“Vozdevieja” de Elisa Victoria
Qué pocas veces puede encontrarse en la literatura un sensato punto medio entre la idealización ingenua y engañosa de la infancia y esa otra actitud que la concibe o la recuerda como una etapa siniestra, tétrica, traumática. Por eso es de agradecer que, a medio camino entre las gominolas y las amenazas, con una porción de miedo y otra de tarta, la debutante Elisa Victoria (Sevilla, 1985) haya logrado, ante todo, atrapar un ambiente, captar un modo de vivir en un determinado momento y en un determinado lugar, que sin demasiados disfraces fueron los suyos.
Con el punto justo de peterpanismo (“Me da pereza crecer por tener tanto que estudiar”), con muchísimo desparpajo y con la confusión implícita a esa edad (“Si cambio todo el tiempo, ¿cómo voy a saber quién soy?”), Victoria ha logrado no sólo dibujar sino colorear la dispersión terrible y maravillosa de la niñez. Desde sus nueve años, Marina, la protagonista, ya tiene el punto de perversidad necesario sin haber perdido la inocencia o la necesidad de protección, y el resultado de esa ensalada de secretos, dudas y caprichos es un primer libro estupendo, publicado por Blackie Books de un modo impecable, y con el envoltorio más adecuado posible, en una edición irresistible.
No es extraño que sea Elvira Lindo la autora que, en la faja o en las presentaciones, está amadrinando este libro, pues la inteligencia, la curiosidad y el candor de Marina parecen una continuación de Manolito Gafotas, como si el niño carabanchelero, travestido de repente y un poco más punk, hubiera crecido un poco y se hubiese mudado a Triana a ver la tele y a acumular energía mirando en el kiosco las portadas de ciertas revistas, mientras otra parte de él mismo todavía anhela un globo en forma de pitufo, o juega a la casa de Chabel, o escucha canciones de Xuxa. Esos años. Esa felicidad. Esa rabia.
Contar las cosas desde la perspectiva infantil es algo que en ocasiones ha hecho muchísimo daño a la literatura, pero que también, cuando se ha acertado con el tono o con los símbolos, ha proporcionado hitos estupendos. Esta novela de Elisa Victoria ha de apuntarse gozosamente en el segundo grupo.
Juan Marqués, ‘Las Librerías Recomiendan‘
Izaskun
27 febrero, 2019 at 12:46 pm
Precisa y preciosa reseña, como preciosa, por su valor, es la novela.
“Vozdevieja” nos traslada a una infancia real (la que suele negarse en la adultez) llena de dudas, temores y, sobre todo, curiosidad. Marina, con su miedo a estar loca y su conciencia de lo que puede mostrar al mundo teniendo nueve años es, en gran medida, la niña que todas fuimos. Y la historia, llena de particularidades, de referencias generacionales, de espacios concretos, logra, magistralmente, presentar a una niña universal. Muy acertada me parece, en este sentido, la comparación con Manolito Gafitas, porque más allá de sus circunstancias, Marina fuimos todas.
Gracias por la reseña.
Felicidades a Elisa Victoria.
Izaskun
27 febrero, 2019 at 12:46 pm
Precisa y preciosa reseña, como preciosa, por su valor, es la novela.
“Vozdevieja” nos traslada a una infancia real (la que suele negarse en la adultez) llena de dudas, temores y, sobre todo, curiosidad. Marina, con su miedo a estar loca y su conciencia de lo que puede mostrar al mundo teniendo nueve años es, en gran medida, la niña que todas fuimos. Y la historia, llena de particularidades, de referencias generacionales, de espacios concretos, logra, magistralmente, presentar a una niña universal. Muy acertada me parece, en este sentido, la comparación con Manolito Gafitas, porque más allá de sus circunstancias, Marina fuimos todas.
Gracias por la reseña.
Felicidades a Elisa Victoria.