Leer para otros
Una parte de los discursos sobre la promoción de la lectura son bien intencionados pero sus propuestas no llegan nunca a ponerse en práctica. Ya sabemos que estos consejos no son nada del otro mundo y que no garantizan que nadie se haga lector poniéndolos en práctica. Solo parece, por lo que cuenta la autora, […]
Una parte de los discursos sobre la promoción de la lectura son bien intencionados pero sus propuestas no llegan nunca a ponerse en práctica. Ya sabemos que estos consejos no son nada del otro mundo y que no garantizan que nadie se haga lector poniéndolos en práctica. Solo parece, por lo que cuenta la autora, que en este caso, padres e hijos lo pasaron muy bien. Igual se trata solo de eso.
10 consejos para hacer que el irse a la cama resulte divertido.
http://www.theguardian.com/books/2013/sep/17/10-tips-bedtime-reading-fun
Francesca Simon autora de Pablo Diablo (SM) dice que no existe mayor placer que leer 20 minutos al día a los hijos antes de que se vayan a la cama. Así que: coged un libro y acurrucaos.
Todos los niños necesitan y les encantan los cuentos. Una encuesta reciente hecha a 2000 madres con niños entre 0 y 7 años (curioso que ningún padre participara en la encuesta) refleja que sólo el 64% de las madres leen a sus hijos antes de dormir. Los motivos para no leer en este momento del día es que los niños están agotados o muy nerviosos, mientras cerca de la mitad de las madres dicen que no son capaces de separar a sus hijos de la consola o de la televisión.
Habrá que intentarlo con ganas. Leer a los hijos es sin duda el mejor rato que pueden pasar juntos. No digo esto sólo como escritora sino como madre de hijos que ya han crecido. Hay que acurrucarse, ponerse calentitos y confortables. No hay nada que reduzca más el estrés que 20 minutos leyendo juntos. Mi marido y yo disfrutamos tanto que hacíamos un turno doble: Él leía a nuestro hijo por las mañanas y yo por las noches. Prolongábamos las noches hasta las 11, hasta que nuestro hijo, nos echaba, literalmente, de su habitación. Yo le sigo leyendo todavía hoy día – tiene 24 años-pero me sigue dejando que le lea. Esto no ocurre porque sea una supermamá, sino porque leerle y leer con él es uno de los mejores momentos que seguimos pasando juntos.
Aquí van mis 10 mejores consejos para hacer que la lectura con tus hijos sea divertida.
- Empezar pronto. Yo empecé mirando estanterías con mi hijo Josh cuando él sólo tenía 4 meses. A los dos nos gustaban los libros de Helen Oxenbury y las encantadoras historias: Amigos, Vistiéndose o Jugando. A veces daba la opción a mi hijo de elegir entre dos libros, y él no perdía la ocasión de hacerlo. Popi, El catálogo del bebé o Querido zoo eran también nuestros favoritos. Los niños pequeños tienen opiniones y no dejan escapar la oportunidad de hacer sus elecciones. Además adoran mirar los libros.
- No estáis tan ocupados. Decir que no tenéis tiempo, es como decir que no tenéis tiempo para darle de comer. ¿Demasiado trabajo? ¿Demasiado cansados? ¿Demasiado que hacer por la noche? No hay ninguna ley que diga que a los niños sólo se les puede leer por la noche. Levantaos un poco antes por la mañana y leed un poco. Mi marido solía trabajar hasta tarde y era lo que hacía.
- Hazles a tus hijos el carnet de la biblioteca. Podrán llevarse a casa 10 libros a la semana, devolverlos y sacar otros 10 más. Es genial poder sacar los libros una y otra vez y permitirles hacer sus elecciones. Mi hijo siempre traía a casa libros muy raros, estaba obsesionado con unos libros siniestros titulados “Tiddles”, pero, ¿qué le vas a hacer? Con el tiempo escogía otros como Buenas noches luna o La oruguita glotonaa. También los cuentos de Michael Rosen como Vamos a cazar a un oso, El gato en el sombrero o los libros de John Burningham.
- Piensa en todos los cuentos que te perdiste de pequeño. Ahora tienes otra oportunidad de leerlos. Yo le leí a mi hijo El hobbit, Las Andorinas y las Amazonas y El viento en los sauces.
- A los niños no les preocupa no conocer algunas palabras. Las Andorinas y las Amazonas está escrito con un lenguaje arcaico. Yo no conozco muchos de los términos náuticos que allí aparecen. Después de leer media página, sin entender nada, se lo dije a mi hijo; él respondió: “Como yo, pero me gusta oír como suenan las palabras”.
- Deja que ellos elijan. Cuando los hijos sean mayores, te apetecerá leerles algunos libros. Lee en voz alta los primeros párrafos de cada uno y deja que ellos elijan. recuerda que no haces estas lecturas por deber, lo haces por diversión.
- No castigues a tu hijo cuando aprenda a leer a no leerle más. Los niños desarrollarán su gusto por la lectura si tú les lees porque les cuesta menos trabajo y es menos difícil. Mi hijo adoraba leer Harry Potter, Leyendas Nórdicas de Kevin Crossley o La Casa de la pradera mucho antes de que pudiera hacer frente a su lectura de manera autónoma.
- Alternar capítulos. Mi hijo y su padre leyeron juntos todos los libros de Las Crónicas de Narnia (CS Lewis) y La Materia Oscura (Philip Pullman). Para hacer la cosa más llevadera se alternaban leyendo en voz alta cada uno un capítulo. Así la historia seguía con su emoción y no era tan pesado leer. Así es como mi hijo se volvió un gran lector, pero siempre en un ambiente relajado.
- Dejarse llevar en cada caso. Déjale leer a su aire. Muchas veces mi hijo prefería leer libros de ciencia ficción o historias de terror a cualquier otro libro que a mí me gustara leerle. Así que yo le leí todos los libros de Roald Dahl y los libros de “los Cinco” así como muchas leyendas y cuentos fantásticos. Yo estaba feliz y él también.
- Intenta no emocionarte. Yo no puede acabar de leer El Jardín de media noche sin acabar llorando, y esto para mi hijo resultaba incomprensible. Ningún niño disfruta de una historia con un padre que solloza. Acordamos que fuera su padre quien acabara las historia. Pero después de leer unas páginas, él también se emocionó. Creo que mi hijo no ha escuchado nunca el final de esta historia.
La imagen de la portada es de Helen Oxembury y la de la entrada de Ian Falconer