Cómics de la semana - Zona Cómic

Han pasado unos cuantos años desde que en 1982 debutaran Maggie y Hopey en Love & Rockets, el fanzine creado por los hermanos Hernández tan solo un año antes. Jaime Hernández, uno de los historietistas más importantes del cómic independiente estadounidense, daba vida en la serie Locas a esas dos amigas adolescentes: Maggie Chascarrillo y Esperanza Letizia Glass “Hopey”, dos quinceañeras inmersas en la esfera punk de principios de los 80 entre las que nacerá una relación temperamental y tumultuosa.

Las aventuras cotidianas de Maggie y Hopey, junto otras amigas,  acompañaron a muchos lectores (en España a través de la revista El Vibora, que las incorporó a finales de los 80) que fueron creciendo junto a ellas y que se pueden leer en los tres tomos (Locas 1, Locas 2, Locas 3) que recopila Ediciones La Cúpula. Una publicación “slice of life” narrada de manera brillante llena de vivencias entrañables en la que no faltan situaciones más duras propias de la adolescencia y del camino hacia la madurez. Una obra considerada “una de las cimas artísticas y narrativas de la historia del cómic”.

Si en Chapuzas de amor Jaime Hernández nos desvelaba secretos sobre la familia de Maggie, y en La educación de Hopey Glass nos muestra los esfuerzos de Hopey por integrarse en su nuevo trabajo como auxiliar de maestra, en ¿Es así como me ves? el autor nos resuelve una de las grandes dudas que nos podían quedar: cómo ha pasado la vida para ellas.

Maggie y Hopey vuelven a Hoppers, o como lo llaman, Huerta, dejando en casa a sus parejas. Tienen pareja  y Hopey un niño de cinco años. Huerta, a las afueras de Los Ángeles, es el viejo vecindario donde crecieron. La excusa es una reunión de las viejas bandas punk que rompían la pana en la escena musical subterránea de hace treinta años.

Un viaje para reencontrarse con su pasado, con sus recuerdos, en el que habrá alegrías y decepciones. “La juventud sigue siendo invulnerable pero ya no es en ellos diamante sino carbón. Combustible. Y en el fondo late la sensación última de que, por más que cambien las cosas, todo sigue más o menos igual. Más o menos bien”. Una narración brillante, sin aspavientos, donde el autor californiano vuelve a demostrar en sus dibujos su dominio sobre el blanco y negro.

Para quienes leyeron Locas este ¿Es así como me ves? resulta un cómic imprescindible. Para los que por edad no lo hicieron en su momento ni en las recopilaciones posteriores, merece la pena su lectura y adentrarse en las vidas de estas amigas y conocer, si todavía no lo han hecho, la obra de Jaime Hernández .

Un cómic que ha sido uno de los más valorados por las librerías independientes de Zona Cómic y que forma parte de nuestro póster de enero de 2020.

Víctor Solana recogía emocionado el jueves 12 de diciembre dos de los Premios del Cómic Aragonés (Viñetario – Salón del Cómic de Zaragoza) por su obra El subsuelo, publicado por la editorial  Gp Ediciones dentro de su colección Thermozero. Y no era para menos ya que El subsuelo suponía el debut en formato largo de este dibujante aragonés en el mundo del cómic. Solana era favorito para subir al escenario del Centro Cívico Universidad de Zaragoza ya que contaba con tres nominaciones del jurado. Y lo hizo en dos ocasiones. Para recoger el premio de Mejor obra aragonesa y el de Mejor dibujo.

En junio de 2019 la Asociación de Críticos y Divulgadores de Cómic de España (ACDCómic) incluyó esta novela gráfica en su primera selección de Esenciales de 2019 junto a obras como Carne de cañón de Aroha Travé (La Cúpula), Devilman. The first de Go Nagai (Panini), En un rayo de sol de Tillie Walden (La Cúpula) o Ventiladores Clyde de Seth (Salamandra Graphic). Jesús Jiménez, de @vinetabocadillo (RTVE) la definía como “la historia de una sociedad subterránea inspirada en el mito de la Caverna de Platón y 1984, de George Orwell”.

Víctor Solana nació en Zaragoza en 1985 y es licenciado en Bellas Artes por la Universidad de San Carlos de Valencia. El primer contacto con su obra dentro del cómic nos llegó en 2014 a través de las páginas del último número de la revista Thermozero. Su historieta Sucedió en el subsuelo nos acercaba ya a ese mundo distópico, cruel y grotesco, que ahora plasma en El Subsuelo. Thermozero no fue su único coqueteo con el cómic y podemos encontrar colaboraciones suyas en otras revistas y fanzines como Voluntas Aragón o Carne Negra. Su obra pictórica gira también en torno a personajes de gran fuerza expresiva donde el dolor, la tristeza y la soledad son una constante. Con El subsuelo logra encajar todo ese imaginario dentro de una sociedad sometida a un poder absoluto, la religión y las drogas (krank).

Con reminiscencias de grandes clásicos de la literatura (1984, Un mundo feliz) y de la viñeta (El Incal), Víctor Solana construye una absorbente novela gráfica. Ciudad Gas vive sumida en el sueño del krank, una potente droga que anestesia a la población y le hace olvidar que vive bajo un régimen en el que sus pensamientos son escudriñados hasta las últimas consecuencias. Con todo, la ladrona ciega Dulze no pierde la esperanza: ella habla con Sol, un dios misericordioso que la anima a levantarse contra el opresor. Sin embargo, alcanzar la luz exigirá un baño de sangre…

El color juega un papel fundamental en este cómic de 184 páginas. Solana trabaja con el rojo y el azul que alterna según le exige su guión, dando intensidad o calma a la historia.

Una novela gráfica para leer y un dibujante al que seguir.

Rompepistas es una adaptación al cómic de Rosa Codina de la novela del mismo título de Kiko Amat, publicada por Anagrama en 2008 y ambientada en un pequeño pueblo de la periferia de Barcelona donde el protagonista llamado Rompepistais toca un grupo de música punk, junto Clarianam la chica con la que acaba de romper una relación y su mejor amigo, Carnaval.

La novela y la adaptación al cómic de Rosa Codina en este su primer trabajo, nos cuentan la vida y aventuras de estos jóvenes sin futuro y de sus amigos punks y skins, a través de las noches de juergas de alcohol y drogas, las peleas contra las bandas de otros pueblos y la convivencia en casa de sus familias, todo ello con una mirada triste pero también con la esperanza de que nuestros protagonistas puedan encontrar una salida.

Rosa Codina combina el color y el blanco y negro y nos demuestra que domina el dibujo de manera muy natural, como si lo que hace no requiriera un gran esfuerzo, pero también la narración está muy bien resuelta. Un libro de 240 páginas que se devora de un tirón.

Hay que agradecer a editorial La Cúpula que incluya en su catálogo nuevas artistas y les permita publicar sus primeros trabajos, ya que las obras de Rosa Codina o el reciente Carne de cañón de Aroha Travé, publicada hace unos meses, nos han devuelto a la memoria aquellos tiempos de cómic gamberro y punki que nos traen muy buenos recuerdos de la revista El Víbora.

Ferrán de Universal Cómics.