Más libros de la semana de Literatura

"Actores vestidos de calle" de Luisa Castro

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Actores vestidos de calle

Actores vestidos de calle

Castro, Luisa

ISBN

978-84-9895-338-1

Editorial

VISOR LIBROS

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Trece años después del ya casi inencontrable Amor mi Señor, y a las puertas de una nueva edición de su poesía reunida (en Visor Libros) que renueve la también agotada recopilación anterior, Señales con una sola bandera, de 2004, Luisa Castro ha regresado a la actualidad poética con un libro magnífico. Se trata de un libro muy consciente de sí mismo, muy meditado, pero no parece exactamente eso que se llama “un proyecto”, entre otras cosas porque es un libro escrito a lo largo de muchos años, y por tanto difícilmente podría ser unitario. Pero cuidado: no hace falta que sea unitario para que sea coherente.
Entre estos Actores vestidos de calle se agazapan dos tipos de intimidad: la de la observadora y la de la confidente. Hay, en efecto, cosas que llegan del exterior para primero herir y después inspirar a la poeta (como la masacre de la escuela de Beslán, en septiembre de 2004, que da pie al primer poema), pero la poesía es el género del yo por excelencia (algo que se suele olvidar por sistema siempre que, últimamente, se discute tanto sobre la “autoficción”…) y es en la propia privacidad donde Castro encuentra su mayor verdad, su principal impulso para escribir: “Desde hace tiempo / sabes de qué cosas debes prescindir, / no lo haces sin lágrimas, / te desprendes de parte de un tesoro, / el que te hunde, / el que te hunde, sí”.
En algún momento anhela Luisa Castro “una libertad / que nunca tendrá la ligereza de lo salvaje”, y en verdad ha habido en su poesía desde siempre algo leve y algo animal, algo hospitalario y algo silvestre, dureza y a la vez ternura, algo familiar y hogareño disimulando una asfixiante violencia íntima. En este libro, sin duda el mejor suyo de versos hasta hoy, la poeta gallega vuelve a sus temas para afrontarlos con una madurez definitiva, y para elevarlos: “Para llegar a ser un ángel / me han hecho falta / cuarenta y nueve años”… La experiencia se alía con el talento en estos poemas, y la indagación en sí misma pasa también por la memoria: “¿Habría en tu equipaje sitio para los recuerdos / con una vida sin tacha?”    .
Leemos demasiados libros que dejan la sensación no muy acogedora de que son en el fondo productos de la propia literatura, libros que se derivan de las lecturas o las películas, y no de la vida. Por eso se agradece especialmente un libro con tanta alma como Actores vestidos de calle, tan claramente honesto, tan poco atento a “lo literario”, tan personal pero a la vez accesible, tan sabio y tan sugerente: “Se ha producido ya ese desgaste / que hace que la forma / no recupere nunca su función. / Vasijas rotas. / La sopa derramada. / Los crímenes. / ¿No estaba en tu mano evitarlos?”.
 

