Más libros de la semana de Literatura

“Guía para caminantes”, de Tristan Gooley

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Guía para caminantes

Guía para caminantes

Gooley, Tristan

ISBN

978-84-17743-05-5

Editorial

Atico de los Libros

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Sabemos que los libros nos permiten viajar a cualquier lugar imaginable, nos permiten vivir mil vidas, con ellos podemos conocer mejor nuestro pasado, tratar de comprender nuestro presente e, incluso vislumbrar el futuro. Con la recomendación que traemos no podremos hacer todo eso desde nuestro sofá, butaca, silla, suelo o desde allí donde nos guste disfrutar de la lectura, esta vez tendremos que movernos para poder disfrutar de todo el potencial de este libro.

Guía para caminantes es un libro para reencontrarnos con la naturaleza, es una guía para aprender o recordar cómo se lee la naturaleza. Tristan Gooley es aventurero y naturalista, además de ser uno de los abanderados del movimiento del regreso a la naturaleza de la misma forma en que lo hacían nuestros ancestros. En esta obra trata de plasmar sus más de veinte años de experiencia en diversas expediciones y los conocimientos adquiridos gracias a su relación con diferentes pueblos de mundo.

La lectura de la obra de Gooley es una placentera forma de descifrar los misterios de la naturaleza, ya que poco a poco y gracias a sus indicaciones, iremos descifrando los diferentes aspectos que debemos tener en cuenta, de una forma clara y muy bien estructurada. Nos invita a dejar a un lado las redes sociales, apps, gps…, animándonos en cambio a disfrutar con nuestros paseos manteniendo un contacto más directo con todo cuanto nos rodea.

Cuando se termina la lectura de la Guía para caminantes, se han obtenido los conocimientos suficientes para interpretar los signos que nos dan los animales, gracias a los cuales podremos, entre otras cosas, predecir el tiempo; sabremos orientarnos gracias a la flora o podremos comprender las indicaciones que nos dan las nubes o los vientos. Con los casi un millar de indicios, que Gooley refleja gracias a su conocimiento empírico, vamos a poder disfrutar de momentos inigualables en la naturaleza, adquiriendo con ello un conocimiento superior del medio, y a su vez, de nosotros mismos, pues la capacidad de comprensión que adquirimos, es de una belleza tal, que nos permite re-entender, si esto es posible, cómo nuestra pertenencia indudable a nuestro medio, vuelve a crecer en nosotros, dándonos la oportunidad de volver a encontrar un saber, que nos alegra el corazón. Pero esta guía no sólo nos servirá para relacionarnos con los bosques o los prados, también sirve para entender mejor nuestras ciudades. Gracias a ella podremos pasear por Edimburgo y aplicar en la ciudad los conocimientos que también vamos a poner en práctica en la naturaleza.

La Guía para caminantes es una obra deliciosa que nos permite conocer la manera en que nuestros antepasados se relacionaban con su entorno. Al mismo tiempo, nos va a permitir volver a la naturaleza, desconectándonos de las nuevas tecnologías, para convencernos aún más de la importancia que tiene preservar nuestro medio natural.

Noelia Solís y Héctor Monterrubio, Librerías Ícaro (Segovia)

“Dicen” de Susana Sánchez Arins

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Dicen

Dicen

Sánchez Arins, Susana

ISBN

978-84-17375-20-1

Editorial

De Conatus

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Dicen es la primera novela de Susana Sánchez Aríns, que fue publicada originalmente en gallego con el título Seique en el año 2015. Llega ahora a las librerías en castellano de la mano de la editorial De Conatus y traducido por la propia autora. La autora viene de la poesía y esto se nota, y además se nota para bien.

Dicen es una novela desconcertante por su forma y su estructura, y engancha desde el principio. El título de la novela no podría ser más acertado porque nos traslada al rumor, a lo que se dice, a lo que se comenta. Se trata de una historia familiar en la que se hace un retrato crudo de lo que fue la oscura historia de un fascista en la España de la represión franquista.

