Más libros de la semana de Literatura

“Los niños del Borgo Vecchio” de Giosuè Calaciura

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Los niños del Borgo Vecchio

Los niños del Borgo Vecchio

Calaciura, Giosuè

ISBN

978-84-16291-94-6

Editorial

Periférica

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Los niños del Borgo Vecchio son tres: Mimmo, un chico enamorado y con suerte, pues su padre compró un caballo ganador; Cristófaro quien tiene buenos motivos para temer la llegada de la noche, y Celeste, la hija de Carmela la prostituta.

Seguro que viven más niños en este barrio de Palermo, donde conviven las formas de vida más antiguas con algunos destellos de modernidad, traída por los turistas que se dejan engañar en este laberinto intrincado de callejuelas del que difícilmente podrán salir sus habitantes.

Seguro, también, que es la atemporalidad en la que transcurre el juego narrativo, junto con la mezcla de lo real y lo fantástico, tan bien tratada por Giosuè Calaciura (y tan bien traducida por Natalia Zarco), lo que produce el efecto mágico que convierte en poesía la vida de sus protagonistas, condenados a miserias de muchos tipos, y será la admiración por Totó, el ratero que corre más que la bala que quiso alcanzarle, o la devoción por la Virgen del Manto, o las conversaciones con Naná, el caballo ganador, o el olor del horno de pan…, quienes los redima antes de que la “muerte los libere del afán de vivir”.

Javier Soler, Librería Entre Libros (Linares, Jaén)

“Alegría” de Manuel Vilas

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Alegría

Alegría

Vilas, Manuel

ISBN

978-84-08-21785-5

Editorial

Editorial Planeta

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“Alegría” es, posiblemente, la palabra más hermosa del idioma español, y no sólo por su significado, insuperable (“la alegría es mejor que la felicidad”, leemos en la página 66), sino por su sonoridad, que produce o despierta aquello que designa. José Hierro puso esa palabra como título a su libro de 1947, un libro herido y sin embargo luminoso, y su primer verso (“Llegué por el dolor a la alegría”) va al frente del nuevo libro de Manuel Vilas, titulado igual, y sobre ese poemario del autor cántabro reflexiona el escritor aragonés en el penúltimo apartado de esta nueva novela personal.

Hay que acuñar definitivamente el concepto de “novela de no ficción” para referirse a esa buena batería de narraciones que últimamente nos asaltan y, generalmente, nos encandilan, y en las que los autores utilizan su experiencia “real” para tejer tramas o, cuando menos, situaciones, relatos, enseñanzas. Es la vida la que, en buena medida, escribe esos libros, en los que el autor ejerce de “antólogo de momentos”, de “montador de secuencias”, de “editor de la realidad”.

“Que los recuerdos mueran con dignidad, ése es mi cometido”, afirma Vilas, un poco en esa línea, y para los muchos lectores de Ordesa (recomendado en su día en ‘Las Librerías Recomiendan’) supondrá una enorme alegría saber que este libro es una continuación natural de aquél, pero aún más exaltado, más intenso, más sabio, más enloquecido y a la vez más centrado, con un rumbo más claro hacia ninguna parte, pero lleno de revelaciones, de delirios lúcidos, de realismo metafísico y de buena poesía.

Alegría es, en cierto modo, la crónica de todo lo que le pasó a cierto autor que escribió Ordesa, obteniendo un éxito unánime, y eso le permite no sólo abundar en lo que se decía en el primer libro, sino de algún modo rectificarlo, ampliarlo, matizarlo o incluso corregirlo. Pero es también un libro de viajes (más de interiores que de paisajes), un libro tan familiar que es casi una saga, un libro de amor que tiene algo de epitalamio (el género poético que celebra una boda). Y es un banquete de dolor y de humor, de celebración de la vida, de sorpresa y pánico y júbilo. Uno de esos libros que importan, y que, desentendiéndose de tramas o personajes de ficción, van directamente al corazón de lo que cuenta, sin rodeos, sin cautelas, dispuesto a sacrificar todo lo que uno pueda ser en el altar incierto de la literatura.

 

 

“El limón” de Mohamed Mrabet

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El limón

El limón

Mrabet, Mohamed / Bowles, Paul

ISBN

978-84-949414-6-7

Editorial

Editorial Cabaret Voltaire

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Si hay algo que disfruto en este mundo es conocer otros distintos al mío, otras culturas y costumbres, porque al final llego siempre a la misma conclusión, a pesar de las diferencias lingüísticas y geográficas los seres humanos buscamos siempre lo mismo, aquí y en la última esquina del planeta. Buscamos comunicarnos, relacionarnos, tener las necesidades básicas cubiertas y si es posible ser un poquito felices. Poco más.