"La acompañante" de Nina Berbérova

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La acompañante

La acompañante

Berbérova, Nina

ISBN

978-84-945478-6-7

Editorial

EDITORIAL CONTRASEÑA

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La novela corta La acompañante arranca con una ficción dentro de la ficción: el hallazgo accidental del diario personal de una mujer rusa que murió en un estado de soledad y pobreza extremas, en una humilde pensión de París. En él, Sonia, o Sónechka, repasa su desolada vida con una mirada amarga. Tuvo una infancia difícil porque su madre, profesora de música, soltera, tuvo que cuidar de ambas como pudo, en un ambiente hostil por su estado civil y con escasos medios materiales. El estallido de la revolución bolchevique no hizo más que empeorar las condiciones generales del país, aportando más limitaciones a su magra existencia. Terminó su formación musical siendo una joven “anónima, mediocre”, poco agraciada y sin talento. Cuando la cantante María Trávina, una mujer enérgica y  fascinante, decide contratarla para que la acompañe al piano en sus espectáculos, se le ofrece la oportunidad de empezar una nueva vida, rodeada de comodidades. Por fin podrá vivir en una casa con calefacción, podrá comer bien y viajar al extranjero. Pero el brutal contraste con el ambiente del que procede, así como el desigual éxito que cantante y pianista van recogiendo en sus actuaciones por los teatros y los salones de Moscú y París, la llevarán a establecer una relación de amor-odio hacia la soprano, hasta convertirse en una ambigua obsesión. La seguridad con que María actúa encarna la arrogancia de una clase social acostumbrada a estar por encima de los demás por derecho propio, mientras que Sonia se siente perteneciente al “bando de los tontos por obra de Dios”, irremediablemente destinada a ser desgraciada.
Esta novela, traducida por Marta Rebón, nos cuenta una historia muy pequeña dentro de la convulsa Europa de entreguerras, pero tiene la grandeza de poderse leer como un diminuto extracto de la hazaña de toda una clase social que lucha por abrirse paso en una época de grandes cambios. Pero la autora no tiene pretensiones reivindicativas; su narración es delicada, casi silenciosa. En este sentido, el tono del relato refleja el temperamento retraído y callado de la protagonista.
Aun así, por las venas de este relato corren a velocidades paralelas una dura crítica hacia el largo régimen zarista, que generó unas desigualdades sociales difíciles de erradicar, y una gran decepción hacia el régimen post-revolucionario, que no supo generar bienestar y seguridad en la población y que ahuyentó a los artistas. Muchos escritores, poetas o músicos se vieron obligados a abandonar el país para poder seguir creando en libertad, sin presiones, lejos del hambre y la miseria.
La autora, Nina Berbérova, abandonó Rusia en 1922 y ha seguido escribiendo en su lengua natal el resto de su vida, que se apagó en Filadelfia, después de haber vivido casi un siglo.
Chiara Delle Donne, Librería Diógenes (Alcalá de Henares, Madrid)

"La azotea" de Fernanda Trías

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La azotea

La azotea

Trías, Fernanda

ISBN

978-84-949095-0-4

Editorial

Editorial Tránsito

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“¿Qué mejor venganza que escribir una buena novela?”, afirmaba el narrador de El desorden de tu nombre, de Juan José Millás (una novela que, aunque parezca mentira, cumplió el año pasado treinta años), y es algo que se recuerda al leer este primer título de la nueva editorial madrileña Tránsito, que recupera una novela que la escritora uruguaya Fernanda Trías publicó con éxito en 2001, una novela hipnótica y poderosa sobre cómo pueden llegar a torcerse las cosas, una novela llena de silencios y de secretos sobre lo que puede llegar a suceder cuando se tiene, digamos, una mala relación con la realidad.
Aunque la azotea que da título y sentido a la novela no aparece mencionada hasta el ecuador del texto (y se renuncia a ella poco después), se eleva como una poderosa alegoría de una vida menos opresiva, de un mundo un poco más ancho, de un cielo liberador. Cuando la cotidianeidad es tan angustiosa que “el silencio es tal que hasta tiene sus propios sonidos”, un poco de azul y de oxígeno lo es todo, y es también la propia narración la que se ve, de repente, mejor ventilada, aunque se intuye que es sólo un espejismo, una pequeña tregua antes de un desenlace que se presiente siniestro desde el mismo planteamiento de la novela. La narración no tiene futuro, sólo un final, que es la culminación de una cadena de acontecimientos que sólo se nos explica parcialmente, de modo deliberadamente incompleto y sutil: es una cadena de sucesos que comenzó con un accidente y derivó en una depresión y un duelo exagerado que a su vez da lugar a un aislamiento que… “Es increíble cómo las cosas deben tocar fondo para que una reconozca lo que está pasando”, dice para sí la protagonista, poco después de extraer determinadas conclusiones de la experiencia de su padre: “El mundo es malo. Las calles son peligrosas y no se puede confiar en la gente. […] Hasta el día de su muerte mi padre veneró un mundo que no hizo más que robarle todo lo que quiso”.
El luto deriva en reclusión, la reclusión en pobreza, la pobreza en frío, el frío en locura…, pero, al margen de la tragedia anunciada, todo eso produce también una extraña y desasosegante belleza, cierta sabiduría enferma. “A veces parece absurdo que el tiempo siga pasando”, se lee aquí, y en el monólogo de Clara hay también momentos de una indiscutible intensidad lírica: “Cuando no puedo dormirme pienso en el color azul”. Con alguna noticia sobre su infancia desubicada, o ante la evidencia de su inseguridad, la narradora completa un autorretrato en el que los lectores, con preocupación creciente, la vemos descolgarse poco a poco desde las alturas de la lucidez hasta los sótanos de una demencia que tiene también su punto perverso (y en ese sentido recuerda bastante a la terrible narración El papel pintado amarillo, de Charlotte Perkins Gilman, donde la maternidad tiene también un papel determinante) o, lo que es todavía peor, desde la bondad hasta la violencia.
Fernanda Trías ofrece una historia tan de puertas adentro que resulta agobiante, y una indagación psicológica tan minuciosa que ya no supone algo intimista sino más bien algo psicoanalítico, un descenso al infierno de nosotros mismos. Y por volver a nuestra primera línea, una buena novela puede, en efecto, ser una revancha contra las cosas que nos anulan o nos destruyen, pero nadie dijo que una buena novela no pueda hacernos pasar un mal rato.

