“Los libros de Terramar” de Ursula K. Le Guin
Los libros de Terramar. Edición completa ilustrada
Le Guin, Ursula K.
ISBN
978-84-450-0861-4
Editorial
Minotauro
Aquel que conoce el nombre verdadero de las cosas tiene poder sobre ellas. Este axioma, de hondura insondable, impregna por completo todo el corpus narrativo que conforma la saga de Terramar. Aquí, en el salvaje y hermoso archipiélago parido por Ursula K. Le Guin, todo posee un nombre designado desde el primer día de la Creación, inextricablemente unido a su ser como un tatuaje dibujado en el hueso.
De aquí se extrae una vieja enseñanza, más vigente que nunca en estos tiempos de bulos y posverdad: la palabra (y por extensión, el número) como el acto de creación y, a un tiempo, de destrucción, definitivo. Es decir, la literatura como el rasgo diferenciador del ser humano con respecto al resto de criaturas, el vehículo a través del cual nuestra civilización ha codificado su pensamiento y ha expresado de manera tangible sus deseos de trascendencia. Desde que el primer homínido pintó la silueta de su mano en la superficie rocosa de una cueva, o desde que el primer escriba sumerio cinceló el cuneiforme en una tablilla de arcilla, somos, y siempre seremos, la suma de nuestras historias.
La pluma es más poderosa que la bomba de hidrógeno.
A partir de esta semilla, Terramar crece y se ramifica y se convierte en una historia que es brillante a todos los niveles. Una saga que se erige, junto con El Señor de los Anillos, como el clavo dorado de la literatura fantástica de todos los tiempos. Terramar es, en definitiva, un triunfo de las letras, un legado que recogieron las generaciones posteriores de escritores, los cuales enriquecieron un género aupados sobre los hombros de gigantes.
Terramar es épica, oscura y violenta. Es íntima, féerica y sensible. En ella caben desde el silencio de los primeros bosques hasta el estruendo crepitante del último dragón. Sus personajes poseen la misma fuerza casi totémica de los héroes y los demonios de las epopeyas mitológicas. Gavilán es una creación inmortal, como pueden serlo Frodo, Gandalf o Aragorn. A través de sus ojos, de su auge y caída como mago legendario, de sus sacrificios y triunfos, asistimos al devenir infausto y a las luchas que desgarran el archipiélago.
Comparada con el resto de su obra, donde la fantasía y lo sobrenatural no son más que un susurro apagado, un latido distante, en Terramar Le Guin nos ofrece una saga donde lo fantástico grita como una alarma enloquecida, cae como un diluvio cálido y eterno. Clama con la métrica precisa de un conjuro, te empapa con el clamor salvaje de los imperios en liza, o con los versos tristes de la canción de un bardo. Y es esta una canción antigua y poderosa, de contralto, que bebe directamente de las mismas fuentes de las que nacen las leyendas, y cuyas endechas no serían ajenas a ser narradas alrededor de una hoguera por un pastor de la edad de bronce. Destila la sabiduría del primer contador de cuentos y la fascinación del primer humano que levantó la mirada a las estrellas.
Somos la suma de nuestras historias…
Yo he estado allí, he sentido el invierno frío a orillas del Mar Interior, he susurrado palabras de poder en las altas torres de Roke, y he sangrado triunfante sobre las cenizas de razzias kargas.
A veces, durante algunas mañanas de verano, cuando huelo la costa, aún creo que sigo allí, que el viento me trae la voz implorante de alguien pronunciando mi nombre verdadero.
Sergio García, Librería Dorian (Huelva)