"Un andar solitario entre la gente", de Antonio Muñoz Molina
Un andar solitario entre la gente
Muñoz Molina, Antonio
ISBN
978-84-322-3350-0
Editorial
Seix Barral
Este libro no es una novela, pero tampoco es un ensayo. No es un libro de fácil lectura, pero sí de una lectura muy gozosa. Es un libro que abre muchas puertas, y que nos va a llevar a una multitud de autores que, probablemente, no hemos leído previamente.
El autor nos habla de un narrador que sigue a un caminante anónimo por la ciudad, que va tomando notas, memorizando toda clase de estímulos audiovisuales (compro oro y plata, por ejemplo, puros materiales de derribo) y va husmeando en los titulares de los periódicos de las personas que se sitúan a su lado en el metro. No sabemos el nombre de narrador ni del caminante, pero sabemos que se siente Thomas de Quincey, Charles Baudelaire, Fernando Pessoa, Edgar Allan Poe, James Joyce, Walter Benjamin, Herman Melville, Federico García Lorca o Walt Whitman. Todos estos escritores, precisamente, son descriptores y nos hablan, en muchos casos, de ciudades que no conocían o a las que se enfrentaban por primera vez, y ahí está gran parte del secreto de este libro, porque muchas veces no nos dice la ciudad por la que camina, porque lo que quiere es que veamos cómo desconocemos nuestras propias ciudades y cómo somos extraños en nuestro propio mundo. Llevamos un teléfono móvil que nos hace agachar la cabeza, nos aislamos del mundo que nos rodea y no leemos en la calle lo que el mundo nos cuenta. No leemos los anuncios en las paredes que esconden vidas enteras.
Al caminar aislados, hemos perdido la maravillosa costumbre de escuchar conversaciones a retazos, e imaginar de dónde viene y a dónde va esa frase. Si analizamos sólo la mitad de una conversación telefónica –la del interlocutor que está a nuestro lado – podemos imaginar cuál era la pregunta o cuál habrá sido la respuesta.
¿Acaso no tiran muchas veces los escritores de esos hilos y retazos para construir sus mundos propios? Sacar un mundo propio de la mitad de otro ajeno es parte de la genialidad de ser escritor.
Muñoz Molina, que maneja el lenguaje con un gusto y una habilidad que permite una lectura muy fluida y sencilla, a pesar del formato extraño de la novela, podría parecer ese cascarrabias que se queja de que el mundo va demasiado rápido para su gusto, pero es todo lo contrario. Sabe que no todos disfrutamos de su placer cotidiano, y más bien nos está diciendo que él es feliz así, y que igual nos gusta a nosotros también. Es feliz de esta forma, a pesar de una leve recaída de una vieja depresión.
Él ha hecho, en la vida real, un cuaderno con recortes de prensa y anuncios, dibujos y fotografías y puede verse parcialmente entre el texto. Y parece que se lo ha pasado de maravilla con este experimento. ¿Lo mejor del libro? Que a nosotros también nos lo hace pasar muy bien, y nos hace sentir satisfechos por haber superado el reto de leer esta novela –pero si antes he dicho que no es una novela, en fin…– que no es fácil, pero que reconforta. Y ahora a ver las bibliografías de todos estos autores que se citaban arriba, porque si han inspirado un libro así, tienen que ser muy interesantes.
Juancho Pons, Librería Pons (Zaragoza)