“En el jardín del ogro” de Leila Slimani
En el jardín del ogro
Slimani, Leila
ISBN
978-84-949414-2-9
Editorial
Editorial Cabaret Voltaire
En la narrativa, cuando se afronta algún caso de compulsión sexual, y muy especialmente si la protagonista es una mujer, lo habitual es que la cosa, a la caza del mayor número posible de lectores, derive hacia lo erótico, lo estimulante… Lo que hizo Leila Slimani en esta novela suya de 2014, traducida ahora al español por Malika Embarek López, es muy distinto: no se da una visión idealizada o elegante de la ninfomanía, sino que se trata de escarbar un poco en los mecanismos psicológicos, las consecuencias sociales, las reacciones de los otros. Las consecuencias de una vida en la que, entre el deseo insaciable y el pánico a ser descubierta, una “se muerde obsesivamente las mejillas por dentro”.
Aunque se apunta alguna explicación retrospectiva a esa, digamos, perversión, que habría comenzado en la adolescencia a través de la lectura de una página de La insoportable levedad del ser, y se ensaya algún amago de explicación de su comportamiento (“En su amnesia perdura la sensación vivificante de haber existido mil veces a través del deseo de otros”), Slimani acierta al limitarse a describir el comportamiento, con elipsis estupendas que dejan claro que en ningún momento pretende relatar situaciones excitantes, como si siguiera a su personaje, Adèle, con una cámara, observándola sin juzgarla.
Y el manejo de los tiempos es magnífico: aparte de los ocasionales viajes al pasado (“los hombres me sacaron de la infancia”), hay secuencias que adelantan situaciones posteriores, que después pasan a ser explicadas, rellenando en parte los huecos cronológicos que, deliberadamente, se habían dejado pendientes o silenciados. Eso ayuda a redondear el retrato de Adèle, y aunque parece concluirse que las mentiras siempre hacen daño (pero también que conviene comportarse según reclama la naturaleza de cada cual…), es llamativa la falta de moralismo por parte de la autora, que no se permite “opinar” en ningún momento acerca de los actos de sus personajes: deja que cada lector decida si lo que está sucediendo es liberador o vil, envidiable o depravado (o incluso envidiable por depravado…).
Esta novela atrapará incluso a aquellos lectores a los que ya les cuesta sentirse interesados por historias privadas de ficción, pues lo que Slimani plantea, tan furtivamente como despliega Adèle su red de engaños y deseos, es una parábola moral que, aparte de leerse muy bien y estar llena de detalles inspirados, aborda frontalmente uno de los dilemas de nuestro tiempo, o, mejor, una de las consecuencias más perturbadoras del acceso a la postcontemporaneidad, de la que las concepciones tradicionales del amor, el compromiso, la fidelidad o la familia no pueden salir indemnes.