Más libros de la semana de Literatura

"Un domingo en el campo", de Pierre Bost

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Un domingo en el campo

Un domingo en el campo

Bost, Pierre

ISBN

978-84-16544-58-5

Editorial

Errata Naturae Editores

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Al final, cuando alguna vez toque hablar en serio, seguramente habrá que concluir que no hay literatura superior a esa en la que aparentemente no sucede nada y en la que sin embargo, agazapadas, palpitan cosas tremendas. Los franceses han sabido hacer eso bien, sobre todo en el cine, y la verdad es que lo que consigue Pierre Bost en las setenta páginas de Un domingo en el campo es, en ese sentido, casi sobrenatural dentro de su cotidianeidad extrema, de su aparente paz. La crónica de la rutina dominical de un viejo pintor viudo, visitado como cada semana por su atareado, cariñoso y responsable hijo (con su propia familia a cuestas) y, más sorprendentemente, la irrupción de su hija soltera, aturullada y emprendedora, va tejiendo sin grandes secretos ni sobresaltos una narración elegante, inteligente y cómoda que sin embargo estalla en su doble final: uno es tan sereno y plácido como toda la narración, y el otro, cinco líneas más abajo, es verdaderamente impactante, casi brutal, como en realidad lo ha sido (lo comprendemos definitivamente ahora) toda la narración…
Un narrador sabio y veterano (“Los problemas se resuelven pronto; la pena es tener que plantearlos”) y episódicamente irónico (“Marie-Thérèse tenía prácticamente todas las virtudes, pero muy escondidas”) va asistiendo a los sucesos más o menos banales de ese domingo con la mirada del personaje que ocupe en cada momento su atención, proyectando sus sentimientos, sus inquietudes o sus intereses. El protagonista, y por tanto la perspectiva central, es el señor Ladmiral, en el crepúsculo de una vida consagrada al arte figurativo y más o menos realista en unos años en los que ya explotaban y triunfaban otras vanguardias, algo que él supo vivir con calma y encajar con deportividad, pues siempre tuvo su público y su prestigio y hasta su Legión de Honor. Pero ha llegado el tiempo del balance, y los domingos toca pensar en esos visitantes a los que él mismo engendró, deseando estar creando sus dos principales obras maestras : “A los hijos les cuesta tanto aceptar aquello que les fastidia de sus padres que nunca entienden que los padres deben hacer un esfuerzo aún mayor”.
No se nos ocurre ninguna excusa aceptable para no leer esta brevísima nouvelle de 1945, tan superior a la narrativa breve que después han practicado tantos de sus compatriotas, muchos de los cuales sí caen en lo trivial, lo puramente anecdótico, lo superficial, lo insignificante. Pierre Bost, ayudado ahora por la traducción de Regina López Muñoz, consigue condensar en poquísimas páginas toda una teoría de la familia que otros no conseguiríamos expresar o sugerir ni en toda una nueva “comedia humana”, y lo hace no exactamente con economía de recursos (pues las habilidades literarias destellan por todos lados) sino por la gestión de los mismos, como quien siembra discretamente un campo y se sienta a comprobar cómo el lector acierta a cosecharlo por completo, sin olvidar ni uno solo de los muchos frutos plantados allí. No lo parece pero esta novelita es una fiesta, sin disfraces pero llena de regalos.