Un tío abuelo de la autora, el tío Manuel, fue un represor y una persona mala que en los libros de historia aparece como alcalde en el año 1940…, y sólo como alcalde. Nadie en su entorno quiso hablar nunca de él. La autora escuchó toda su vida en el seno familiar la frase de que “si fue malo con los de casa, cómo sería con los de fuera…”. Esta frase, con variantes, se repite a lo largo de toda la narración como un coro que nos recuerda cómo este Manuel y otros represores como él trataron mal a sus vecinos y familias.

Susana Sánchez Arins permaneció mucho tiempo atenta a conversaciones y a comentarios a escondidas, a susurros que traslada a este libro hasta convertirlo en una crónica poética de toda la injusticia de aquellos años.

La impresión que yo tuve al leer libro fue la de estar viendo notas al margen escritas a mano en una biografía; la de estar escuchando los comentarios o los pensamientos de alguien que conoce la historia. Sin embargo esa biografía nunca existió y sólo podemos descubrirla a través de los pequeños fragmentos que la autora nos presenta de forma secuencial.

Dicen es una narración brillante en el fondo, en la forma y en el contenido, en el tristísimo contenido.

Carlos Coira, Librería Trama (Lugo)

“Un día en la vida de un editor” de Jorge Herralde

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Un día en la vida de un editor

Un día en la vida de un editor

Herralde Grau, Jorge

ISBN

978-84-339-0809-4

Editorial

Editorial Anagrama

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Somos generación Anagrama.

A finales de los sesenta y comienzos de los setenta confabulamos contra la dictadura y soñamos revoluciones con los Cuadernos Anagrama. Con Contraseñas bailamos como locos, degustamos nuevas experiencias y nos asomamos a otras maneras de vivir. Enfrentamos el desencanto y nos hicimos modernos con Panorama de Narrativas, y todos fuimos músicos y artistas. Mientras llorábamos la ausencia de tantos amigos asentamos –sólo un poco– la cabeza con Narrativas Hispánicas. Reconstruimos el pasado negado con Biblioteca de la Memoria, nos pusimos serios con Argumentos y viajamos por el mundo de la mano de Crónicas. Compactos fue un regalo y un refugio. Pasaron los años y fuimos mayores, momento de Otra vuelta de tuerca y Edición Limitada. Y después de tanto tiempo, de tantas páginas leídas y algunas olvidadas, recuperamos la rebeldía –al menos un instante– con los Nuevos Cuadernos Anagrama.

Un día en la vida de un editor. Y otras informaciones fundamentales es un libro que pertenece a Jorge Herralde, pero también a todos los que de alguna manera u otra han sido parte de la historia del libro europea y latinoamericana de los últimos cincuenta años, de lectores a escritores, de editores a libreros, de distribuidores a críticos. Repleto de anécdotas y jugosos recuerdos, su lectura es tan apasionante e imprescindible para los que quieran indagar en los entresijos de la literatura y la edición contemporáneas. Sólo un reproche: se hace corto. Cincuenta años de oficio, pasión y excepcional trabajo se merecen unas memorias. Ojalá.

Editorial Anagrama fue y es una de las más arriesgadas y renovadoras editoriales europeas, un oasis de selección y criterio en un océano de mercantilismo, vulgaridad y cobardía intelectual. A Jorge Herralde le debemos ese reconocimiento, ése y muchos más.

Feliz aniversario, Anagrama; feliz aniversario, Jorge Herralde.

Por cierto, lo estamos celebrando con 50 compactos…

Paco Goyanes, Librería Cálamo (Zaragoza)

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“Hace tiempo que vengo al taller y no sé a lo que vengo” de Jorge de Cascante

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Hace tiempo que vengo al taller y no sé a lo que vengo

Hace tiempo que vengo al taller y no sé a lo que vengo

de Cascante, Jorge

ISBN

978-84-17552-19-0

Editorial

Blackie Books

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“No hay nada que dé más miedo que estar viva, estando viva te puede pasar de todo”, afirma una de las sesenta primeras personas (uno de los sesenta yoes, queremos decir) convocadas a este libro, tan especial desde su misma edición, primorosa, y desde su título, tan descacharrante y a la vez poético como tantísimos rincones de su contenido: “Si quieres aguantar, recuerda: no escribas nada emocionante y no permitas que tu cuerpo se mueva. Mano de santo”. Y esa cita primera es, en el fondo, un buen modo de entender la intención última de esta colección de personajes, variados y diversos pero siempre en encrucijadas más o menos explícitas, a la intemperie, vulnerables, frágiles, y que con mayor o menor consciencia anhelan “pasar de puntillas camino a una vida mejor”.

