"La penúltima bondad", de Josep Maria Esquirol
La penúltima bondad
Esquirol Calaf, Josep Maria
ISBN
978-84-16748-84-6
Editorial
Acantilado
El amor y el pensamiento hacen vibrar el mundo, pues quien piensa y ama vive y genera vida. Esta idea alberga lo mejor y más hermoso de la vida humana, y también lo más genuino de ella: la bondad. Una bondad que, al decir de Josep Maria Esquirol, el autor de este ensayo bellísimo, siempre es penúltima, porque el ser humano es un ser de bondad y en su vida siempre habrá espacio para una bondad siguiente.
La penúltima bondad viene a ser continuación de La resistencia íntima (Acantilado, 2015), una llamada a no doblegarse ante las corrientes arrasadoras del presente, y que no deja de ser «amparo y esperanza en la generación» (p. 8). Resistir y generar, generar resistiendo, claves para vivir más plenamente.
Josep Maria Esquirol considera que los seres humanos nos hallamos en las «afueras» de un paraíso imposible: ésa es nuestra realidad y desde ahí hemos de vivir, entre la penumbra, la claridad y los intentos de decir, pero envueltos también en un halo de misterio, al que, para vivir más de verdad, conviene estar atentos. El autor invita ante todo a la sencillez y a la profundidad, dos valores que destila este libro, y por eso resulta tan creíble, tan auténtico, tan verdadero. Mas la sencillez y la profundidad se gestan en lo pequeño, en lo cercano, en donde se da lo que Esquirol denomina «repliegue del sentir», que es en lo que consiste, en el fondo, la vida humana, que es vida personal. Y por ser personal es abierta, es decir, una vida expuesta a tres experiencias fundamentales: la del yo, la del tú y la del mundo, y que se deja afectar por ellas. Paralelamente a estas experiencias esenciales, los seres humanos conscientes de dicho repliegue del sentir viven tres movimientos también esenciales: sienten el placer de sentir, aunque también la propia vulnerabilidad y la vulnerabilidad de los demás, y la inteligibilidad del mundo; y con ellos, el deseo, que late como motor de este generar en que consiste la vida, cuando sabe que es vida. Pues somos deseo; Deseo con mayúsculas.
No hay, pues, paraíso, al menos en las Afueras. Esa plenitud imaginada a lo largo de los siglos «inmediación sin mediación, es inhumana» (p. 84) –dice el autor–. Aunque aspiramos a la plenitud, vivimos una existencia difícil. Y aquí Esquirol denuncia la «patologización de la vida», y recurre a lo hondamente humano: a la generosidad, al amparo, a la acogida, que llevan a pensar la felicidad «de otro modo». «Todo se perderá, pero casi seguro que el grosor invisible de un acto de generosidad supera al del manto de la tierra» (p. 96). Y también contempla los árboles del paraíso (el de la vida y el del conocimiento), situados «en las afueras del Edén». Desde ahí invita a «no perder el vínculo», clave de la verdadera obediencia, que viene a hacernos más humildes. La humildad, aliada segura de la bondad, la exalta en un encuentro imaginado entre Zaratustra y Francisco de Asís, sencillamente delicioso.
Toda la obra es invitación a la vida espiritual, que no es sino «cuidado por la pobreza del alma» (p. 144). De manera que quien se deja «tocar» por la misma vida y por los demás en ella, es instado a vivir en profundidad y a concebir la vida, desde, ahí como misterio.
La penúltima bondad es un libro precioso en el que laten acompasados acogimiento y esperanza, atención, agradecimiento, generosidad, renuncia… Y lo más humano de los grandes pensadores está presente en sus páginas, en las que se escucha, como en un susurro, que «el mundo humano se sostiene por la bondad» (p. 153).
Carmen Herrando, Librería Ars (Logroño)
Encuéntralo también en su versión original en catalán.