"Cuando sale la reclusa", de Fred Vargas

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Cuando sale la reclusa

Cuando sale la reclusa

Vargas, Fred

ISBN

978-84-17308-12-4

Editorial

Siruela

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Reclusa:
1. Adj. Fem. Encarcelada o presa.
2. Tipo de araña conocida con el nombre en latín de Loxosceles rufescens.
Recientemente ha regresado a las librerías la escritora francesa Fred Vargas. Y en esta ocasión lo ha hecho para hablarnos de la reclusa, una araña venenosa pero también una práctica religiosa más propia de la Edad Media. Todo ello entretejido con una historia de abusos, traiciones y venganzas que sólo la capacidad intuitiva y tranquila de un comisario como Adamsberg puede dilucidar.
Con Cuando sale la reclusa Vargas retoma la historia de Adamsberg donde la dejamos en la anterior entrega. El comisario, recién llegado de una estancia en Islandia, donde se desarrolló una parte de Tiempos de hielo, se incorporará a su trabajo para investigar un delito sin mayor importancia que le llevará a descubrir una serie de noticias inusuales sobre ataques mortales de una introvertida araña. La trama principal se ve acompañada de subtramas que se desarrollan en el seno de la brigada y que son un reflejo de los problemas y de las relaciones sociales. A raíz de estas situaciones se va a desarrollar una obra de gran calidad literaria que va más allá de la novela negra que es habitual encontrar en librerías. Cuando sale la reclusa afianza a Fred Vargas como una de las autoras más destacadas del panorama literario mundial, y es la demostración definitiva de que la autora es capaz de superarse obra tras obra. Sólo el futuro sabe los grandes libros que nos quedan por leer y que saldrán de su pluma.
No hay duda de que es, sin duda, merecedora del premio Princesa de Asturias de las Letras. Un premio que también demuestra el excepcional trabajo que han realizado sus editores y que reconoce a la novela negra el lugar que merece.
Por todo esto, para nosotros es una de las autoras más recomendables desde que editó su primera novela hasta hoy, y por ello no nos hemos cansado nunca de difundir su trabajo.
Librería Ícaro (Segovia)

"Correo literario", de Wisława Szymborska

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Correo Literario

Correo Literario

Szymborska, Wislawa

ISBN

978-84-17281-18-2

Editorial

Nórdica Libros

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Si las estadísticas lectoras (y nuestra propia experiencia al respecto) no nos engañan, la mayoría de clientes pasarán de largo de este libro al verlo ya no en la sección de poesía sino, todavía peor, en la de teoría literaria, y es una lástima porque están así renunciando al libro más inteligente, divertido y literalmente desternillante del mundo.

No, no exageramos: es un libro con el que soñábamos desde que hace tres años apareció en español la maravillosa Trastos, recuerdos. Una biografía de Wisława Szymborska, de las periodistas polacas Anna Bikont y Joanna Szczęsna. El capítulo 9 de aquel libro se titulaba “Quince años en Żicie Literackie“, y reproducía ya, al tiempo que las glosaba, alguna de las respuestas que, anónimamente, dio Szymborska a los candidatos a escritor que enviaban sus tentativas, más tímidas o más altivas, a esa publicación: “Recordaba también que no se debe sucumbir en exceso a las emociones y que de los sentimientos más nobles podían nacer poemas malos”, “También aconsejaba mirar con lupa las palabras y hacer uso de las grandilocuentes con el comedimiento de un boticario“…

El libro que Nórdica Libros ha puesto ahora en nuestras manos, traducido por Abel Murcia y Katarzyna Mołoniewicz, es una importante selección de los más chispeantes y reveladores veredictosque aquellos originales le  merecieron, con los cuales la poeta levanta, como quien no quiere la cosa, toda una teoría general de la escritura que resulta francamente reconfortante, por lúcida, modesta y alérgica a los intrusos que la literatura ha tenido que sufrir en toda época y todo lugar. Y siendo sus poemas tan buenos como son, lo cierto es que Szymborska tal vez brillaba incluso más en sus ensayos, sus cartas, sus informes de lectura, y esta antología es, en ese sentido, un verdadero banquete, y un libro simplemente necesario para cualquiera que pretenda sentarse a escribir sus cosas o, sobre todo, para cualquiera que se proponga enseñarlas.
Es muy tentador ofrecer aquí una pequeña antología de la antología, pero son tantos los apuntes geniales, tantas las intuiciones exactas, tantos los consejos impagables… que hemos de renunciar, emplazando a todo el mundo a la lectura inmediata del libro, con el mismo espíritu con el que las autoridades sanitarias obligan a vacunarse. Pero adelantaremos que Szymborska defendía para los escritores una combinación de talento innato (algo que juzgaba simplemente necesario) y de trabajo, de perseverancia, de esfuerzo… y también de paciencia, de mesura: tan peligroso como lanzarse a escribir con excesiva precocidad (“El éxito de un debut juvenil depende sobre todo de la frescura de la imaginación y de una forma de mirar el mundo no rutinaria”) es acostumbrarse a la fecundidad, que te guste demasiado lo que tú mismo escribes y pierdas el criterio (la poesía es una fiesta, y ésta, por definición, “no se da todos los días, sino sólo muy de vez en cuando, es el fruto de un estado excepcional, una feliz casualidad. Ni siquiera los poetas con un gran bagaje literario están habituados a escribir poemas. A no se que ya no sean poetas”…). Lo demás, en el libro (y lo demás no es silencio, sino el mayor de los jolgorios).

