“El pasajero” de Ulrich Alexander Boschwitz

El pasajero

El pasajero

Boschwitz, Ulrich Alexander

ISBN

978-84-17517-12-0

Editorial

Editorial Sexto Piso

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Si nos propusiéramos hablar de una novela cuya narración se sitúa en la Alemania de 1938, en pleno corazón del Reich, durante los pogromos que el Estado puso en marcha en noviembre de ese año y cuyo protagonista fuera un empresario alemán judío que lo pierde todo de la noche a la mañana y que se ve obligado a huir para salvar su vida, a priori no estaríamos hablando de una historia muy original, ¿cierto?

Pues bien, quizá a estas alturas el contexto no lo sea pero, como tantas cosas en esta vida, todo depende del enfoque, de la perspectiva y, por supuesto, de la mayor o menor fortuna con que se planteen.

Para empezar, el autor de El pasajero, un joven alemán que murió en el año 42 con tan solo veintisiete años cuando el buque en el que viajaba fue bombardeado, conoce bien –por haberlos vivido– los hechos que narra, lo cual siempre imprime al texto una pátina de veracidad mucho mayor que la resultante de la mente que solo imagina cómo ocurrieron. Pero además esta historia posee muchos valores que hacen recomendable su lectura y que han permitido que en 2018 una editorial alemana se decidiera a publicarla tras permanecer casi ochenta años olvidada. Afortunadamente en Alemania gustó y una editorial española, independiente, como suele ocurrir en estos casos, ha decidido arriesgarse, traducirla y editarla en nuestro país. Estamos de enhorabuena.

El pasajero posee pulso narrativo y mantiene en todo momento el interés por el destino del desconcertado Otto Silbermann, su protagonista. El lector llega a empatizar absolutamente con los distintos estadios mentales y anímicos por los que pasa, a saber, desconcierto, resignación, miedo, angustia, esperanza, rebelión, desesperación… Ello es posible gracias a los breves momentos de reflexión interna del protagonista –lo mejor de la novela–. Decimos breves porque el ritmo de la historia no permite grandes disquisiciones sino tan solo sensaciones apenas transformadas en pensamientos y siempre desde la premura, la necesidad de seguir huyendo, sin descanso, una y otra, y otra vez…

Es éste uno de los aciertos del autor, establecer un paralelismo entre el ritmo reflexivo del personaje y el ritmo narrativo de la historia. Todo aquí transmite sensación de urgencia, de prisa, y en los escasos momentos de reposo casi gritamos al protagonista que se vuelva a poner en marcha. El estado mental del personaje es un fiel reflejo de la locura y el absurdo de aquellos tiempos, ¿hasta dónde es capaz de aguantar un cerebro humano una situación así sin perder la cordura?

Conociendo las circunstancias históricas de las generaciones que nos precedieron y asistiendo a la deriva de los acontecimientos que vivimos ahora –y sin ánimo de resultar tremendista– una se plantea una vez más si hoy día desde nuestro cómodo bienestar actual seríamos capaces de soportar una situación límite como la que se nos describe, si podríamos asumir el sinsentido y seguir viviendo, si seríamos capaces de recomponernos y volver a empezar en otro lugar, en otras circunstancias, sociales, culturales. Si realmente somos tan fuertes como creemos ser. Creo que nadie que no haya vivido algo así puede responder a esto. Yo desde luego no puedo.

Los lectores de hoy día, acostumbrados a las historias intensas, emocionantes, que nos ofrecen los medios actuales, el cine, la literatura, etc. no van a encontrar aquí misterios, crímenes por resolver ni asesinatos –entiéndase esto último–, pero en cambio sí una historia en la que se respira tensión y angustia en cada línea. Se puede leer como una mera ficción literaria emocionante o se puede ir más allá, eso ya depende de cada uno.

Existe un limbo en el que quiero pensar que se encuentran todos los personajes de la literatura de todos los tiempos y, como en la vida misma, a unos les tocó vivir grandes historias, protagonizar grandes gestas, llevar una vida fácil, cómoda, feliz incluso, mientras que otros nacieron condenados a una vida miserable o, lo que es peor, a una vida cómoda y segura que de repente dejó de serlo para convertirse en una especie de locura absurda y sin sentido. Esto es lo que Boschwitz, el autor de la novela que nos ocupa, le reservó a su personaje, Otto Silbermann, condenado ya a vivir en una huida continua a ningún lugar, para siempre, como los habitantes del infierno de Dante, sin esperanza ni posibilidad de marcha atrás.

Pasen y lean… y, de paso, reflexionen…

Ester Vallejo, Librería Jurídica Lex Nova (Madrid)

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