Una de las mejores opciones de conocimiento de esos “otros” mundos es el viaje, y viajar, lo sabemos, no significa necesariamente coger un avión. Abran este libro y viajen. Podrán conocer el Tánger de los años 60 con su ir y venir de gentes, sus cafés, el bullicio de sus vendedores, los puestos ambulantes de comida, los chiquillos corriendo por las callejuelas… ese intenso y maravilloso Marruecos.

El protagonista de la novela se encuentra en esa edad en tierra de nadie en la que la infancia comienza a diluirse pero aún se está lejos de pensar y entender la vida como un adulto. La vida de Abdeslam niño acaba demasiado pronto cuando se ve obligado a sobrevivir en un mundo adulto, hostil. Es fácil empatizar con ese muchacho que tan pronto se atreve a plantarle cara a los borrachos de la noche como disfruta jugando con algo tan inocente como es un tren eléctrico. El limón es una historia de iniciación a la madurez en donde las herramientas que emplea el protagonista para su supervivencia son el atrevimiento, el descaro y la astucia, que tan pronto triunfan como sucumben ante la fragilidad y vulnerabilidad del que aún es casi un niño.

Según se explica al comienzo del libro, el propio autor, Mohamed Mrabet, escuchó durante su infancia numerosas historias de boca de algunos de los parroquianos que habitaban los cafés, envueltos en el humo de las pipas de kif y en el olor a té marroquí, toda una institución en ese país. Esas historias constituyen uno de los mayores tesoros del continente africano, la literatura oral, que en nuestro mundo occidental se ha ido diluyendo con el transcurrir de los tiempos. Son historias frescas, vivas, con personajes muy reales que transitan por las páginas dejando que el lector comparta sus vidas como si las estuviera presenciando en el instante mismo en que suceden.

El autor conoció al escritor norteamericano Paul Bowles que vivió durante años en este país y ambos colaboraron en numerosas ocasiones, Mrabet contaba historias en su dialecto árabe y Bowles, grabadora en mano, las transcribía y traducía después al inglés.

Si llegados a este punto algún lector siente curiosidad, sepa que además se trata de una estupenda edición cuidada hasta sus mínimos detalles como suele suceder con esta editorial, de la que recomiendo también la autobiografía de otro autor marroquí, Mohamed Chukri.

Todo este “otro” mundo se despliega ante el lector al abrir las primeras páginas. Si están dispuestos a conocer otras formas de narrar, adelante, disfrutarán seguro, y todo ello sin moverse del sillón, ¿se puede pedir más?

Ester Vallejo, Librería Lex Nova (Madrid)

“Cuando el silencio miente” de Mario Alonso

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Cuando el silencio miente

Cuando el silencio miente

Alonso Ayala, Mario

ISBN

978-84-17954-68-0

Editorial

Almuzara

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Fue Rosa Pastor, la atentísima librera de Libros 28 (San Vicente del Raspeig, Alicante), la que hace un año, en un recorrido temático sobre literatura dedicada a los marginados, nos puso sobre aviso de la existencia de una curiosa y notable novela que se atrevía a acercarse al poco explorado mundo de los indigentes, No esperes que el tigre se vuelva vegetariano. Eso nos llevó a muchos a leer a Mario Alonso (Badajoz, 1960), y, en efecto, nos encontramos con un autor singular, distinto, muy libre, no sólo en el sentido al de no pertenecer a ninguna “familia” literaria rastreable sino al del puro disfrute con el que, es evidente, afronta la escritura. Cualquier lector un poco experimentado o perspicaz sabe cuándo un libro está escrito con “alegría” (aunque trate de temas graves, como era el caso), cuándo el escritor se lo ha pasado bien escribiendo, cuándo lo ha hecho por puro gusto, por el puro placer de haber encontrado una historia que contar y saber contarla bien, con gracia y con emoción y con ritmo…

Poco más de un año después el autor pacense regresa a las librerías, de la mano de la editorial cordobesa Almuzara, con una novela de campo que es también una novela negra. Resulta que la famosa “España vacía” estaba llena de secretos, de asuntos por resolver, de enigmas familiares que, por sepultados, ni siquiera habían llegado a la categoría de misterios, aunque cuando el resto del elenco de personajes comienza a compartir sus dudas, se encuentran con un entramado de silencios y mentiras difícil de cruzar y deshacer. Y de hecho es el lector el que tiene una posición más privilegiada, pues es el único que, poco a poco, gracias a la magnífica gestión de las informaciones de la que alardea Mario Alonso, va acumulando todos los testimonios, todos los datos, todos los hechos. O casi todos, porque… Pero no, no podemos desvelar ni el marco general.