"Mi vida sin microondas", de Amelia Pérez de Villar

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Mi vida sin microondas

Mi vida sin microondas

Pérez de Villar, Amelia

ISBN

978-84-17425-14-2

Editorial

Fórcola Ediciones

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La escritora madrileña Amelia Pérez de Villar acaba de publicar Mi vida sin microondas, una novela magnífica impregnada de vida cotidiana, con un ritmo narrativo que sólo tienen las historias que no te permiten soltar el libro hasta la última línea.
Clara es una mujer honesta que decidió casarse por amor y su vida ha girado en torno a su familia, dejando de lado sus sueños y adaptándose a las necesidades de los suyos; sus dos hijos son el epicentro, y su madre el bastión en el que se apoya. Una mujer que niega su realidad, que se engaña para no ver lo que tiene ante sí. Su matrimonio se rompe, todo salta por los aires cuando en un momento crucial abre los ojos y se enfrenta a la verdad, su marido es infiel y su vida es una gran mentira. En la novela la mayoría de los personajes masculinos aparecen como meras sombras que habitan esta realidad compleja.
La libertad y la mentira la acompañan en su mudanza. Empieza la historia de una búsqueda, la lucha de una mujer sola por encontrarse a sí misma en una sociedad que no se lo pone nada fácil, y que trata de abrirse camino curándose las heridas al mismo tiempo. Un cambio de casa, una radiografía costumbrista de un barrio, sus tiendas y sus gentes y, por encima de todo, la adaptación de Clara a sus nuevas necesidades básicas, sin recursos económicos y ¡sin microondas! La realidad y el deseo, la libertad y sus consecuencias. Su conciencia y, con ella, la verdad vienen dadas a través de una voz que le hace volver siempre a la realidad: esa voz la representa una amiga sincera. La amistad es muy importante en la búsqueda de sí misma, tan perdida que no sabe ya quién es. En el fondo nada ni nadie es inocente, todos tenemos secretos y casi nadie tiene el valor de vivir su vida como le gustaría hacerlo.
Pilar Eusamio Zambrana, Librería Los Editores (Madrid)

