“El nenúfar y la araña” de Claire Legendre
El nenúfar y la araña
Legendre, Claire
ISBN
978-84-949095-3-5
Editorial
Editorial Tránsito
He aquí un libro sobre la supervivencia, no al modo de Robinson Crusoe sino al de Madame Bovary, un libro sobre la enfermedad y la hipocondría (“Tus miedos falsos, peores que los verdaderos”), un libro sobre el sufrimiento en diversas formas, pero a la vez un libro liberador, más angustiado que angustioso. El nenúfar y la araña es una reflexión general sobre qué significa vivir, y qué significa sufrir, y qué implica hacer literatura. Se exploran los sentimientos amorosos, del deseo a los celos, se analiza el dolor, y se repiensa sin ninguna afectación la creación artística y su posible sentido, su alcance. Como si el ensayo pudiera asumir la forma del diario íntimo: “Lo peor de la ficción es que no sirve de nada para protegerse. Ni siquiera es una crisálida; por poco que se crea en ella, hace el mismo daño que la realidad”.
“No conozco más que dos formas de darle sentido a mi vida o de hacerme creer que lo tiene: amar a alguien y escribir libros”, afirma Claire Legendre (Niza, 1979), y ambas cosas acaban haciéndole daño y, a la vez, acaban salvando. Se habla de la inseguridad y de los afectos, de la autodestrucción (“Te has portado mal con tu cuerpo y él te lo devuelve haciéndote sufrir”) y de la reparación (“Los novelistas tenemos una particularidad: escribimos historias a partir de las nuestras, y al hacerlo dotamos de sentido a estas últimas, que no lo tienen. Cada gesto, cada palabra, adquiere sentido”), del lugar que se tiene en el mundo y en la Historia (con buena conciencia de sí misma y de su tiempo, de su suerte: “Soy de la época, de la clase, que puede permitirse buscarle un sentido a su vida”) y de lo que se puede hacer con ello.
Breve pero precisa, concisa y exacta, Legendre despliega una sabiduría que nace de la sangre y una intensidad que procede de la inteligencia, ambas compenetradas pero también en conflicto. De esos choques surge un libro distinto, intergenérico, muy personal y a la vez “muy siglo XXI”, bien informado pero sin renunciar a lo visceral, algo instintivo y culto, consciente y animal. Un testimonio potente y hermoso, distinto pero reconocible, muy bien escrito y con una fuerza introspectiva muy convincente.