"Donde quiera que yo esté", de Romana Petri
Donde quiera que yo esté
Petri, Romana
ISBN
978-84-17118-17-4
Editorial
Editorial La Huerta Grande
Donde quiera que yo esté de Romana Petri, publicado por la editorial La Huerta Grande y traducido por Pilar Eusamio, es un evocador relato de tres mujeres y sus familias, amores, dolores y alegrías en la Lisboa del siglo XX. Una ciudad muy presente en toda la novela que transcurre durante décadas a través del relato de Margarida, su hija María do Ceu y su amiga Ofelia. Mujeres fuertes que resisten las embestidas de la vida, la soledad y la pobreza con una capacidad de resistencia y superación maravillosa, siempre con la defensa de la maternidad como pilar y potencia de la existencia, con la luz de Lisboa siempre presente como testigo de los acontecimientos, con su belleza melancólica, con su lenta cadencia y con ese azul especialmente luminoso de la ciudad “bonita pero complicada” que dice uno de los protagonistas masculinos de esta crónica de amores vencidos y desamores eternos que, con ternura y humor, se te clava dentro como sólo las grandes historias pueden hacer, a través de un lenguaje perfectamente ensamblado, con una sencillez descriptiva casi poética, con una prosa envolvente y hermosa. Un libro impresionante, que gustará a las lectoras y los lectores de Almudena Grandes o Elena Ferrante y del que os dejamos un par de extractos:
1. “No consiguió llegar a dormirse durante el viaje de vuelta, era como si, cada vez que estaba a punto de deslizarse hacia el sueño, algo la sacudiese para mantenerla alerta. Entonces abría los ojos y veía el sol del crepúsculo entre los árboles que flanqueaban la carretera junto al mar, las copas de los árboles ardían y le herían la mirada con todo aquel resplandor. Pero pensó también que aquel era un momento perfecto, que precisamente en aquel resplandor estaba la razón de la vida, todo su sentido”.
y 2: “ […] Cualquier cosa que él diga es como si me hablase de una felicidad que tenemos todos justo aquí, delante de nuestros ojos, que es nuestro derecho y que para que sea nuestra solo tenemos que alargar una mano.
-Qué cosas más bonitas dices, hija mía.
-¿De verdad? Creía que te darían miedo.
-Y me lo dan, pero no por eso son menos bonitas. El valor da siempre una gran alegría.
-Haciendo estas cosas, en nuestro país, se corre mucho riesgo. Los que son como nosotros, cuando los pillan, no se sabe cómo acaban. A un amigo suyo, un buen día, lo detuvieron y no se ha vuelto a saber nada de él.
-Son elecciones que se hacen en la vida, a saber cuántas habrá habido en la historia del mundo. Tú que has estudiado deberías saberlo. Además, riesgos se corren siempre tantos, incluso sin razón, que si alguien tiene el valor de correrlos por una idea válida…Me has hablado de libertad, de derechos, de igualdad. Me parecen cosas justas, cosas que faltan en nuestro país. Yo no he estudiado, pero la impresión que he tenido siempre de nuestro pueblo es que es demasiado paciente. Hace falta alguien que pierda la paciencia, personas jóvenes y valientes como vosotros. Claro que tengo miedo por ti, pero también estoy llena de esperanza.”
Pablo Bonet, Librería Muga (Madrid)