No se sabe bien quién es Jorge de Cascante (y habría motivos para defender o sospechar que en realidad no existe, que es un seudónimo, un señor tan inventado y huidizo como alguna de sus criaturas), pero sea quien sea demuestra en esta reunión de seres atribulados una sensibilidad extraordinaria, y un talento enorme para conseguir que nos importen sus presentes y sus destinos. Es ésa una sensibilidad que ya sostuvo en su día el justamente exitoso El libro de Gloria Fuertes, y después El gran libro de los perros o, muy recientemente, El libro de Gila. Pero lo importante es que en estos sesenta pequeños cuentos -entre los que hay muchos monólogos, muchas cartas, una fábula con ardillas viajeras, algún microcuento, fragmentos de diarios…- se nos revela un escritor singularísimo, dueño de una tristeza divertida, una belleza rota, una melancolía graciosa. Y aunque en el libro hay también mayor variedad geográfica de lo que parecen indicar los títulos de los bloques (“Nuevos Ministerios”, “Quevedo”, “Islas Filipinas”…), lo cierto es que en estas páginas asistimos de paso a una verdadera reconstrucción literaria de Madrid: “En Madrid no importa que seas hombre, mujer, negro, sudaca, pobre o chino. Da igual la edad que tengas. A esta ciudad nunca llegas tarde”.

Hace tiempo que vengo… tiene también algo de clasificación antropológica o sociológica de diferentes posibilidades humanas en el año 2019. Es como un zoológico de personas, cada una dentro de su jaula, de su cuento, a la que podemos estudiar y contemplar. Y sesenta retratos dan para mucho: hay, literalmente, de todo. E insistimos: incluso los más aparentemente altivos o triunfadoras revelan una inseguridad metafísica de fondo que los hace, sin excepción, sujetos inspiradores de toda la ternura de la Creación (“No hay nada más hermoso que un supermercado, es el lugar perfecto para llorar”). Muchos tienen, digamos, muy poca personalidad ideológica, y repiten tópicos o prejuicios de toda naturaleza, de esos que botan y rebotan por nuestras calles, pero a la hora de expresarlos todos y todas tienen una gracia única, una verdad indiscutible. Y en algunos casos, claro, encontramos a verdaderos sabios, auténticas filósofas, voces que apuntan hallazgos realmente genialoides (“Un enano nunca quiere menos, un enano siempre quiere más”) o que se desquitan con reflexiones de alcance, como la incluida en “Amor del bueno”: “las personas tienen una idea inamovible de las cosas que no han experimentado: un embarazo, tener dinero, no tener dinero, ser negro, ser chino, tener compasión. Si no han pasado por donde tú has pasado, nada de lo que les digas cambiará lo que creen que piensan. El lenguaje es una línea de metro sin paradas y la experiencia una linternita minúscula que sólo te alumbra a ti mismo”.

Amigo Cascante (que hasta tu nombre es sospechoso…), gracias por estos cuentos. La taxonomía para-científica que tu libro verde y rosa nos regala con su prosa rosa y verde es una maravilla, con algo de ‘tempus fugit’ y algo de carnaval, con su épica cotidiana y su lírica profunda, con su desesperación y su alegría. Las libreras y los libreros te saludamos. Has llegado justo a tiempo: “Ensimismarse en el detalle es la mejor afición a la que se puede abandonar el ser humano. La piel de las bestias, el movimiento del agua. Nada existe de verdad si no lo deseas con todas tus ganas”. ¡Empieza la Feria del Libro de Madrid!

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“El látigo vivo” de Milo Urban

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El látigo vivo

El látigo vivo

Urban, Milo

ISBN

978-84-15436-31-7

Editorial

Ciudadela Libros

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El látigo vivo, escrito en 1927 y traducido ahora por primera vez al castellano, es una de las novelas cumbre de la literatura eslovaca y, por las similitudes en las características formales, así como por la inspiración del autor en los grandes novelistas rusos, es también un clásico dentro de toda la literatura eslava. Teniendo en cuenta su logrado estilo y la profundidad del mensaje que transmite, es muy significativo el hecho de que Milo Urban la escribiera con tan sólo veintitrés años.