"La hazaña secreta", de Ismael Grasa

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La hazaña secreta

La hazaña secreta

Grasa, Ismael

ISBN

978-84-17141-57-8

Editorial

TURNER PUBLICACIONES

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En un mundo ideal no haría falta un libro como éste, se daría por consabido todo (o casi todo…) lo que se lee en él. Y es que Ismael Grasa, en efecto, ha escrito un pequeño tratado para hacer su aportación a otra sociedad posible y mejor en la que todo (o casi todo…) lo que aquí leemos sean obviedades (los ciclistas no han de invadir la zona de los peatones, no debemos producir un ruido que moleste a los demás, hay que asearse…). Ójala este libro fuese innecesario, queremos decir, aunque, por otra parte, que no lo sea tiene la ventaja de que hemos podido leerlo, y esa lectura ha sido una verdadera delicia, y es en sí uno de esos actos cívicos y virtuosos y edificantes que en sus páginas se defienden de un modo tan firme y siempre (o casi siempre…) convincente.
Pero hemos arrancado mal, porque de ninguna manera estamos ante un ensayo tan previsible como tal vez haya podido parecer en el anterior párrafo. Hay en La hazaña secreta (gran título, procedente de una novela de Ramón Gómez de la Serna) un buen montón de reflexiones sorprendentes, o de certezas clásicas formuladas de una forma nueva y refrescante, divertida y lúcida. Porque ésa es otra de las características que no podemos dejar de apuntar: este libro está escrito con esa misma sencillez que él aplaude a la hora de enfrentarse a todo, pero a pesar de ello (o, pensamos, precisamente por ello) está realmente bien escrito, con brillantez y con un aliento y un tono que conectan directamente con los grandes moralistas (“moralista” es una palabra que casi siempre se usa ya con intenciones peyorativas y que, sin embargo, seguramente Grasa agradecería, pues en el buen sentido de la palabra designa a aquel que discierne lo bueno de lo malo y sabe explicarlo, enseñarlo y defenderlo con las armas de la razón, pues se puede ser moralista sin ponerse demasiado dogmático…). La genealogía de este libro se remonta a la Antigüedad (no hay que olvidar que su autor es profesor de Filosofía) y, pasando por Montaigne –a quien Grasa cita y glosa–, conectaría –más en lo estilístico que en lo ideológico– con un Thoreau o un William Morris, pues el modo de razonar y sentenciar es a veces semejante, aunque Grasa no busca grandes cambios sociales sino más bien lo contrario: propone un retorno a cortesías interpersonales y consideraciones sociales que un día fueron elementales y que hoy están en clara decadencia.
El tema del libro es la ejemplaridad (concepto que años atrás puso de moda Javier Gomá, otro buen moralista), que Grasa denomina, con esa sencillez amable de la que hablábamos, “la vida nueva”. Se habla en el libro de “gimnasia moral” y, en un hallazgo especialmente feliz, de la necesidad de “aprobar el presente” (en el sentido de superarlo, y si es mejor con buena nota), pero todo está trufado de aforismos emboscados, de máximas agazapadas, de proverbios estupendos (“quizá la mejor campaña por la lectura sea un hombre que lee a solas y guarda luego su libro”; no hay verdadero heroísmo, ni virtud, donde falta el aprecio por la vida”; “Lo que quizá haga valiosa nuestra esperanza es que no tenemos ninguna razón para tenerla”…). Cada uno de los textos va rematado por una cita de alguna fuente ajena, y se agradece que preste tanta atención a la poesía (y que elija tan bien a los poetas: Philip Larkin, Sol Acín, Eloy Sánchez Rosillo…), pero en el resto de libros utilizados destacan otros efectivamente magistrales, como las cartas de Saul Bellow, las crónicas de Augusto Assía o los ensayos de Natalia Ginzburg.
Que el libro sea impecable no quiere decir que sea indiscutible (al leerlo no hemos de sentirnos mal por no afeitarnos precisamente todos los días, o por si regalar objetos de oro es una de las últimas cosas que se nos ocurrirían en este mundo, o por descontado no nos ha de preocupar qué pensaría Grasa de nuestro “torpe aliño indumentario”, si es que hemos decidido que sea ése nuestro aspecto –o, mejor, si es que esa dejadez que él critica es genuina precisamente porque no hemos tomado nunca ninguna decisión al respecto–…), pero desde luego al buen lector el tono le caerá bien desde la primera línea, y encuentra también la complicidad inmediata de aquellos que buscamos o que celebramos la calidad civil, la convivencia digna y decente, la preservación de las buenas formas. Son términos anticuados, sí, pero necesarios. Y sobre todo insiste en la buena disposición hacia el mundo, en estar sabiamente preparados para recibir lo que venga y afrontarlo con madurez, serenidad y gallardía. A veces vendrán penurias, enfermedades y decepciones, pero otras llegarán alegrías inesperadas, reconocimientos, helados de limón y libros como éste.