Digamos simplemente que se trata de una novela familiar, una de esas apasionantes narraciones que, muy al modo inglés, se articulan a través de una reunión de varios días, un reencuentro de hermanos que tienen muchas cosas que decidir, discutir y resolver. Lo que no saben es que el asunto más importante con el que se van a encontrar no estaba, al menos explícitamente, en el orden del día… En fin, que la contracubierta del libro da en el clavo al afirmar que estamos ante algo que queda a medio camino entre Agatha Christie y Miguel Delibes, y que el lector que se acerque hasta este Cuando el silencio miente tiene garantizadas dos o tres horas de inmersión lectora, en forma de excursión al campo extremeño, y al pasado, y a un silencio insondable, sólo roto por el disparo de los cazadores, cuya onda expansiva dura décadas. Es también, en ese sentido, una novela de fantasmas. Son personajes que, por parafrasear un poema recién publicado de Lorenzo Oliván, tienen todo su pasado por delante… y lo que leemos es casi como el final de una saga familiar. Los trapos sucios, como todo el mundo sabe, se lavan en casa. Pero si esa casa está en el campo, y hay lobos acechando, entonces esos trapos nos interesan y nos atrapan y casi nos salpican a todos.

[P.D.: Una curiosidad, que no es un ‘spoiler’, pero sí contiene, tal vez, algo misterioso, una pista indeliberada, no sé si un homenaje o por lo menos un guiño…: la imagen de la cubierta es, muy atinadamente, uno de los reconocibles, inquietantes y metafísicos paisaje del excelente pintor extremeño Godofredo Ortega Muñoz (cuya fundación, por cierto, publica libros estupendos). En 1981, la cubierta de la primera edición de Los santos inocentes también lucía en su cubierta un Ortega Muñoz, más verde pero igual de duro.]

Juan Marqués, ‘Las Librerías Recomiendan‘.

“El colgajo”, de Philippe Lançon

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El colgajo

El colgajo

Lançon, Philippe

ISBN

978-84-339-8041-0

Editorial

Editorial Anagrama

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Philippe Lançon fue uno de los supervivientes del atentado islamista contra la sede de la revista francesa Charlie Hebdo, ocurrido en París la mañana del 7 de enero de 2015. Aquel atentado, en el que el autor fue herido de gravedad y en el que fueron asesinados doce trabajadores del semanario, es el desencadenante del libro que ahora nos ocupa pero no su epicentro, como quizá podría esperarse. En El Colgajo, el autor narra su prolongada estancia hospitalaria en la Salpetriere y la posterior convalecencia en Los Inválidos. Meses en los que su vida gira en torno a la difícil reconstrucción de su rostro desfigurado, las sucesivas operaciones, complicaciones, la lenta cicatrización y rehabilitación. El título, de hecho, hace referencia al trozo de carne injertado que intentará devolverle su aspecto y su voz.

Como paciente y observador obligado al silencio, las reflexiones de Lançon adquieren una especial profundidad y capacidad de análisis; una nueva perspectiva en la que pesa su condición de superviviente; en la que el contacto directo con la muerte y la repentina conciencia del cuerpo le incitan al examen incisivo de sí mismo y de lo que sucede a su alrededor, de los sentimientos propios y ajenos, de las situaciones y el comportamiento de los que le rodean. Durante este encierro, las relaciones con el personal sanitario cobran una especial y justa relevancia, en particular con su cirujana, con la que crea una dependencia en la que posa su desamparo y el temor a abandonar esas rutinas en las que se siente protegido y apartado de la realidad que se desarrolla fuera, y de la que se considera al margen. Una impresión, la de vivir al margen, repetida a lo largo de la narración. Para Lançon, reales son las heridas de su cara, de su pierna y su mano; el dolor, las noches de insomnio, la medicación; la enfermera que le cambia los apósitos; el auxiliar que traslada su camilla; los policías que le custodian; los amigos y familiares que le visitan, sus conversaciones, las películas que ve con ellos, la música que le acompaña.