La novela trata sobre la Primera Guerra Mundial y sobre las consecuencias que ésta tuvo en las vidas de la gente corriente. En concreto nos traslada a Ráztoky, una aldea pequeña al norte de Eslovaquia. Es una novela que gira íntegramente en torno al tema de la guerra, pero sin una sola escena bélica.

Los protagonistas de El látigo vivo están lejos del frente, lejos de las explosiones de las granadas y de los miles de cuerpos muertos y, aun así, a través de las palabras de Urban podemos ver, oler y sentir todos los horrores de la guerra. Qué ridículo nos parece cuando leemos cómo toda protesta que pudiera surgir por parte de los campesinos hacia las injusticias que sufren es acallada por las frases vacías que se tornan casi en fórmulas mágicas: “hay que luchar, lo hacéis por la patria” o “la patria reclama a vuestros hombres”… Y la verdad es que la gente al principio ni siquiera protesta, la guerra para ellos es un concepto demasiado lejano y etéreo. Tienen de ella una imagen borrosa, incluso idealizada e infantilizada (los malos pierden y mueren, los buenos ganan y si cae alguno de los buenos va directo al cielo). Ellos tienen sus preocupaciones inmediatas de siempre, tales como el tiempo, la siega, el cultivo, etcétera. Algo tan abstracto como la guerra en realidad no les interesa; claro, hasta el momento en el que ésta empieza a afectarles directamente: “Y no lo entendieron los habitantes de Ráztoky tampoco más tarde, cuando la guerra ya estaba en plena marcha. Ráztoky estaba -como solía decirse- en el quinto pino, en la parte más norteña de Eslovaquia; las noticias que aquí llegaban lo hacían como tamizadas, sin fuerza, sin filo” (p. 23).

Es un libro que de entrada puede que carezca de atractivo para el lector actual. A lo mejor nos preguntaremos: ¿qué interés puede tener leer una obra del primer tercio del siglo XX, ambientada en la Primera Guerra Mundial en un lugar desconocido llamado Ráztoky?

Sin embargo, al leerlo se hace evidente que el mensaje de Urban sigue vigente y tiene más que decirnos hoy en día de lo que pueda parecer a simple vista. ¿Acaso nosotros no cerramos los ojos ante las tantísimas injusticias que pasan a diario en el mundo, con la excusa de que no tienen nada que ver con nosotros? Y lo mismo pasa con la hipocresía y manipulación por parte de las clases dirigentes, muy en boga en la política contemporánea.

Mientras que los políticos y los periódicos hablan de la inminente victoria alabando el vigor de sus soldados, más y más hombres sanos son llamados a filas. Paulatinamente la indignación crece y la guerra se va volviendo tangible, conduciendo al inevitable despertar de los campesinos. A pesar de ser gente muy sencilla que ha sido educada para vivir bajo opresión y no reclamar nunca sus derechos, poco a poco empiezan a reflexionar sobre lo que ocurre. Intuyen que algo debe pasar, que algo pasará. Finalmente entienden que tendrán que ser ellos los que se opongan y se rebelen. El anhelo de vengar las injusticias que llevan sufriendo más de tres años les empieza a unir.

Aparte de la fuerza de la propia historia, con el absurdo de la guerra como tema central, la novela destaca por el cuidadísimo estilo en el que está escrita. El autor construye una prosa muy poética, llena de figuras retóricas y un lenguaje expresivo y visual, con el que consigue imprimir una potencia emocional asombrosa. Otra nota distintiva en su estilo es la disposición de los acontecimientos que suceden siempre acorde a los ciclos de la naturaleza. Una armonía vital evocada de una forma muy bonita y contemplativa. Aquí hay que celebrar y agradezco enormemente la excelente labor de Alejandro Hermida de Blas, cuya traducción conserva de manera fiel y precisa el estilo lírico de Urban, con todos sus giros coloquiales y figuras retóricas.

