"Cielo", de Javier Lostalé
“Tan grande es tu vacío / que cualquier esperanza / se convierte en vértigo”…: quien escribe esos versos no es un hombre derrotado sino expectante, no un hombre amargo sino, acaso, melancólico, no un hombre desesperado sino sabiamente conforme con lo que hay. Ese hombre desnudo, expuesto, sin disfraces, es el poeta Javier Lostalé, quien acaba de publicar un libro precioso que, en cierto modo, continúa y tal vez culmina un ciclo claramente distinto inciado con Tormenta transparente y continuado con El pulso de las nubes. Son libros en los que, con serenidad, se va precisamente en busca de una consumación, de un despojamiento completo no tanto en la forma de los poemas como en su espíritu, entregado ya pero sin renunciar a las ilusiones, a la espera pero en pie.
Que con este Cielo Lostalé ha conseguido, en cuanto a su calidad y hondura, un verdadero libro de plenitud, es algo que descubrirá todo aquel que lo lea, pero el propio poeta, en otro sentido, también lo sabe, como demuestra el poema final, ese bellísimo “Cielo completo” en el que las averías del pasado se retiran ante la pura conciencia de un presente que se hace definitivo, reconciliado ya con su propia vida incluso en lo que tuvo de lesiva: “Que nada en tu biografía cicatrice / para que sean sus heridas quienes la escriban”.
La falta de humildad produce monstruos, y en estas páginas nos encontramos con un hombre modesto que contempla la eternidad, un hombre sencillo ante el misterio, un poeta de línea clara que se enfrenta a lo indecible, consciente de que “no hay espacio más hondo / que el de un alma habiéndose en soledad”.