Contagia al lector la extrañeza con la que contempla el ir y venir apresurado de los que viven fuera, esa imagen de irrealidad y absurdo que envuelve la común normalidad. A veces, es necesario tocar el abismo, rozar el límite, para aprender a mirar desde dentro; para dejar de buscar el sentido de lo inevitable y no caer en el desaliento; para que no nos desborde el absurdo papel del azar, la frágil simplicidad en un mundo enmarañado, y la tristeza de lo irracional. Pero no siempre se nos da esta oportunidad. El relato de Lançon es más complejo y trascendente que el inevitable alcance internacional de la tragedia que vivió. Profundamente íntimo y reflexivo, El Colgajo desprende una sensata y sentida enseñanza de vida que cada uno, cada lector, puede hacer suya a su manera.

Olivia Lahoya Cuende, Librería Estudio (Miranda de Ebro, Burgos)

“Distante” de Marie Modiano

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Distante

Distante

Modiano, Marie

ISBN

978-84-949414-7-4

Editorial

Editorial Cabaret Voltaire

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La juventud se define, principalmente, por la imposibilidad de saber qué hacer con ella. De esa desorientación universal ha surgido mucha buena literatura, a la que desde ahora hay que añadir esta segunda novela de Marie Modiano, que es poética, tierna y melancólica. Errática, porque así es la vida de la protagonista. Y algo confusa, pero porque ella lo está.

A esa desorientación inherente a los diecinueve años se une, en el caso de la protagonista de Distante, el decisivo trauma privado de la desaparición de su novio, un escritor americano con el que convivía y que un día no volvió a casa. La angustia provocada por ello se va convirtiendo en una tristeza que a su vez va derivando en melancolía permanente pero esperanzada, una vida activa de actriz de teatro pero volcada a la posibilidad, algún día, del reencuentro. Primero aturdida, y después resignada, hay en ella una enorme indecisión, pero se deja llevar: la vida manda.

Con ese punto de partida, o ese marco general, se va construyendo una curiosa novela en la que lo exterior es casi trepidante (continuos viajes, trastornos, fiestas, traslados, disgustos laborales, incluso peligros…) pero en la que lo interior es, con alguna pequeña excepción en forma de insomnio, de una calma indestructible. Como si fuera una novela psicológica disfrazada de novela de viajes. Un mundo interior que se despliega en la carretera.

La prosa sencilla, serena, se complementa con lúcidas o divertidas digresiones sobre el mundo del teatro (no sale muy bien parado el gremio de los actores: “La mayoría de los actores están tan cegados por su propia persona que son sencillamente incapaces de ver o aliviar la angustia existente a su alrededor”…), o con comentarios a las ciudades que va recorriendo la compañía, o con “fotografías” sobre el paisaje, pequeñas impresiones, apuntes, muchos de los cuales observan el amanecer, esa hora a la que los franceses -y tambien Marie Modiano- llaman con exactitud “la hora azul”. Ésos son los momentos que el personaje prefiere reservarse para sí, y los que recoge en su crónica, una historia sin comienzo ni final, en medio de todo: “Los pájaros se ponen a cantar. Es hora de irse”.

“Breves amores eternos” de Pedro Mairal

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Breves amores eternos

Breves amores eternos

Mairal, Pedro

ISBN

978-84-233-5628-7

Editorial

Ediciones Destino

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Parece que la incorrección es la tarjeta de presentación de estos relatos, dice su propio autor a modo de aviso o de disculpa.

De esa forma uno sabe que algo interesante le espera (o que está a tiempo de retirarse).

Es ésta una colección de historias con personajes incapaces de enfrentarse a la distancia que separa sus deseos de la realidad. De ahí que la prostitución o el sexo sean una huida hacia adelante para muchos de ellos. Una huida cargada de humor, melancolía, mucha ternura, frustración y escasez de recursos emocionales en unos párrafos de apretada y chorreante escritura, con argentinismos que lubrican y poetizan la lectura hasta hacerla deliciosa.

Como ya hizo en La uruguaya, Pedro Mairal nos vuelve a hablar de las ruinas del matrimonio, y de la pérdida de individualidad que para muchos de sus personajes supone. Pero no sólo existe para ellos la evasión y la huida de la realidad como recurso curativo, también tienen lugar milagros, y de la mano de un comienzo cercano y absorbente, asistimos al renacimiento del amor marchito, y a finales que rozan el realismo mágico, el terror psicológico o la distopía sin desconfiar ni un ápice y sin poner reticencias al final que está por venir.

Susana Plaza de Frutos, Librería Diagonal (Segovia)

 

 

“Ella pisó la Luna” de Belén Gopegui

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Ella pisó la Luna

Ella pisó la Luna

Gopegui, Belén

ISBN

978-84-397-3652-3

Editorial

LITERATURA RANDOM HOUSE

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Es revelador pero sobre todo emocionante este texto en el que Belén Gopegui reivindica los logros silenciosos y no vistos de las mujeres a través de la figura de su madre, Margarita Durán.