Uno de los puntos donde más se percibe la herencia de los novelistas rusos es en la caracterización psicológica de los personajes. Al crear sus personajes, Urban recurre a caracteres aparentemente estereotípicos, lo cual desde luego no significa que estos carezcan de profundidad y desarrollo, en su mayoría. En general, hace un análisis muy agudo de la mentalidad del campesinado.

Milo Urban citaba entre sus principales inspiradores a dos de los autores rusos: Dostoievski y Leonid Andréiev. Ahora bien, si el autor de Crimen y castigo influyó en la profundidad de la caracterización de sus personajes, Andréiev -el principal representante del expresionismo literario en Rusia- seguramente contribuyó a que Urban lograse transmitir de una forma tan vívida y dinámica la agitación del momento.

A pesar de la distancia -tanto temporal como geográfica- es una novela que nos hace reflexionar sobre la inmoralidad de la guerra, cualquier guerra, y sobre la complejidad de los comportamientos humanos. Sin duda encontraremos numerosas analogías con el momento presente.

No hay deseo más humano que el de querer vivir, vivir sin que te arrebaten lo que es tuyo. Por eso me gustaría terminar con un extracto del libro, que representa ese grito imaginado de las personas que llevan demasiado tiempo sufriendo: “Matar la superfluidad, la locura y volver a la realidad, a la vida, único sentido de todo! Y el campesinado, el pueblo trabajador, la tierra empezaron a moverse para estrangular la superfluidad, la locura” (p. 422).

Silvia Keryova, Momo Llibres (Sant Pol de Mar, Barcelona)