"Y así nos entendimos. (Correspondencia 1949-1990)" de María Zambrano y Ramón Gaya

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Y así nos entendimos

Y así nos entendimos

Zambrano, María / Gaya, Ramón

ISBN

978-84-17143-64-0

Editorial

Editorial Pre-Textos

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En una carta fechada en octubre de 1957 José Bergamín escribe a María Zambrano, refiriéndose a Ramón Gaya: “Es uno de los pocos, muy pocos, españoles salvados del destierro y la dispersión. Está hecho, maduro, sereno”… Estas pocas palabras bastarían para perfilarnos la figura y la condición de Gaya, pintor y escritor murciano de la Generación del 27, exiliado tras la Guerra Civil, y aun la de Zambrano, a quien Bergamín parece querer incluir en el grupo, al confesárselo, según podemos interpretar; bastarían, decíamos, para sintetizar el contenido del libro: un panorama general, impresionista si se quiere, pero también íntimo, de una parte del exilio español, sobre todo de la amistad entre María Zambrano y Ramón Gaya, pero también de los amigos comunes que compartieron y sufrieron destino y de las gentes con quienes se cruzaron a lo largo del tiempo (el propio Bergamín, Juan Gil-Albert, Antonio Sánchez Barbudo o Elena Croce, entre otros…).
En estas cartas asistimos a las dificultades cotidianas (la búsqueda de un estudio o los problemas para cobrar según qué trabajos, por ejemplo…), los reencuentros felices tras años de separación y los viajes en común, la falta de continuidad, las ausencias y los silencios, las alegrías y el cariño, los desencuentros amargos y los reproches, la enfermedad, la precariedad constante (no sólo económica) y también somos testigos del fecundo intercambio espiritual e intelectual , eje central de este epistolario, entre Zambrano y Gaya en los años de Roma e intuimos la importancia que tuvo para la obra y el devenir de ambos aunque no sepamos comprender el alcance ni mucho menos expresarlo. Así, el lector asiste a la génesis y a los primeros pasos de dos de los libros fundamentales de Gaya (El sentimiento de la pintura y Velázquez, pájaro solitario), o de otros tantos artículos de Zambrano que germinarían, siempre más adelante, en forma de libro.
También nos muestran, unas veces abiertamente, otras entre líneas, los caracteres de ambos protagonistas, la determinación y la exigencia de Gaya, endurecido por la vida, o las debilidades de María Zambrano, acuciada por la enfermedad de su hermana, la incesante necesidad de atención por parte de ambas en sus soledades italianas o suizas.
En definitiva, estamos ante volumen que funciona como un documental, con postales, cartas manuscritas, fotografías, artículos en revistas, portadas de libros o cuadros, en cuya edición han colaborado amorosamente varias personas encabezadas por Isabel Verdejo, y que viene a continuar la publicación de todos los escritos de Gaya en la colección Biblioteca de Clásicos Contemporáneos de la editorial Pre-Textos, Obra completa (2010) y Cartas a sus amigos (2016) y nos puede servir como introducción a la lectura, o a la meditación, como gustaría decir María Zambrano, de la obra de ambos, a la vida de dos de los artistas e intelectuales españoles del siglo pasado que mejor han resistido el paso del tiempo y al recuerdo de una época, la del Exilio, de nuestra historia más reciente. Porque, como subraya Cristina Campo en una de las notas del libro, “descubrir a Gaya ha sido un gran consuelo para mi… es uno de esos libros, de esos hombres, que entran en nuestra vida de golpe y se quedan para siempre”.
Daniel Rosino, Librería Walden (Pamplona)