Este texto, que se concibió como conferencia para el ciclo titulado “Ni ellas musas, ni ellos genios”, está lleno de admiración, respeto y amor. Es el inmenso legado de una madre a su hija. Pero también se convierte en el inmenso legado de infinitas mujeres representado en una sola, porque Gopegui consigue que miremos a nuestro alrededor y veamos a las mujeres que forman parte de nuestras vidas, y que con su lucha silenciosa han transformado y transforman cada día no solamente nuestras vidas sino también las de otras muchas personas.

Gopegui también habla de su padre, a quien en este caso le da un honroso lugar de secundario para iluminar la vida de su madre:

“Margarita Durán y Luis Ruiz de Gopegui son mi madre y mi padre, y quiero contar parte de su historia desde la observación de dos caminos vitales diferenciados, marcados por el género en un determinado entorno político y social”.

Escuchemos, entonces, su historia. ¿Quién fue Margarita Durán?

Margarita se casó con Luis Ruiz de Gopegui en 1958, él había estudiado Ciencias Físicas, ella Enfermería aunque quiso estudiar Medicina, pero su familia se opuso.

La primera hija de ambos muere apenas un mes después de nacer, tenía espina bífida. Al año siguiente nace Miriam con una importante lesión cerebral debido a una negligencia médica. Combatirá y luchará por la vida de su hija con amor y cuidados diarios durante los más de veintiséis años que Miriam vivió, combatirá también ayudando a otros niños del barrio y a sus familias con el mismo problema de su hija, y denunciando la impunidad de médicos irresponsables y la falta de ayuda absoluta que entonces existía para las familias con personas dependientes.

Su tercera hija es quien cuenta la historia, Belén Gopegui.

Margarita Durán también se implicó junto al padre Llanos en la mejora de las condiciones sociales de su barrio y empezó a ir a Pozo del Tío Raimundo y a colaborar con la Fundación que aquél creó, logrando que la declararan de Interés Público y Social. Luchó por conseguir desde bancos para poder sentarse hasta la construcción de un nuevo centro 1º de Mayo o la rehabilitación de un viejo centro para convertirlo en Escuela de Hostelería. Y se hizo miembro de Amnistía Internacional cuando ni siquiera estaba legalizada en España.

En 1986 Miriam muere y tras un largo y doloroso duelo Margarita se implica aún más en su trabajo voluntario para Amnistía. Será coordinadora del grupo de Argentina y se pondrá en contacto con las Madres y las Abuelas de la Plaza de Mayo. Realizará distintos viajes en los que traerá a España numerosos documentos sobre personas desaparecidas para que en España se les pudiera hacer la justicia que se les negaba en su país.

Margarita murió en enero de 2015 tras haber firmado un testamento vital en el que pedía que su vida no se prolongara artificialmente.

Su hija dice que “fue una abuela incansable, divertida y vital durante quince años. Luego su cerebro empezó a desmigajarse. Su vida siempre me había hecho pensar en aquel verso de Miguel Hernández: No encontraréis a Delia sino muy repartida, como el pan de los pobres, y al final la metáfora se hizo realidad”.

Ésta fue, a grandes e inmensos rasgos, la vida de Margarita Durán.

¿Nos recuerda a alguien que conozcamos…?

Ella pisó la luna es un libro tremendamente especial porque encuentras en sus líneas a tu madre, a tus abuelas, a tus tías, a tus amigas, y encuentras también tu propio reflejo, el reflejo de muchas de nosotras, cuidadoras de amor infinito, luchadoras en busca de un mundo mejor, mujeres en busca de libertad.

Mujeres que están orgullosas de sus madres y las extrañan infinitamente.

“No desperdicies los días cuando yo me muera,

da cuerda al reloj, pide ayuda, persevera,

llama a los amigos, deja las flores y el llanto,

no era un final, sino un principio lo que cantaba mi canto.

Respira hondo, siente la vida en los huesos,

disfruta del porvenir, no de lo que ya hicimos.

Guárdate tus oraciones, la pena y el dolor,

ponle un estribillo a mi canto

mientras tanto, mientras tanto.

Olvídate del cielo que hay más allá del cielo

no llores, deja el llanto

mientras tanto, mientras tanto”.

(Canción “By and by” de la banda inglesa Chumbawamba, reproducida en el libro)…

Sagrario Santamaría Martín, Librería Taiga (Toledo)