“Un poco de compañía” de Andrés Trapiello

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Un poco de compañía

Un poco de compañía

Trapiello, Andrés

ISBN

978-84-949695-3-9

Editorial

Ipso Ediciones

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En 2019 se cumplen veinticinco años de la primera publicación de Las armas y las letras. Literatura y Guerra Civil (1936-1939), un libro fundacional para entender nuestro pasado reciente y un primer hito para una normalización que, poco a poco, aunque no sin retrocesos o malentendidos, va consiguiéndose. Para celebrarlo la editorial Destino, que ya se hizo cargo de la tercera salida, muy ampliada, en 2010, publica ahora una edición conmemorativa, y lo hace cuando todavía está muy viva en nuestras librerías la monografía de Andrés Trapiello sobre El Rastro, un libro que ya fue recomendado en nuestra página por la librería alicantina Libros 28. Que, tratándose del Rastro, estuviese publicado por una editorial barcelonesa y, en nuestro caso, lo reseñase una librería muy alejada de Madrid no es nada raro, ya que lo que aquel libro vino a demostrar, entre otras muchas cosas, es que el Rastro, en realidad, no está en Madrid sino en nosotros, dado que hay tantos rastros como personas, todas hechas de cachivaches, cacharros, cosas averiadas y descoloridas en busca de redención.
Y en 2018 Trapiello publicó también los poemas de Y, y los diarios de Diligencias… Los escritores muy fecundos despiertan frecuentemente sospechas: lo de publicar tanto tiene mala prensa, pero ¿por qué no hacerlo cuando se tienen tantas cosas que decir, y todas tan pertinentes? ¿Por qué no publicar a ese ritmo cuando se tiene a tantos lectores demandando y esperando nuevos libros? 
En cuanto comenzó a publicarse la colección “Baroja y yo”, de la editorial Ipso, era fácil intuir alguno de los nombres que irían desfilando por el catálogo para dar cuenta de su relación con don Pío, uno de los pocos autores que podrían sostener una colección así, pues es difícil concebir a un lector español que no se haya sumergido en “lo barojiano”, que es algo realmente único y mágico, una perspectiva de la vida y, por tanto, una literatura que es enigmática en su sencillez, poética en su tosquedad, divertidísima en su resignación. El misterio de Baroja, su mundo, da para mucho, y los veinticuatro libritos que hasta hoy han aparecido van enfocando diferentes lugares de la obra o de la vida del escritor, a la vez que proponen formas de leerlo o de entenderlo. 
El que acaba de publicar Andrés Trapiello es precioso y exacto desde su mismo título. El leonés ya ha dedicado a Baroja cientos de páginas en el citado Las armas y las letras, y en Los nietos del Cid, y en Viajeros y estables, o, al hilo de relecturas o apariciones de inéditos barojianos, en sus diarios… de modo que sería posible e interesante ir rastreando cómo ha ido cambiando o al menos matizando Trapiello su valoración de la obra de un escritor que, como resulta obvio, es simplemente decisivo para entender, si no exactamente su literatura (que tendría maestros e influencias más importantes en lo que importa, que es el fondo), al menos sí el estilo del propio Trapiello, la forma de su prosa, su tono, su sintaxis, su actitud ante la página (que no ante la vida)…
La introducción de este opúsculo, su primer capítulo y la conclusión constituyen una puesta al día perfecta, aparte de una lección de sabiduría lectora, de discernimiento definitivo de lo que tiene valor imperecedero. Alguna vez nos ha tentado releer toda la obra de Trapiello para ir extrayendo una especie de diccionario de sus opiniones literarias, aislar esos aforismos o intuiciones que campan por todas partes en sus libros y que en un número pasmoso de ocasiones agotan el asunto. Lo que dijo sobre las greguerías ramonianas en tal volumen del diario, o su dictamen, como de pasada, sobre la poesía de Neruda en tal columna… valen muchas veces más que gruesos trabajos académicos sobre los mismos escritores. Es la ventaja de la literatura sobre la universidad, o del talento sobre el trabajo, o de la inteligencia sobre la erudición…: al poder permitirse libertades, bromas, maldades, excesos, injusticias, deformaciones… se consigue ser más preciso, y pocos entre nosotros (queremos decir que nadie) tienen el don de la exactitud tan agudizado como Trapiello. Ese diccionario, insistimos, iría rastreando el modo en que ha ido mutando levemente el juicio de Trapiello sobre Baroja a lo largo del tiempo y de las revisitas, pasando del entusiasmo, la admiración abierta y esa adicción juvenil que tantos compartimos en su día, a cierto escepticismo respetuoso, algunos peros de peso, siendo ahora una de esas pasiones lejanas que, no habiendo mediado conflicto o ruptura, desembocan en un afecto melancólico. A Baroja se le relee de vez en cuando con el mismo espíritu con el que, muy de tanto en tanto, escribimos a los viejos amigos preguntándoles cómo les va la vida.
Y del mismo modo que él afirma que Baroja es un escritor de salida, no de llegada, éste es obviamente un libro al que hay que entregarse sólo si se ha pasado antes por Baroja (lo cual, además de lógico o de obvio, parecería exigible), pues, aparte de algunos datos inéditos en forma de cartas hasta hoy desconocidas, está claro que tiene algo de recapitulación, de balance final, de puesta a punto. Trapiello declara en él su admiración sin ocultar sus reservas, pero incluso estas reservas son, curiosamente, netamente barojianas.
El libro se presenta este lunes, 27 de mayo, a las 19.30, en la librería madrileña Cervantes y Compañía.

“Kramp” de María José Ferrada

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Kramp

Kramp

Ferrada, María José

ISBN

978-84-9181-454-2

Editorial

Alianza Editorial

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Kramp es una novela breve, muy breve, ideal para estos tiempos acelerados, que consigue el milagro de retener nuestra atención de principio a fin, de hacernos leer y no parar hasta volver a empezar.

Las aventuras, intrascendentes en apariencia, de M. y su padre D. como viajantes de comercio de la marca de ferretería Kramp evocan tanto la novela picaresca como la atmósfera de Pedro Páramo. Arrancan el día en que el hombre llega a la Luna y atraviesan el Chile de 1973 y los infames años de la dictadura sin apenas referencias, el lector ya sabe.

Hermosa novela de iniciación, de aprendizaje, bello y a la vez alegre y doloroso texto sobre la pérdida, el amor, la destrucción, la felicidad de la inconsciencia.

Tras un estilo claro, sencillo, limpio, infantil, agradecido, se esconden fantasmas y secretos, novela imprevisible hasta la última página, estalla como una bomba inadvertida.

