¿Habéis vivido alguna vez un flechazo por alguien que no conocíais de nada y con quien simplemente os cruzabais en algún trayecto del día o en un sitio concreto, y así día tras día? Esa sensación de que se convierte en parte de tu rutina, sin saber siquiera el nombre de esa persona…
Pues si conocéis un poco esa sensación entenderéis al protagonista de esta historia. Y es que Andrés, estudiante en segundo de carrera de Magisterio, se encuentra un día en el ascensor del edificio donde vive, a una chica que le atrae desde el primer momento, Rebeca.
Tras descubrir que coge todos los días el ascensor a la misma hora decidirá no dejar del todo al destino la posibilidad de volver a cruzarse con ella, se esforzará por estar todos los días cogiendo el ascensor a esa misma hora. Y así tener 69 segundos diarios, que es exactamente el tiempo que coinciden en el ascensor, para ir conociéndola e ir resolviendo todos los misterios que esconde.
¿Conseguirá conquistarla? Ojalá que sí, contará para ello con los consejos de sus dos compañeras de piso, Verony y Maria.
Ha sido una lectura que hemos disfrutado mucho. Resulta amena y te engancha desde el principio, con unos personajes tan diferentes que te puedes sentir identificado con alguno de ellos en algún momento de la historia.
Si tenemos que destacar algo del libro es sin duda lo que nos hemos reído leyendo conversaciones de Maria y de Verony. Las dos son de lo mejor del libro y nos lo hemos pasado muy bien gracias a ellas. Y hay encuentros en el ascensor, con Rebeca o con otros personajes que son también muy divertidos (“la vieja muerta”). Pero no solo son risas todo el rato, también hay momentos de llorar que van a hacer que la historia tenga una mezcla perfecta de emociones, además de una mezcla de escenarios y experiencias.
Si os gustan los libros juveniles románticos no tenemos duda de que este libro lo vais a disfrutar seguro.
Esperemos que sea sólo el principio para Jon Azkueta de esta aventura que es publicar libros.