Kerr, Ana María Matute, Edith Nesbit, Ana Maria Machado o Tove Jansson.
Finaliza el mes de agosto y con él, el repaso a los cuestionarios libreros de Las Librerías Recomiendan, en los que distintas autoras y autores recuerdan cuáles fueron las lecturas de infancia y adolescencia que marcaron su afición a los libros.
Estas son las distintas respuestas a la pregunta ¿Qué libro inoculó en ti el vicio de la lectura?
ELVIRA NAVARRO: Patatita, de Pilar Molina Llorente. Mis padres me lo regalaron por Reyes cuando tenía siete años. Yo no leía, y ellos tampoco, así que no sé por qué se les ocurrió colar un libro entre los regalos. Quizás para celebrar que había aprendido a leer, lo que para mí fue costoso porque no prestaba atención en clase. Llegué a EGB sin saber ni una sola letra; si no aprendía, me harían repetir curso. El caso es que empecé Patatita por la noche, antes de dormir, y no pude soltarlo. Va de un niño gitano que lleva una vida itinerante en un circo, con sus padres, y justo antes marcharse, el niño pierde a su perro, Caldero. Pasa toda la noche buscándolo. Aquella historia me fascinó. Me encantaban los animales y quería salvarlos a todos, ¡no podía dormirme sin que Patatita hubiese encontrado a Caldero!
DANIEL GASCÓN: Mi madre nos leyó entre otros El libro de la selva, La isla del tesoro y los Cuentos populares españoles recopilados por Antonio Rodríguez Almodóvar. El libro de la selva fue el primer libro que leí solo.
ALEJANDRO SIMÓN PARTAL: Creo que fueron los libros de dibujos que coloreaba en mi infancia. Más tarde, una especie de enciclopedia sobre sexualidad que los padres de mi amigo Fran guardaban en los fondos de su armario, y El Hombre elefante, en una edición de Plaza & Janés.
JORDI DOCE: Sin dudarlo, Dos años de vacaciones de Julio Verne. Seguido muy de cerca por Miguel Strogoff. Claro que en este caso no descarto la influencia de la serie de televisión que devoré –tenía ocho años– en las navidades de 1975. Lo recuerdo muy bien porque solíamos pasar las fiestas navideñas en Francia, en casa de mis abuelos maternos. Y aquel Strogoff televisivo me pareció el no va más del glamur y la aventura. Así que al volver a Gijón lo primero que hice fue pedir la novela para Reyes y leérmela de un tirón. Fue maravilloso sumergirme de nuevo en la Rusia del correo del zar y revisitar aquellas extensiones de estepa y tundra que llevaban a Irkutsk. Y encontrarme otra vez con la hermosa Nadia Fedor y el villano Iván Ogareff, por supuesto.
Dos años de vacaciones fue el primer libro que compré con mi propio dinero. Lo curioso es que lo hice a escondidas, tras ahorrar una parte del dinero que recibía de vez en cuando de mis padres. Es algo que no puedo entender, porque en mi casa había libros y mis padres favorecían la lectura. Si hubiera pedido el libro, me lo habrían regalado. Pero investí el acto de comprar esa novela de un aire secreto, casi clandestino, como si desafiara algún tipo de prohibición. No sé qué pasaba entonces por mi cabeza. Lo que sí recuerdo es que la fantasía infantil de una isla poblada exclusivamente por niños fue algo así como una revelación, que ni siquiera la lectura de El señor de las moscas, años después, fue capaz de deslucir. Yo creo que esos mitos infantiles sobreviven a todo, aunque hagamos por olvidarlos durante años.
En fin, en el origen estuvo Verne, como ves, pero no con sus novelas de ciencia-ficción, sino con las estrictamente contemporáneas, de aventuras.
MANUELA PARTEARROYO: No fui una lectora demasiado voraz hasta llegar a mi adolescencia pero de esos años no tan lectores recuerdo tres o cuatro autores que me ayudaron a no cejar en el empeño. Todos ellos hablaban sobre infancias diferentes, inquietas, divertidas: Jordi Sierra i Fabra, Judith Kerr, el Manhattan de Carmen Martín Gaite, el Carabanchel Alto de Elvira Lindo, la risa malvada de Roald Dahl… Pero tal vez me quede con una joyita ahora menos leída que bien merece ser recuperada: El tiempo y la promesade Concha López Narváez.
MARIO ALONSO: El camino, de Miguel Delibes. El mundo rural que allí se describe era el que yo conocía desde la niñez, y me di cuenta de que la literatura hace posible transmitir sensaciones, ideas, ambientes, caracteres…
AZAHARA ALONSO: Varios de El barco de vapor; recuerdo, por ejemplo, Cuando Tina Berrea (que, a mis cinco años, disparó mi imaginación espacial y el gusto por las verduras, felicidad para la familia) y el epistolario Querida Susi, querido Paul. También todos los de Manolito Gafotas, que leíamos mi madre y yo juntas, riéndonos muchísimo. Un poco más tarde, con doce años, di en casa con un libro de citas del ahora extinto Círculo de Lectores, un cajón de sastre que me atrajo especialmente –no sé cómo, aprendí a recordar muchas de sus entradas en situaciones afines, una cosa terrible–. Y terminé de confirmarme en esa avidez de lectura con El mundo de Sofía, de Jostein Gaarder, que leí a los catorce años con una entrega absoluta –durante aquel verano fui con él todas partes–, fue el descubrimiento de que el placer lector que había conocido hasta entonces podía abrir un mundo mucho más allá de lo narrativo. De hecho, de ahí surgió mi vocación: desde esa lectura supe que quería estudiar Filosofía.
MARCELO LUJÁN: Fueron dos: La Isla misteriosa, de Julio Verne, y Corazón, de Edmundo De Amicis. Son los libros que me trajeron los Reyes cuando tenía yo nueve años. A los Reyes les había pedido un patinete (que también me trajeron).