María José Ferrada es una joven escritora chilena, periodista, poeta y conocida en España sobre todo por sus libros infantiles entre los que destacar, por ejemplo, Mexique. El nombre del barco (Libros del Zorro Rojo) o Un jardín (A buen paso). Kramp es su primera novela y acaba de recibir los más prestigiosos premios literarios chilenos.

Chema Aniés, Librería Anónima (Huesca)

“Totalidad sexual del cosmos” de Juan Bonilla

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Totalidad sexual del cosmos

Totalidad sexual del cosmos

Bonilla, Juan

ISBN

978-84-322-3490-3

Editorial

Seix Barral

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Juan Bonilla ha creado a un personaje perfectamente real, el restaurador Tomás Zurián, que a su vez viene a inventarse a un personaje histórico, la pintora y escritora Carmen Mondragón, alias Nahui Olin. O mejor: Juan Bonilla ha reconstruido el proceso de reconstrucción que llevó a cabo Zurián para recuperar la obra y la vida de la enigmática Olin. O aún mejor, para quien lo sepa entender: Bonilla ha escrito la ‘quest’ de una ‘quest’, es decir, que más que una biografía ha publicado algo así como el making of de un making of, que al cabo resulta una biografía doble: no sólo de Olin, a cuya vida, cronológicamente ordenada (pero sin referencias cronológicas) se dedican las primeras doscientas páginas de Totalidad sexual del cosmos, sino de Zurián, que comparece al final para dejarse claro que, debido a su obsesión, su propia vida quedó anulada en servicio de la recuperación del legado y la memoria de Olin, enamorado de un recuerdo fulgurante, de unos ojos verdes enterrados…

Bonilla, en fin, ha investigado una investigación: la que Tomás Zurián llevó a cabo desde 1978 (el año de la muerte de la artista, a los ochenta y cinco años) y a lo largo de la década de los 80, hasta culminar en 1992 con la exposición Nahui Olin: una mujer de los tiempos modernos, en el Museo-Estudio Diego Rivera de México D.F. Allí, por primera vez, se ofrecía una “exposición total” sobre una artista que había brillado fugazmente entre los años 10 y 30, llamando la atención como modelo para fotógrafos y pintores, y ofreciendo después sus propios poemas, sus propios cuadros, sus propios ensayos más o menos esotéricos, o, sobre todo, sus propios escándalos. Su vida fue muy larga, pero sus años de fulgor y (mala) fama fueron breves. La calidad de sus cosas no dio para elevar un mito más firme, y su leyenda fue sobre todo la de la mujer extravagante que hizo aún más estrafalarios a los personajes que anduvieron cerca de ella, como el Dr. Atl. Intensa pero coherente, ambiciosa pero muy a su modo, renuncio por ejemplo a Hollywood porque no percibió honestidad creativa o verdad en los decorados, en las bambalinas, en la industria, y ella anhelaba el arte, una expresión de vida que se correspondiera con su imaginación, con su perspectiva del tiempo y del espacio y del amor. No buscaba renombre, sólo que la realidad estuviese a la altura de su vida interior, y eso era complicado, no porque el mundo fuera demasiado prosaico, que suele serlo, sino porque su concepción de las cosas era tirando a demencial, como quedó claro en sus ensayos, en los que llegaba a refutar a Einstein. Esos artistas tan, digamos, íntegros, suelen acabar en el silencio, es lo natural, y el de Olín se prolongó durante décadas. Ella misma pudo asistir, ausente, indiferente, al olvido que caía sobre todas sus obras o, un poco más tarde, sobre su propio recuerdo, sombra ya de una mujer llamativa que había dado mucho que hablar en los años 20 y 30. Ella misma fue su propia obra maestra, una obra maestra bastante fulgurante pero fugaz, un tanto endeble, que, aunque sabía que “el infinito no cambia”, duró lo que duró su plenitud, su poder escandalizador.

Bonilla, con el mismo tono ágil, brillante y lleno de citas emboscadas con el que abordó en 2013 la figura de Maiakovski, en Prohibido entrar sin pantalones, pone ahora al día lo que se sabe sobre ella, aunque mucho de lo que se sabe son todavía conjeturas, dudas, incertidumbres, fantasías, sombras de sueños. Es lo que tienen los fantasmas: no hay modo de agarrarlos.