"Duelo de alfiles" de Vicente Valero

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Duelo de alfiles

Duelo de alfiles

Valero, Vicente

ISBN

978-84-16291-71-7

Editorial

Periférica

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A pesar de lo aparentemente distintos que son, el poeta ibicenco Vicente Valero ha ido fundando con sus libros en prosa un territorio cada vez más especial y cada vez más suyo, más reconocible, y lo ha conseguido no con recursos sofisticados o aparatosos sino, al contrario, con una sencillez muy trabajada, con una naturalidad creíble. Nunca la literatura ha dependido tanto de la realidad como en los últimos tiempos, y Vicente Valero ha conseguido hacer suya esa tendencia de un modo muy particular y notable. Su libro sobre Los extraños de su familia sorprendió incluso a quienes ya habíamos disfrutado mucho en 2004 con su ensayo sobre los Viajeros contemporáneos que habían visitado Ibiza en algún momento del siglo XX (entre ellos Walter Benjamin, Tristan Tzara, Pierre Drieu de la Rochelle o Albert Camus) o, en 2008, con su Diario de un acercamiento (donde acertaba a ver que “el pasado, del cual el poeta es vidente absoluto, debe servir para hacer fértil el presente. Esto es lo que se espera de un buen poeta”). Aquel primer título suyo en la editorial Periférica suponía un buen giro a su literatura y, aun contando cosas en principio veraces, la primera incursión de Valero en la narrativa, en la fabulación: los cuatro retratos de aquellos cuatro familiares casi fantasmales que no dejaron en la memoria mucho más que pocos y vagos datos, de los que se daba buena cuenta, formaron uno de esos libros llamados a convertirse en obra de culto, un clásico en esa historia paralela de la literatura que van tejiendo los lectores más finos.
Después llegaron El arte de la fuga (semblanzas muy personales de san Juan de la Cruz, Friedrich Hölderlin -“lo que amamos no es más que una sombra”- y Fernando Pessoa -“se puede ser muchos y seguir estando solo”-) y Las transiciones, una curiosa y bonita “novela de formación” en la que Valero volvía a cambiar completamente de registro sin cambiar en absoluto de melodía. Y en esa línea del cambio constante sin dejar de ser nítidamente él mismo, vuelve ahora a la estructura de Los extraños (en el sentido de que es un libro construido sobre cuatro historias) pero con un aire a El arte de la fuga, pues al cabo se trata aquí fundamentalmente de hablar sobre algunos autores especialmente frecuentados por Valero (Franz Kafka, Rainer Maria Rilke, Bertolt Brecht, Walter Benjamin…) y también a Las transiciones, dado que todo se cuenta desde una primera persona en principio veraz, en la que el propio autor ejercería de impostor de sí mismo, contando cuatro historias parciales en cuatro lugares distintos y con cuatro escritores principales al fondo (Brecht en Svendborg, Nietzsche en Turín, Kafka en Múnich, Rilke en Zúrich, Benjamin en todos…).
Duelo de alfiles aglutinaría, por tanto, todo lo hecho en prosa por él hasta hoy, pero introduce un hilo conductor inédito (aunque ya habló en Los extraños del tío ajedrecista, que aquí hace apenas un cameo como dueño de ese tablero portátil que Valero lleva a sus viajes). Es el ajedrez, en efecto, el tema que de algún modo va emparentando todas las historias: es un juego que queda definido como “la poesía de la inteligencia” y de hecho hay una frase que, como un estribillo, se lee en todas (“como afirman los grandes maestros de ajedrez, hasta dónde te puede llevar una partida siempre es un misterio”…), pero entre los cuatro bloques hay vínculos más claros aún y más potentes , y el principal es el de la investigación literaria, el de las conclusiones de estirpe intelectual que resultan de la visita a lugares habitados en su día por los escritores citados. “En realidad, no sé muy bien, no lo he sabido nunca, si me gusta viajar o no”, afirma Valero, y desde luego no le gusta sentirse un turista, aunque sabe que, técnicamente, lo es (y qué precioso aquel detalle del Diario de un acercamiento en el que nos contaba que los niños ibicencos de los años sesenta se disfrazaban “de turista” en los carnavales…), pero también es un turista atípico, en busca de historias o respuestas, un viajero de la escritura más que de la geografía, o incluso un explorador del pasado más que del presente. Y es también alguien que habla de sí mismo para despistar sobre sí mismo. Alguien que escribe la propia vida para indagar en vidas ajenas. La primera persona como recurso del pudor. El yo como pretexto. Lo están haciendo muchos en estos tiempos, pero pocos con el acierto y, prevemos, la perdurabilidad de Vicente Valero.
 

