“Ocho horas” de Pepe Gálvez y Alfonso López
Si las librerías recomendábamos “¡Cava y calla!”, el cómic en el que junto a Sento Llobell y Manuel Granell, Pepe Gálvez recuperaba la figura del luchador antifascista Marcelo Usabiaga, ahora es turno para “Ocho horas”, la novela gráfica en la que cuenta la lucha de la clase trabajadora por alcanzar la jornada laboral de ocho horas. En esta ocasión Gálvez forma dupla con Alfonso López, con quien ya había publicado “Mil vidas más”, la biografía del militante comunista Miguel Núñez y de la que en 2021 se reeditó una versión ampliada con 37 páginas más.
No son estos los únicos trabajos de Gálvez que han llegado últimamente a las librerías. En octubre de 2021 pudimos disfrutar de “El partido de la muerte” , que cuenta la historia real del partido de fútbol celebrado en una Ucrania invadida por los nazis, entre una selección alemana y una ucraniana.
Cualquiera de estos cómics citados es de lectura recomendable, tanto por las historias que cuenta, por cómo lo cuentan, y por los dibujantes de los que se sabe rodear Pepe Gálvez para plasmar sus guiones.
“Ocho horas” había sido publicado previamente en catalán y ahora nos llega su versión en castellano de la mano de la editorial La oveja roja.
El cómic se adentra en la lucha sindical en la Cataluña de principios de siglo XX, en la que destaca la figura de Salvador Seguí, conocido como el Noi del Sucre. La confrontación entre la clase obrera y la patronal tuvo su punto más álgido durante la huelga de La Canadiense. Este episodio paralizó Barcelona y puso contra las cuerdas al Estado. Terminó el 19 de marzo de 1919 y entre los acuerdos alcanzados figuraba una de las reivindicaciones del movimiento obrero internacional: la jornada laboral de ocho horas.
Con una narración ágil, dinámica, y un dibujo expresionista, Gálvez y López reflejan cómo era entorno social y la situación económica del país, la tensión política que se vivía con dos grupos antagónicos muy enfrentados, que terminaron en una guerra sucia entre los grupos de acción anarquistas y el pistolerismo auspiciado por las alianzas entre militares y la patronal.