“Los niños del Borgo Vecchio” de Giosuè Calaciura
Los niños del Borgo Vecchio son tres: Mimmo, un chico enamorado y con suerte, pues su padre compró un caballo ganador; Cristófaro quien tiene buenos motivos para temer la llegada de la noche, y Celeste, la hija de Carmela la prostituta.
Seguro que viven más niños en este barrio de Palermo, donde conviven las formas de vida más antiguas con algunos destellos de modernidad, traída por los turistas que se dejan engañar en este laberinto intrincado de callejuelas del que difícilmente podrán salir sus habitantes.
Seguro, también, que es la atemporalidad en la que transcurre el juego narrativo, junto con la mezcla de lo real y lo fantástico, tan bien tratada por Giosuè Calaciura (y tan bien traducida por Natalia Zarco), lo que produce el efecto mágico que convierte en poesía la vida de sus protagonistas, condenados a miserias de muchos tipos, y será la admiración por Totó, el ratero que corre más que la bala que quiso alcanzarle, o la devoción por la Virgen del Manto, o las conversaciones con Naná, el caballo ganador, o el olor del horno de pan…, quienes los redima antes de que la “muerte los libere del afán de vivir”.
Javier Soler, Librería Entre Libros (Linares, Jaén)