"Las sangres" de Audrée Wilhelmy

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Las sangres

Las sangres

Wilhelmy, Audrée

ISBN

978-84-16537-39-6

Editorial

Hoja de Lata Editorial

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Las sangres es un libro exquisito, escrito por la autora canadiense Audrée Wilhelmy, y publicado ahora por la editorial asturiana Hoja de Lata. Llega hasta nosotros traducido por Luisa Lucuix , con ilustraciones de la propia autora.
Encontramos aquí la fábula moderna de Barba Azul, el ogro del cuento clásico de Perrault. Féléor es un joven atractivo y rico, y sus siete esposas, fascinadas por la cruel y terrible leyenda que le persigue, nos cuentan, a través de sus diarios íntimos, las oscuras experiencias eróticas y amorosas que viven con él. Una octava voz, la del propio esposo, cierra cada uno de los relatos.
Tras licenciarse en Creación Literaria por la Universidad de Quebec, Audrée escribió Les Sangs (en su versión original) en 2013, como parte del trabajo final de su tesis doctoral de Estudios y Prácticas de las Artes. Publicó su primera novela, Oss, en 2011 y actualmente está trabajando en una nueva novela en la que las mujeres vuelven a ser protagonistas.
Cada una de las siete mujeres que retrata en los cuadernos personales de Las sangres es libre, independiente y absolutamente consciente de sus actos, dueña de su destino. Es un cuento de hadas feminista, moderno y sin secretos, en el que cada una siente y habla del sexo y el amor sin tapujos.
No podríamos entender los sentimientos y reacciones de la última esposa de Féleor sin leer los diarios íntimos de la primera. Escrito de manera inteligente y muy elegante, Las sangres se lee como una compilación de relatos y al terminarlo se ha convertido en un libro-joya, pues se devora de un tirón. Aviso a lectores: no deja levantarse del sofá hasta la última página. Apto para nuestros “replicantes”, os va a encantar.
Álvaro Muñoz Guillén y Cristina Sanmamed Prieto, La Puerta de Tannhäuser (Plasencia, Cáceres)

"Cara de pan" de Sara Mesa

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Cara de pan

Cara de pan

Mesa, Sara

ISBN

978-84-339-9861-3

Editorial

Editorial Anagrama

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Dice su autora que Cara de pan es una reescritura del cuento “A contrapelo” (VV.AA., Riesgo, Rata, 2017). En una de las capas de este cuento la narradora cuestiona la verosimilitud de su propia narración; puede que éste sea el punto de partida para el desarrollo de Cara de pan, una narración aparentemente sencilla (narrada en tercera persona, pero decantada hacia la voz de la protagonista adolescente), que parece entrar en terrenos de lo inverosímil: un hombre mayor desocupado y una adolescente de casi catorce años se encuentran cada día en un parque, en horario escolar (la niña falta a clase a escondidas de profesorado y familia) y entablan una relación; ésta sería la estructura superficial de la novela. Pero en un nivel de estructura, digamos, profunda, Cara de pan indaga en las dobleces del ser humano, en sus mecanismos para relatarse a sí mismo, su construcción de “la” verdad, esto es, nos habla de la mentira, de los prejuicios, de la condescendencia y de las barreras impuestas por la moral imperante.