"Noche", de Bernard Minier

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Noche

Noche

Minier, Bernard

ISBN

978-84-9838-846-6

Editorial

SALAMANDRA

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Acabo de terminar de leer Noche, de Bernard Minier, y me ha encantado. Me parece un libro que se puede recomendar sin ningún tipo de dudas a cualquier persona que busque un buen thriller policiaco.
Yo conocía a Minier por No apagues la luz, la anterior novela protagonizada por Martin Servaz, y Noche es ya la cuarta novela de este personaje, pero eso no importa demasiado porque son bastante independientes, y ésta es una maravilla desde el primer capítulo, en un tren nocturno en Noruega, hasta el último, en la idílica Hallstat austriaca. Se mantiene el ritmo, el misterio y la intriga durante toda la novela.
Julian Hirtman es un psicópata con el que se enfrentó Servaz en anteriores novelas (insisto en que no hace falta conocerlo: todos vimos Titanic sabiendo que se hundía el barco, así que si lees esta novela luego puedes resolver el puzle de las anteriores, que lamentablemente están agotadas ahora, aunque conozcas el final… de momento). Aquí Hirtman comienza a dejar pistas para que Servaz una fuerzas con Kirsten Nigaard, una agente de la policía noruega que se encarga de investigar el primer asesinato de la novela. Tras varios giros en la investigación y varias tramas complementarias, el duelo final entre Hirtman y Servaz es maravilloso, con un desenlace inesperado, y el epílogo encierra una nueva sorpresa en el último párrafo de la novela que hace lamentar no saber francés para poder leer ya mismo Soers (Hermanas), el siguiente caso de Servaz, no traducido todavía al español.
Bien dicen en la faja que Julian Hirtman es el psicópata más despiadado desde Hannibal Lecter, pues en Noche lo demuestra con creces: mucho están tardando en hacer una película (o una serie, que el caso da para serie…).
PD: La novela, traducida por Mª Dolors Gallart Iglesias, tiene banda sonora de Mahler, ¡y dan muchas ganas de escucharlo mientras se lee!
Arturo García, Librería Santos Ochoa (Logroño)

"Poesía reunida", de Wallace Stevens

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Poesía reunida

Poesía reunida

Stevens, Wallace

ISBN

978-84-264-0500-5

Editorial

LUMEN

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Durante varios años hubo quienes, por decirlo suavemente, fuimos poco tolerantes con la llamada “poesía hermética”. Considerábamos que si una persona de inteligencia media y con una cierta experiencia lectora no entendía un poema, el problema no era de esa persona, sino del poema. La poesía, en fin, debía ser finalmente inteligible: tal vez era bueno que los versos no se entendieran completamente (nada peor que esos poemas “de usar y tirar” que, una vez que se han leído, ya se han leído para siempre, sin que, por planos u obvios, aporten nada nuevo en sucesivas lecturas), tal vez no era necesario entenderlos “a la primera”, tal vez no era preocupante que determinadas personas no los entendiesen en absoluto…, pero si un lector competente no entendía de una forma suficientemente satisfactoria un poema escrito en su lengua natal o bien traducido, estaríamos hablando de un poema fallido, un experimento fracasado, y no de un lector negligente o limitado o perezoso… Con el tiempo, y tras leer a ciertos poetas “difíciles” pero extraordinarios, fuimos suavizando esa convicción, aceptando que a veces no hace falta entender completamente un poema para comprenderlo o asumirlo plenamente, y comprobamos que hay poetas que, por pura coherencia, por honestidad literaria, se sirven de un universo muy particular, un lenguaje muy suyo y a veces intransferible, para expresar aquello que necesiten decir. La poesía, en fin, no tenía que ser informativa, sino meramente comunicativa, y bastaba con aportar al lector una “sensación” más que una “noticia” o, por supuesto, una anécdota banal.
Hay autores, en fin, a cuya puerta hay que llamar varias veces para conseguir entrar en su casa, en su mundo, en su “idioma”. Ahora Andreu Jaume ha recopilado y prologado para la editorial Lumen la Poesía reunida (que no completa) del estadounidense Wallace Stevens, y nos brindan así una ocasión extraordinaria para insistir en esa lectura y, con un poco de esfuerzo, franquear por fin el umbral de un poeta no exageradamente complicado pero, desde luego, no sencillo. Stevens a veces se decora en exceso, de vez en cuando se le va de las manos su afán juguetón o experimental (ese exceso de ironía o esa exhibición de inteligencia que tanto –y no siempre positivamente– ha influido en los poetas españoles nacidos en los años 70) pero en las muy frecuentes ocasiones en que acierta con la forma, el tono y, sobre todo, lo que dice (que ha de ser, al cabo, lo que más cuente) es realmente deslumbrante, destellante: “¿Fracasará nuestra sangre? ¿Llegará ésta a ser / sangre del paraíso? Y la tierra, ¿se asemejará / al paraíso que conoceremos? / El cielo estará entonces más próximo que ahora, / una parte de esfuerzo y otra más de dolor, / y, cercano, en la gloria, el amor perdurable, / no este azul que separa, indiferente”.
“La muerte es la madre de la belleza”, afirma Stevens en ese mismo poema, y allí ya late la naturaleza aforista del poeta, de la que este volumen también da buena cuenta, pues recoge en apendice los aforismos completos, dispersos por varios libros. En esas sentencias nos encontramos de nuevo a todos los Stevens posibles: el brillante, el provocador, el exacto, el filósofo, el poeta, el teórico, el profesoral, el vagamente confesional, el francamente equivocado incluso aunque entendamos su juego (“La vida es el reflejo de la literatura”) o el que en los apuntes metapoéticos da pistas cruciales sobre sus propios versos (“La poesía no es personal”…).
Stevens es mucho mejor en los poemas, como en las maravillosas “Trece maneras de mirar un mirlo” (ese poema en el que se revela algo tan impactante como que “A man and a woman / Are one. / A man and a woman and a blackbird / Are one”…) o “El hombre de la guitarra azul”, un poema realmente importante, una defensa de la diferencia que es acaso parcialmente discutible en lo que dice pero incontestable en su forma de decirlo, y con alguna sección sublime, como la XI, en la que “el hacedor de algo aún por hacer” afirma que “En las piedras la hiedra, lentamente, / se convierte en las piedras. Las mujeres // en ciudades, los niños en los campos / y oleadas de hombres se convierten en mar. // Es el acorde falsificador. / Revierte el mar después sobre los hombres, // los campos se apoderan de los niños…”. No se puede decir más… pero Stevens lo hizo.
 

