“El libro de los errores” de Gianni Rodari
El Libro de los Errores
Rodari, Gianni
ISBN
978-84-261-4616-8
Editorial
Editorial Juventud
En las fotos en blanco y negro más conocidas de Gianni Rodari lo vemos siempre rodeado de niños y casi podemos escuchar cómo les está contando historias, despertando su imaginación, provocándolos y proponiéndoles maravillosos juegos verbales.
Es así como nos imaginamos, aunque él ya no esté, el destino de este especialísimo libro del que os hablamos en estas líneas. Un libro que pide ser leído en voz alta, poco a poco, mejor en grupo, disfrutando de las rimas, de los personajes, del sentido del humor, de los desafíos (porque hay muchas cosas que siguen sin funcionar en este mundo), de las historias fantásticas.
Publicado originalmente en Italia en 1964, con ilustraciones de Bruno Munari, “El libro de los errores” nunca había tenido en nuestro país una edición tan hermosa y tan cuidada en cada uno de los detalles como la que nos presenta la Editorial Juventud, con la traducción y adaptación de Carlos Mayor, y las ilustraciones de Chiara Armellini.
Teresa Duran y Txell Freixinet se han encargado del libro en catalán, también disponible.
Esta obra ha tenido la feliz coincidencia de enmarcarse en la celebración del 100 aniversario del escritor, periodista y pedagogo Gianni Rodari, y también la mala suerte de publicarse en plena pandemia, aunque estamos convencidas de que su recorrido será largo y feliz porque su propuesta es única y da mucho juego a familias y educadores, a quienes está dedicado por su “tremenda responsabilidad de corregir (sin equivocarse) los errores más insignificantes de nuestro planeta.”
No tenemos más que leer el breve prólogo para lanzarnos de lleno al desafío:
“Los errores son necesarios, útiles como el pan y a menudo también hermosos: un ejemplo es la torre de Pisa. Este libro está lleno de errores, y no son solo faltas de ortografía. Algunos son evidentes a simple vista, otros están escondidos en adivinanzas. Algunos están en verso, otros en prosa. No todos son errores infantiles, lo cual responde perfectamente a la realidad: el mundo sería maravilloso si solo se equivocaran los niños. Entre padres podemos decirlo, pero no está mal que también lo sepan los chiquillos.”
Estructurado en tres partes, “El libro de los errores” reúne en verso y en prosa 90 historias que demuestran lo que este escritor pensaba de las incorrecciones: “De los errores se aprende, dice un viejo proverbio. Un proverbio nuevo podría decir: “Con los errores se inventa.”
Mientras que en “Errores para un lapiz rojo” se concentran versos y cuentos breves sobre errores ortográficos y gramaticales, con personajes estrafalarios, como el profesor Gramaticus, o Marco y Mirto, los gemelos terremoto que se divierten confundiendo los sufijos o los adjetivos; en azul se presentan los “Errores de pensar poco”, donde Rodari señala errores más profundos y más difíciles de cambiar: los problemas sociales, las desigualdades, la pobreza…
La tercera parte, “A buscar el error”, corresponde a los cuentos más largos, donde el autor juega con la mitología y las historias tradicionales para invitarnos a reflexionar y reformular las preguntas importantes.
Cuentos breves como “Italia en miniatura”, “El dromedario y el camello”, “El último mirlo”, “El burro volador”, “El entierro del zorro”, “Encuentro en el puente” o los versos de “Tonino el obediente”, “Niños y muñecas” o “Revolución” darían para una reseña por sí mismos. Además, es posible encontrar perlas escondidas en muchas de sus historias.
Perlas que muestran desde el amor por el lenguaje (“la tilde es muy humilde, pero tiene su importancia:/ si no se pone en su sitio, gana siempre la ignorancia“), al modo cómo concebimos el aprendizaje (“el sistema para ser científico sin cometer errores puede que nunca lo invente nadie” o “Lo que todavía no se sabe es más importante que lo que se sabe ya“), las reflexiones sociales (“voy y me pongo a buscar errores en los verbos… ¡cuando los peores errores están en las cosas“) o la manera cómo influimos en la infancia (“lo normal no existe“, “es necesario pensar siempre antes de obedecer” o “No manda nadie, porque nos queremos mucho.“)
Es imposible hablar de Rodari sin extenderse ni emocionarse. Sólo una cosa más. Él decía: “Para una literatura infantil que no caiga sobre los niños como un peso externo o como una tarea aburrida, sino que salga de ellos, viva con ellos, para ayudarles a crecer y a vivir más arriba, tendríamos que conseguir relacionar íntimamente estos tres sustantivos: imaginación-juego-libro“. Y esa maravillosa combinación es lo que tenemos entre las manos.
Sonia Domínguez / Grupo Kirico