"Sol negro. Depresión y melancolía", de Julia Kristeva
Sin ánimo de autoayuda. Es lo que casi se me escapa decirle a alguien que hojeaba este libro en la librería. Qué connotación tan extraña tiene un título como éste al ser traducido al español. Algo que la literatura, la cultura francesa, asume sin pestañear. Soleil noir. Dépression et mélancolie es casi un haiku; y tan certero e impactante como el texto al que arropa.
Sí, Julia Kristeva es demasiadas cosas; menos mal. Qué difícil es ahondar -sin caer- en la poética de la melancolía. Qué difícil es invocar a la mismísima Belleza, y nombrar a lo Sublime como diagnóstico de una sociedad en duelo que se escandaliza -quizá por considerarlas ridículas en el mundo de lo urgente- con estas palabras tan mayúsculas.
¿Cómo haces, Julia? ¿Cómo te atreves a ese otro duelo constante con el lenguaje, con la palabra que, si nos descuidamos, sentencia? Pues como Hélène Cixous, como Roland Barthes, me digo. Son la carne de las palabras.
Y encima, sin quedarse todavía tranquila: Nerval, Dostoyevski y Duras.
En un breve intento de dedicarle un discurso amoroso a este Sol negro, hay que decirle a la editorial Wunderkammer que lo hacen muy bien; me compraré otro ejemplar: uno para matarlo y destriparlo, y otro para que viva hermoso en la estantería.
No sea tan cruel, señora Kristeva, que somos muchos los heridos y abrumados ante su cegadora lucidez. Heridos porque nos acierta
Como dice usted en su “SMS a los lectores españoles” -lectores que más bien lanzábamos un SOS-, cuando su editora le pregunta si tiene algo que añadir, treinta años después de la edición francesa: “Yo se lo agradezco mucho y no me deprimo, pero me interrogo”.
Librería Pasajes (Madrid)