"Un final para Benjamin Walter", de Álex Chico

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UN FINAL PARA BENJAMIN WALTER

UN FINAL PARA BENJAMIN WALTER

Chico Álex

ISBN

978-84-15934-46-2

Editorial

CANDAYA,S.L

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Setenta y cuatro años después de que el escritor Walter Benjamin intentase, junto con otro grupo de emigrados, huir de la guerra camino de América atravesando los Pirineos por el pequeño pueblo de Portbou, Álex Chico se propone viajar a la frontera para reconstruir los últimos momentos antes de su misteriosa muerte en ese enclave entre dos países. Lo que en principio parece una búsqueda del lugar de la desaparición del escritor se convierte en una vuelta al pasado, a los sitios abandonados, a la naturaleza marcada por los hechos acaecidos en esa historia no tan reciente, como una especie de exploración en el tiempo que también afectará al narrador. Un final para Benjamin Walter está escrita conjugando el diario, la crónica de viaje, el ensayo y la novela. Álex Chico nos va seduciendo con este puzle de materiales convertido en un relato, fragmentado, entre el lugar y el personaje y plagado de reflexiones sobre el exilio, la emigración, el suicidio del escritor, la famosa maleta con los escritos, etcétera. También se muestra como un diario literario que intenta documentar y relacionar la historia propia y la ajena, la pertenencia a geografías distintas, la búsqueda de la voz de los lugares, mudos en apariencia, lo conocido en lo desconocido. Su prosa está despojada de artificios, es limpia, poética siempre y a veces melancólica, como si hubiese sido pergeñada por un escritor extremeño afincado en Barcelona sobre un intelectual alemán con trágico final…
Álex Chico cita a Jorge Carrión: “Viajamos para descubrir, pero también para reconocer. Sólo el equilibrio entre esas dos acciones nos proporciona el placer que buscamos en los viajes”. Y luego escribe: “Creo que Portbou tiene para mí ese significado. Un lugar desconocido que me resultaba extrañamente familiar, como un pariente lejano que regresa para darte a conocer algo sobre lo que no sabías absolutamente nada… Sé que Portbou no sólo habla de mí. Cualquier territorio es, antes que nada, un estado de ánimo, una manera de ser y de interpretar el mundo. Por eso, cada vez que leía algo nuevo de Walter Benjamin tenía la sensación de que no existía lugar más apropiado para poner fin a su vida”.  Setenta y siete años después, una editorial estupenda, Candaya, decide publicar este maravilloso libro.
Julia Millán, Librería Antígona (Zaragoza)