“Lector cómplice” de Javier Lostalé

Lector cómplice

Lector cómplice

Lostalé Alonso, Javier

ISBN

978-84-18239-20-5

Editorial

Athenaica Ediciones Universitarias

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Sería una temeridad que el mundo dejara de escuchar a los/as poetas, y sería poco natural que sucediera, aunque la mayor parte de la humanidad sienta una perfecta indiferencia ante ellos, e incluso empiece a adivinarse una pequeña corriente de desprecio, de desprestigio (algo en lo que los propios poetas tendremos alguna responsabilidad). Para contribuir a contrarrestar cualquier posible tentación de descrédito de la poesía, Javier Lostalé es, entre nosotros, uno de sus más tenaces y constantes divulgadores en España, y decimos lo del “divulgador” en el sentido más heroicamente digno del término: lleva décadas en ello, desde la propia creación, y desde la crítica, y desde el periodismo, y su figura es la de alguien que, aparte del rigor y, sobre todo la pasión, se ha convertido en un activista de la amabilidad.

Lector cómplice, un pequeño tratado publicado ahora, es un libro misceláneo donde Lostalé ofrece varios pequeños y diversos textos sobre poesía y poetas. Sirve también de recordatorio, en lo que tiene de estupenda colección de citas, y su intención es la de recuperar grandes y poderosas opiniones sobre poesía, para a continuación aportar las propias. Se habla sobre las condiciones de la inspiración (“exige un tiempo en el que el poeta pueda leer la vida hasta despertar su música más secreta”), se indaga en el propio lenguaje (“las palabras son apátridas que nos otorgan patria”), se ofrecen opiniones originales sobre algunos poetas principales (“Juan Ramón Jiménez es más que un ejemplo para los que creen en la poesía como el más profundo cultivo del yo”), se recuerda a ilustres amigos personales como Vicente Aleixandre (y “su corazón extendido”) o Rafael Pérez Estrada (“una constante explosión controlada”) y, sobre todo, se amplía la filosofía de la lectura: Javier Lostalé ha sostenido siempre como un lema aquello de que “quien lee vive más”, y aquí llega más lejos, y siempre con razón y agudeza: “Llega un momento en que hasta en nuestra mirada y en nuestros gestos se percibe que somos lectores”. Y nunca habíamos leído tan bien dichas algunas cosas verdaderas: “La lectura es el mejor antídoto contra la soberbia y la vanidad. El solo hecho de asomarnos a la creación literaria a través de los siglos nos hace tomar conciencia de nuestra pequeñez, de la imposibilidad, por muchas horas que convivamos con los libros, de ir más allá del umbral de todo lo que nos ofrecen”.

De Shelley a Julia Uceda, de Rilke a Pere Gimferrer, de Eliot a Pureza Canelo…, aquí encontramos una estimulante reunión de poetas cuyas opiniones, ordenadas, forman una “ideolojía” (por decirlo a la particular manera de Juan Ramón Jiménez). Qué importante es el orden interno de un libro, incluso en los libros “de varia lección”, y qué importante también la estructura, la coherencia, el destino único de lo que se dice. Y en Lector cómplice se da: es un libro con destino propio consagrado a celebrar un destino superior, sublime, trascendental: “No necesitamos que un libro nos cuente una historia, basta con que en sus páginas, de pronto, haya una ascensión muy secreta que nos encienda la dicha de vivir, o que la música del texto sea una contraseña para habitar lo más oscuro hasta hacerlo brillar”.

Juan Marqués, ‘Las Librerías Recomiendan‘.

 

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