Sara Mesa es especialista en sacarnos de nuestra zona de confort. Con sus vueltas e indagaciones en lo oscuro busca extrañarnos y darnos un toque de atención sobre la importancia del matiz. Como lectores, fácilmente podemos identificarnos con el personaje masculino de “Mustélidos” (Mala letra, Anagrama: 2016): “No sabía por qué [sus cuentos] le habían causado una inquietud indeterminada. […] la sutileza de la ambigüedad, las insinuaciones oscuras… eran demasiado turbadoras”. Es, sí, narradora de lo oscuro y turbador, y en su lectura disfrutamos precisamente de esa capacidad que tiene para incomodarnos. En Cara de pan, como en otros de sus libros (Cuatro por cuatro, Un incendio invisible), de nuevo está presente la ambigüedad en las relaciones entre adultos y niños. Me fascina que Sara Mesa sea capaz de dinamitar los tabús y los prejuicios que pesan sobre estas. Lo hace en Cara de pan a través del relato de una relación entre dos personajes (perdón por el adjetivo) “raros” (el “raro”, otro de los temas fetiches de Sara Mesa). Esa relación está abocada a un fracaso previamente constituido: denostada y censurada por todo tipo de instituciones (la familia, la escuela, la sociedad), sus protagonistas sólo pueden convertirse en víctimas de esa red de ideas heredadas, carente de matices y autocrítica. Es así como se instaura la mentira, el miedo y el silencio. Si el viejo es víctima de la ficción de la adolescente, ésta es víctima a su vez del miedo que le imponen las instancias superiores que gestionan su voluntad y libertad. Pero no nos engañemos, no hay condescendencia en la narración, ni pretensión por parte de su autora del establecimiento de una nueva moral, se invita al lector a la reflexión, y a volverse sobre lo hecho y lo dicho, y a asomarse a un mundo de ficción que se parece mucho al mundo real, con sus aristas y dobles fondos, con sus contradicciones y perversiones.

Irma Amado, Librería Numax (Santiago de Compostela)

"Los asquerosos" de Santiago Lorenzo

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Los asquerosos

Los asquerosos

Lorenzo, Santiago

ISBN

978-84-17059-99-6

Editorial

Blackie Books

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Hasta ahora mi libro favorito de Santiago Lorenzo era Los millones, pero creo que esta novela lo supera. Me gusta mucho el humor de este autor, así como sus personajes, con los que empatizas de inmediato, y el peculiar estilo de sus libros, o el vocabulario, rebuscado en unos casos y directamente inventado en otros…
Ahora, en Los asquerosos, el inimitable escritor de Portugalete nos cuenta la historia de Manuel, que impremeditadamente hiere con un destornillador a un policía que le quería pegar, y ante el futuro desastroso que imagina huye y se esconde en una aldea abandonada, donde su cuerpo sobrevive gracias a las entregas de un supermercado que le gestiona su tío, y su alma a través de los libros de la colección Austral que encuentra abandonados en la casa… La contracubierta habla, con buen tino, de un “nuevo Robinson Crusoe”, pero es fácil detectar también una desternillante parodia del famoso capítulo titulado “Economía” de Walden, donde Thoreau explicó cómo resolvía las necesidades o carencias materiales. De hecho, a lo largo de toda la novela se percibe cierto pitorreo ante la moda de la ‘nature writing’, pero abordado con enorme gracia. Lo más curioso es que el personaje acaba por inspirar envidia, dan ganas de vivir como él, liberado de todo lo social y lanzado a una aventura gozosa, neomística (“su amor por la pobreza empezaba a ser lujuria”…) en un lugar donde “a veces llovía tanto que olía a sardinas”… Y hasta se podría rastrear un homenaje cervantino: no podemos desvelar mucho, pero, como la de don Quijote, la segunda salida de Manuel es la definitiva, en un desenlace realmente hermoso…
Una novela estupenda, en fin, que además nos habla de la despoblación en las zonas rurales, de la posibilidad de vivir con menos, del “postureo” de la vida en el campo. Para disfrutar y discutir.
Estrella García, Librería Oletvm (Valladolid)